¡®Nunca nos contamos lo que pas¨®¡¯, de Natalia Junquera: pasi¨®n por el buen periodismo y la memoria hist¨®rica

La periodista de EL PA?S Natalia Junquera ha escrito una novela entretenida y emocionante sobre una periodista ¡ª?Bel¨¦n, pero bien podr¨ªa llamarse Natalia¡ª que, agotada por la deriva sectaria e incompetente de su peri¨®dico, se pide una excedencia para entregarse en cuerpo y alma a una gran historia por la que su medio no muestra ning¨²n inter¨¦s: la reconstrucci¨®n de unos fusilamientos perpetrados por la Falange en un pueblo de la Espa?a vaciada, en los inicios de la Guerra Civil, con el objetivo ¨²ltimo de...

La periodista de EL PA?S Natalia Junquera ha escrito una novela entretenida y emocionante sobre una periodista ¡ª?Bel¨¦n, pero bien podr¨ªa llamarse Natalia¡ª que, agotada por la deriva sectaria e incompetente de su peri¨®dico, se pide una excedencia para entregarse en cuerpo y alma a una gran historia por la que su medio no muestra ning¨²n inter¨¦s: la reconstrucci¨®n de unos fusilamientos perpetrados por la Falange en un pueblo de la Espa?a vaciada, en los inicios de la Guerra Civil, con el objetivo ¨²ltimo de identificar la fosa y exhumar los restos para poder, por fin, restituir la dignidad a las v¨ªctimas y que las heridas empiecen a cicatrizar casi nueve d¨¦cadas despu¨¦s.

Ese peri¨®dico a la deriva e insensible a las buenas historias se llama en la novela El D¨ªa, pero est¨¢ muy claramente inspirado en lo que la autora vivi¨® en EL PA?S de la ¨¦poca de Antonio Ca?o (2014-2018), unos a?os en que el grueso de la Redacci¨®n sinti¨® que el peri¨®dico se desplazaba hacia posiciones cada vez m¨¢s alejadas de su tradici¨®n progresista y que lo hac¨ªa, adem¨¢s, pilotado desde la tiran¨ªa y la incompetencia.

El resultado es mucho m¨¢s que una interesante novela que discurre en un contexto muy real: es tambi¨¦n una excelente cr¨®nica sobre la decadencia de los medios ¡ªque, afortunadamente, no es irreversible cuando se rectifica y se recupera el prop¨®sito y el modelo de negocio¡ª, sobre la pasi¨®n de los y las periodistas por seguir comprometidos con la b¨²squeda de la verdad y las coberturas m¨¢s ¨²tiles para la sociedad, y tambi¨¦n sobre la que ha sido una de las grandes historias en la Espa?a de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas: el proceso por el que los nietos, despojados ya de los miedos y los tab¨²es impuestos durante la Transici¨®n, empezaron a buscar los restos de sus abuelos fusilados durante la Guerra Civil, inicialmente sin ning¨²n tipo de ayuda p¨²blica y teniendo que enfrentarse a un espeso manto de silencio y de intereses que trataba de impedir lo que finalmente se est¨¢ logrando gracias a la fuerza de la ciudadan¨ªa organizada.

La novela es todas estas cosas y todav¨ªa algo m¨¢s: un aut¨¦ntico manual pr¨¢ctico de buen periodismo, que en ocasiones exige mucha pasi¨®n, un punto de inconsciencia y, sobre todo, un verdadero compromiso por hacer aflorar la verdad y aspirar a ser ¨²til a la gente corriente y no solo un instrumento al servicio de las din¨¢micas de poder. El libro va desvelando sin propon¨¦rselo el m¨¦todo, que se basa en escuchar, siempre en las ant¨ªpodas de pontificar. No es nada raro, pues, que uno de los personajes que sobrevuelan la novela y que inspiran a su protagonista sea un veterano periodista, Rodrigo Couto, que simboliza a dos referentes no solo de la autora, sino tambi¨¦n de buena parte de la profesi¨®n: David Beriain, amigo del alma de Junquera, asesinado en Burkina Faso mientras rodaba un documental, en 2021, y Ram¨®n Lobo, fallecido el a?o pasado (y en 2012 despedido de EL PA?S en el infausto ERE que allan¨® el camino a los tiempos oscuros por venir).

Con tantas referencias y gui?os a la realidad, el lector puede correr el riesgo de olvidarse de que se trata de una novela. Pero no hay equ¨ªvoco posible: en la vida real no suele salir todo tan redondo.