¡®Iluminaciones¡¯, de Arthur Rimbaud: el amor y la eternidad
La nueva edici¨®n de la ¡®plaquette¡¯ que apareci¨® en 1886 cuenta con una limpia traducci¨®n de Miguel Casado e inspiradas ilustraciones de Frederic Amat
Nadie hizo caso a Una temporada en el infierno (1873), el ¨²nico libro que Arthur Rimbaud (1854-1891) public¨® en vida, costeado por su madre. Ni siquiera recogi¨® la edici¨®n, que qued¨® casi por completo abandonada en la imprenta. No obstante, probablemente durante 1874 escribi¨® una serie de textos en prosa que, tras complejo periplo, aparecieron en 1886 en la revista La Vogue e inmediatamente despu¨¦s en forma de librito (plaquette), con un pr¨®logo de Paul Verlaine, el antiguo amigo y amante del poeta. Su t¨ªtulo: Iluminaciones, sin art¨ªculo, aunque Verlaine se lo pusiera.
Lo asombroso es que, por esas mismas fechas, Rimbaud ya hac¨ªa tiempo que estaba instalado en Harar, Etiop¨ªa, dedicado al comercio de armas, en expediciones peligros¨ªsimas, sin querer saber ya nada de esos poemas ni de nada relacionado con el mundo literario (ni le contest¨® a Verlaine, cuando este le escribi¨® sobre su proyecto de editarlos). Nunca jam¨¢s volvi¨® a escribir poes¨ªa ¡ªcartas s¨ª, a su familia sobre todo, muy oscuras y desgarradoras a veces¡ª y ese misterio ¡ªel de su silencio total y para siempre¡ª se ha incorporado sin remedio a sus propias creaciones, sobre las que pesa la radiaci¨®n que sigue emitiendo su insondable renuncia a la literatura a los 20 a?os.
Y si su renuncia es infinitamente misteriosa, sus creaciones no los son menos, llenas de visiones y de sue?os, con un lenguaje y un ritmo nuevos, sin metr¨®nomo alguno, pero con experiencia a raudales, creando simetr¨ªas y percusiones m¨²ltiples, libres y deslumbradoras. Ahora es m¨¢s dif¨ªcil ver la novedad absoluta en que se transmutaron sus experiencias, de una rebeld¨ªa inconmensurable, prima hermana de la de Baudelaire ¡ªsu maestro¡ª, sencillamente porque toda esa novedad ya se ha digerido y manoseado y exaltado y reverenciado pero, vistas las cosas en su momento, la originalidad es tal que no cesan las preguntas sobre esa dimensi¨®n inabarcable del genio solitario, que pone en circulaci¨®n lo inimaginable (o casi) antes.
¡°La regi¨®n de la que vienen mis sue?os¡± se despliega aqu¨ª con un lenguaje brillante, pero no ingenioso ¡ªt¨ªpico de vanguardias banales¡ª y su poder de evocaci¨®n es inmenso. A veces, al final del poema, para certificar esa condici¨®n on¨ªrica, se anuncia el despertar ¡ª¡°Al despertar era mediod¨ªa¡±¡ª y, al mismo tiempo, como si los sue?os fueran profundas liberaciones, se teme no regresar m¨¢s a ellos: ¡°?Qu¨¦ brazo bondadoso y qu¨¦ hermosa hora me devolver¨¢n a esa regi¨®n?¡±. Y junto a ese mundo alado, a veces fe¨¦rico ¡ª¡°Cabalgata de hadas¡±¡ª y otras no tanto, tambi¨¦n se abren paso anhelos fabulosos en los que se asienta ¡°el reposo iluminado¡±, y, con ¨¦l, ¡°el amigo¡, la amada, ¡la vida¡±, como en el portentoso comienzo del poema Veladas.
Por eso si escarbamos, nos damos cuenta de que en estos poemas hay una constante lucha de opuestos, de euforias y abatimientos, de ¨¦xtasis y abismos, y en ella acaba por imponerse una recurrente apelaci¨®n a la Armon¨ªa, a la Belleza, al Amor, frente a sus contrarios, que tambi¨¦n campan por sus respetos, con feroz influencia: la Angustia, la Desolaci¨®n, el Atroz Escepticismo, la Indigencia, la Miseria, la Locura¡Cierto, resuena con fuerza ese ¡°Espero convertirme en un loco peligroso¡±, t¨ªpico de un nihilismo sin horizonte pero, a la vez, en su contra hay, casi al comienzo del libro, una potent¨ªsima invocaci¨®n al ¡°nuevo afecto¡± o al ¡°nuevo amor¡± que cuaja, al final, en un poema magistral (Genio): ¡°?l es el afecto...,?l es el amor, ¡y es la eternidad¡±. El afecto y el amor son eternos, sus contrarios no. Como suena.
?Y c¨®mo se llega a esas cimas de la creatividad, donde esa clase de sublimidades ¡ªtanto est¨¦ticas como ¨¦ticas¡ª resplandecen? Mediante la memoria y los sentidos: ¡°Tu memoria y tus sentidos no ser¨¢n sino alimento de tu impulso creativo¡±. Muchos firmar¨ªan esto, pero, entre ellos, se me ocurren algunos genios: Ch¨¦jov, Joyce, Proust (adem¨¢s del pionero William Wordsworth, por supuesto).
Edici¨®n perfecta: muy buena y limpia traducci¨®n de Miguel Casado e inspiradas ilustraciones de Frederic Amat.
Iluminaciones
Ilustraciones de Frederic Amat
Galaxia Gutenberg, 2023
157 p¨¢ginas. 39 euros.
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