¡®Ser humano¡¯, de Lewis Dartnell: ?Es la biolog¨ªa, est¨²pidos!
La Revoluci¨®n rusa, el nacimiento de la mafia en Italia o la construcci¨®n de EE UU son algunos de los acontecimientos hist¨®ricos estudiados por el bi¨®logo brit¨¢nico en este sugerente ensayo en el que defiende el papel decisivo de nuestra naturaleza
Enviamos naves a la Luna, escribimos novelas, componemos conciertos para viol¨ªn y descubrimos el bos¨®n de Higgs, pero, en el fondo, toda nuestra voluntad emerge de un azar inmemorial orquestado por las leyes de la biolog¨ªa. Si, por ejemplo, contamos el dinero en decenas, centenas y millares de monedas, es porque tenemos 10 dedos en las manos.
Adem¨¢s de definir el sistema de numeraci¨®n, nuestra naturaleza material, sujeta a la evoluci¨®n y matizada por las condiciones de un planeta singular, ha dado lugar a una acumulaci¨®n de peque?as eventualidades que han moldeado los grandes ¡ªy tambi¨¦n los insignificantes¡ª acontecimientos de la historia. Esta es la tesis que, con todo lujo de detalles y argumentos, despliega el bi¨®logo brit¨¢nico Lewis Dartnell en Ser humano. ?C¨®mo surgi¨® la religi¨®n? ?Por qu¨¦ la Armada brit¨¢nica gan¨® la batalla de Trafalgar? ?Cu¨¢l es el origen de la Mafia siciliana? ¡°?Es la biolog¨ªa, est¨²pidos!¡±, vendr¨ªa a ser la respuesta del autor.
La evoluci¨®n, cuenta Dartnell, ha tendido a favorecer a los grupos humanos en los que los individuos colaboran unos con otros. Igual que se observa en bonobos y chimpanc¨¦s, un grupo formado por individuos generosos progresa mejor. Esto significa que, tal como suger¨ªa el primat¨®logo Frans de Waal, nuestra tendencia al altruismo est¨¢ inscrita en lo m¨¢s profundo de nuestros genes: los principios morales no derivar¨ªan de la raz¨®n a la manera de Kant, sino de nuestra naturaleza simiesca. Es con posterioridad que se habr¨ªan concretado en forma de c¨®digos ¨¦ticos o religiosos.
Tal como dec¨ªa el Nobel Fran?ois Jacob, la naturaleza no es una art¨ªfice divina, sino m¨¢s bien una chapucera magn¨ªfica. A lo largo de nuestra historia, argumenta Dartnell, hemos comido una amplia variedad de plantas que nos han proporcionado todos los nutrientes que necesitamos, con lo cual algunas mutaciones ¡ªo chapuzas¡ª que imposibilitan la s¨ªntesis de ciertas vitaminas habr¨ªan pasado inadvertidas. Es el caso de la mutaci¨®n que impide que sinteticemos una mol¨¦cula indispensable como la vitamina C. Mientras se adquiera dicha vitamina comiendo frutas y verduras frescas, la mutaci¨®n no tiene efecto. Pero si, tal como sucedi¨® desde finales del siglo XV, se emprenden largos viajes mar¨ªtimos con, ¨²nicamente, carne salada y galletas en la despensa, el d¨¦ficit de vitamina C degenera en el temible escorbuto. Los ingleses fueron los primeros en descubrir c¨®mo prevenirlo a base de zumo de c¨ªtricos y, gracias a la buena salud de sus soldados, en 1805 el almirante Nelson gan¨® en Trafalgar contra unas tropas francesas y espa?olas diezmadas por la enfermedad. Despu¨¦s del descubrimiento, Nelson convirti¨® Sicilia en un campo de limoneros. El aumento del valor de los c¨ªtricos en una isla sin ley foment¨® la proliferaci¨®n de agentes de seguridad privada que preven¨ªan los hurtos, pero que no tardaron en extorsionar y amenazar a los agricultores que se negaban a pagar. As¨ª naci¨® la Mafia siciliana, cuyos ficticios descendientes quedaron inmortalizados en obras maestras como El padrino. Dartnell aborda, entre cosas, la Revoluci¨®n rusa, la expansi¨®n del cristianismo o la construcci¨®n de EE UU. Aunque en alguna ocasi¨®n tensa ligeramente las relaciones de causalidad, ha escrito un libro sugerente e ilustrativo que ilumina con una nueva luz algunos de los acontecimientos clave de nuestra historia.
Ser humano. C¨®mo nuestra biolog¨ªa ha moldeado la historia universal
Traducci¨®n de Rosa P¨¦rez P¨¦rez
Debate, 2024
392 p¨¢ginas. 22,71 euros
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