La aclamada novela de Susie Boyt llega en espa?ol: ¡°Escribo libros oscuros con optimismo¡±
Escritora, columnista y dramaturga, la hija menor de Lucian Freud y Suzy Boyt construye una emocionante historia sobre las relaciones entre una madre y su hija drogadicta en ¡®Amada y perdida¡¯
En la iglesia con la que la escritora Susie Boyt (Londres, 55 a?os) se top¨® en Miami el d¨ªa de Navidad en 2016 ofrec¨ªan ¡°simpat¨ªa extrema y amabilidad radical¡±. Su madre hab¨ªa muerto hac¨ªa unos meses y ella quiso buscar un ambiente totalmente distinto donde escapar junto a su esposo y sus hijos durante las fiestas. En aquel templo encontr¨® el germen de su s¨¦ptima novela, la aclamada Amada y perdida, cuya traducci¨®n llega ahora a los lectores en espa?ol con el sello Mu?eca Infinita. ¡°Aquel lugar en Miami estaba lleno de sentimiento y dificultades, con enfermos mentales y adictos, all¨ª el dolor y el peligro eran palpables¡±, recordaba la autora una ma?ana de finales de septiembre en un caf¨¦ del barrio de Candem en Londres.
Su novela, celebrada como uno de los libros de 2021 por la prensa anglosajona, contiene algo de esa atm¨®sfera de amabilidad radical del templo de Florida y, tambi¨¦n, una singular escena navide?a. Ruth, la maestra protagonista, se encuentra con su hija drogadicta y el novio de esta en un parque y les agasaja, temerosa pero irreductible, con un p¨ªcnic festivo. El gesto resulta descorazonador, c¨®mico, tierno y pat¨¦tico a partes iguales, al demostrar el empe?o de esa madre en no darlo todo por perdido, su determinaci¨®n de celebrar, de mantener, temerosa, el v¨ªnculo. ¡°Quise escribir sobre c¨®mo sobrellevamos lo que es imposible sobrellevar. Si se puede llevar una vida feliz en algunos aspectos aunque te est¨¦ pasando algo horrible. ?Puede ser que ese horror no acabe por arruinar todo lo dem¨¢s?¡±, apuntaba Boyt. ?Conoce la respuesta? ¡°Ayudan los amigos y el consuelo que ofrece lo que imaginamos o proyectamos. Una vez me dijeron que escribo libros oscuros con optimismo¡±, sonre¨ªa, antes de a?adir que lo que le interesaba de esta historia era ¡°el orgullo y la verg¨¹enza¡± que Ruth es capaz de sentir casi al mismo tiempo.
Elegantemente vestida con sandalias a pesar de la lluvia y abrigo de espiga azul, proyectaba una timidez que no se correspond¨ªa con su soltura a la hora de hablar del libro que public¨® hace ya tres a?os. Boyt tambi¨¦n ha escrito teatro, forma parte de la junta directiva del Hampstead Theater de Londres, est¨¢ casada con el multimillonario productor Tom Astor y tuvo una columna semanal en el Financial Times, donde ha seguido escribiendo sobre arte. La novelista es tambi¨¦n bisnieta del padre del psicoan¨¢lisis, Sigmund Freud, y una de los 14 hijos que tuvo el pintor Lucian Freud con distintas mujeres, muchos de los cuales han publicado libros. La casa-museo del insigne m¨¦dico vien¨¦s en Londres se encuentra a unas pocas manzanas del caf¨¦ donde Boyt acude a la cita. Ella admite sin titubeos que la suya es una novela psicol¨®gica.
Boyt estudi¨® literatura en Oxford y aseguraba, frente a una taza t¨¦, que esos estudios le permitieron entender muchas cosas fuera de la p¨¢gina. ¡°Analiz¨¢bamos a los personajes tan en detalle que aprendes mucho de la gente y de su psicolog¨ªa¡±, explicaba. Hay varias referencias en su libro a Villette, la novela de Charlotte Bront?. ¡°Ese libro est¨¢ situado en una escuela, tiene un largo extracto sobre drogas, y esa cosa fr¨ªa de la protagonista, Lucy¡±, se?alaba.
