La renta m¨ªnima, bajo m¨ªnimos
La Generalitat solo ha concedido desde julio tres rentas m¨ªnimas en Barcelona Los servicios sociales reciben una lluvia de peticiones de ayudas
El expediente de Lili, una joven de 21 a?os sin ingresos y madre de una ni?a de dos con una grave discapacitaci¨®n, es uno de los que se acumulan en el Departamento de Bienestar Social y Familia de la Generalitat. Como otras 650 personas de Barcelona, est¨¢ pendiente de la tramitaci¨®n de la renta m¨ªnima de inserci¨®n (RMI). En el a?o en el que los efectos de la crisis econ¨®mica se han recrudecido m¨¢s y se han multiplicado los cuadros de precariedad social y laboral, la Generalitat ha aprobado 89 ayudas, 71 han sido denegadas y 644 est¨¢n pendientes de tramitaci¨®n en la capital catalana.
La congelaci¨®n del salario social ¡ªun derecho si no hay ingresos¡ª ha sido pr¨¢cticamente total. Desde julio, cuando la Generalitat endureci¨® los requisitos para conceder la RMI, solo se han aprobado tres de los solicitados en Barcelona, seg¨²n datos del Ayuntamiento. Fue el Departamento de Empresa y Empleo de la Generalitat el que decidi¨® revisar casi 32.000 expedientes de RMI de toda Catalu?a en pleno agosto tras sembrar la sospecha de fraude sobre los receptores de una ayuda de 423 euros. El titular de ese departamento, Francesc Xavier Mena, no concret¨® finalmente en cu¨¢ntos casos se hab¨ªan descubierto irregularidades, salvo 2.356 perceptores de toda Catalu?a que no pudieron ser localizados y a los que se les suspendi¨® la ayuda.
Mientras tanto, las peticiones nuevas se han ido amontonando. La de Lili es una de ellas. A la espera de que se resuelva su expediente, la joven vive en un piso de C¨¢ritas en el barrio de Gr¨¤cia de Barcelona. Es esa instituci¨®n la que se ha hecho cargo de ella. Lili lleg¨® de Paraguay hace dos a?os. Ten¨ªa 19 y vino con la intenci¨®n de trabajar y estudiar. Sus planes se torcieron cuando descubri¨® que estaba embarazada. Su gestaci¨®n fue de riesgo al detectarse problemas enseguida. Finalmente, tuvo una ni?a que naci¨® con espina b¨ªfida. Hasta tener a la peque?a comparti¨® una habitaci¨®n que su padre ten¨ªa realquilada en un piso en el Maresme. Las cosas se pusieron mal para el padre, que se qued¨® sin trabajo y, finalmente, regres¨® a Paraguay. Lili fue entonces a vivir a una casa de acogida de C¨¢ritas en los primeros meses tras el parto y con una criatura ¡ªLaura¡ª que requer¨ªa constante atenci¨®n hospitalaria.
En abril pasado se traslad¨® al piso de Gr¨¤cia de esa entidad, que comparte con otra madre y su hijo. C¨¢ritas es la que se hace cargo, tambi¨¦n, de la factura de una guarder¨ªa especial para la peque?a y la que la ha ayudado a salir adelante en todo, incluso en las peticiones de ayudas a la Administraci¨®n. ¡°A veces hago alg¨²n canguro y he hecho cursos de cuidado de personas mayores, pero de momento no tengo trabajo¡±, explica sentada en la sala de estar del peque?o piso, que tiene dos habitaciones, cocina y ba?o, y una galer¨ªa que da a un interior de manzana que esconde un impresionante cipr¨¦s.
¡°Lili es madre de una ni?a espa?ola con una grave discapacidad y por eso le concedieron un permiso de residencia y trabajo por razones humanitarias¡±, explica Maria, la trabajadora de C¨¢ritas. Tramitaron hace m¨¢s de un a?o la ayuda que prev¨¦ la Ley de la Dependencia, que le ha sido reconocida, pero no llega. ¡°Como no ten¨ªa ning¨²n ingreso tramitamos en junio la renta m¨ªnima de inserci¨®n (RMI) confiando en que lo resolver¨ªan de forma positiva¡±, contin¨²a explicando la trabajadora. De la RMI no hay noticias. Lili, con una sonrisa de oreja a oreja, no se arredra y conf¨ªa en salir adelante y trabajar de cuidadora de personas mayores.
En las oficinas de servicios sociales del Ayuntamiento y en las parroquias y dependencias de C¨¢ritas conocen el peligro de la fractura social y de la pobreza que se est¨¢ cronificando. ¡°Como se han dejado de dar las RMI, las personas acuden a nosotros para poder atender el pago del alquiler, la hipoteca, el colegio, la alimentaci¨®n o todo junto¡±, apunta una trabajadora social del Eixample. Han sido las ayudas relacionadas con el pago de la vivienda las que se han disparado en los ¨²ltimos meses.
Antonio Lorite, presidente del comit¨¦ de empresa del Ayuntamiento, explica que como consecuencia de la congelaci¨®n en la tramitaci¨®n de la RMI, el Consistorio ha acabado engrosando la partida de ayudas econ¨®micas para hacer frente a una lluvia de peticiones. ¡°Sabemos que el gerente del ¨¢rea, ?ngel Miret, se reuni¨® con delegados del consejero de Bienestar Social, Josep Llu¨ªs Cleries, para que desbloquearan las peticiones de RMI pendientes¡±, a?ade el delegado sindical. Portavoces del Ayuntamiento no confirmaron la existencia de esa partida extra ¡ªla presupuestada para este a?o era de 2.150.000 euros¡ª y su cuant¨ªa. Por su parte, representantes de Bienestar Social precisaron que el Departamento de Empresa y Empleo ha decidido desbloquear 1.500 de las peticiones pendientes de toda Catalu?a.
Un responsable de la organizaci¨®n de los servicios sociales municipales reconoce, como tambi¨¦n lo hacen en C¨¢ritas, que la tardanza en la respuesta de la Administraci¨®n est¨¢ agravando la situaci¨®n de centenares de familias que no tienen ning¨²n ingreso y las est¨¢ llevado al l¨ªmite de la exclusi¨®n. M¨¢s contundente es Ricard Gom¨¤, presidente de Iniciativa per Catalunya en el Consistorio, quien opina que no hay ninguna justificaci¨®n del recorte en la concesi¨®n de las ayudas precisamente a los que est¨¢n en una situaci¨®n m¨¢s precaria: ¡°La renta m¨ªnima es un derecho para quien no tiene ingresos, no beneficencia, que es como lo considera el actual Gobierno catal¨¢n¡±. Los datos de la media de RMI aprobados desde el inicio de la crisis en los ¨²ltimos a?os muestran el frenazo. En 2009 se aprobaron 2.697 expedientes en Barcelona, y en 2010, 3.828. En 2011, con el Gobierno convergente, se han concedido 89.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.