Boyt es la menor de los cuatro hijos que su madre, Suzy, tuvo con Lucian Freud, a quien conoci¨® como su alumna cuando era una joven artista. La madre de Boyt, en un momento dado, vendi¨® su casa en Londres y se hizo con un barco en el que viaj¨® con sus hijos y un capit¨¢n de quien se hab¨ªa enamorado. Regresaron a Londres casi dos a?os despu¨¦s, cuando era imposible reparar el barco. ¡°Yo nac¨ª despu¨¦s, me perd¨ª esa gran aventura familiar de la que me hablaban como si fuera un cuento de hadas. De alguna manera crec¨ª sin ¨¢nimo aventurero, muy pegada a mi madre y metida en los libros y en la danza¡±, recordaba. ¡°Nos llamaban Big Suzy y Little Susie. Ten¨ªa una enorme intimidad y cercan¨ªa incluso f¨ªsica con ella, me encantaba cepillar su pelo¡±.
La proximidad f¨ªsica y el amor que abuela y nieta se profesan en Amada y perdida son tan sutiles como emocionantes. La peque?a Lilly, a medida que crece, acaba por tener voz propia en la novela, mientras que su madre solo emerge entre sombras. ¡°En el libro est¨¢ la cuesti¨®n de c¨®mo dar a quien no quiere recibir, y lo doloroso que es; c¨®mo esto puede acabar por empujar a¨²n m¨¢s lejos a quien escapa de nosotros¡±, reflexionaba. Tambi¨¦n escribe sobre la similitud entre el parto y la muerte: ¡°Son dos cosas que en un momento dado sabes que van a pasar de forma inminente, pero no sabes cu¨¢ndo exactamente, y son dos cosas que, de forma parecida, cambiar¨¢n tu vida para siempre¡±.
Los hombres son personajes muy secundarios en esta historia dominada por mujeres: Ruth, su nieta Lilly, su colega Jean, las amigas de la infancia que la abuela a¨²n conserva, entre las que hay una sofisticada pintora que atraviesa una profunda crisis en su matrimonio. ¡°Ruth, su hija y su nieta no tienen la figura de un padre, como si fuera una enfermedad hereditaria que se ha pasado de generaci¨®n en generaci¨®n. Describo un mundo femenino y de cuidados porque comprendo mejor a las mujeres que a los hombres¡±, confesaba. Y ese mundo est¨¢ lleno de silencios entre amigas, algo que dice que aprendi¨® de peque?a en la escuela. Hab¨ªa que tener muy presente ¡°con qui¨¦n compartes tus debilidades y respetar tu propia intimidad¡±.
?Y ese hombre que aparece y desaparece sin dar explicaciones? ¡°Bueno, representa todas esas ideas de los setenta de que ellos pod¨ªan hacer lo que quisieran¡±, respond¨ªa Boyt. No resulta descabellado pensar en su padre, y ella lo confirmaba entre carcajadas: ¡°Era incre¨ªblemente celoso de su intimidad, tanto que incluso le molestaba decir a un taxista la direcci¨®n a la que se dirig¨ªa¡±.
Boyt cuid¨® tanto de su padre como de su madre cuando enfermaron, y cuenta que a?os antes hizo trabajo social ayudando con el duelo. Con Amada y perdida recibi¨® muchas cartas de abuelas estadounidenses que pasaban por lo mismo que Ruth, con hijos drogodependientes y que criaban ellas solas a sus nietos. Ahora, siente que los personajes de su novela y ¡°sus dilemas morales¡± le siguen rondando, as¨ª que no descarta volver sobre la historia de esta familia de mujeres.
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