El buen intento de Bach

¡°Anhelo ver todas las artes, especialmente la m¨²sica, al servicio de aquel de quien provienen y que las ha creado¡±, dec¨ªa Mart¨ªn Lutero. Por eso se esmer¨® en que la nueva m¨²sica que se compusiera se pudiera cantar en la iglesia. Johann Sebastian Bach, en parte porque cobraba bien haciendo piezas para el luteranismo, se subi¨® al carro y escribi¨® las obras que lo encumbrar¨ªan como padre de la m¨²sica. Dos de ellas, la Cantata 140 y el Magnificat BWV 243 podr¨¢n escucharse esta noche en el Auditorio Nacional de la mano de la directora catalana Mireia Barrera, que se enfrenta por primera vez a la Orquesta Nacional de Espa?a (ONE), a pesar de haberse llevado cinco a?os capitaneando a su coro hermano.

¡°Del Coro Nacional de Espa?a (CNE) me quedo con lo bueno, pero el camino fue duro. Viv¨ªa solo para el coro y no hab¨ªa tiempo para nada m¨¢s. Son horas y horas de estudio. Las implicaciones extramusicales son enormes, y las musicales, m¨¢s¡±, explica Barrera, que a sus 44 a?os, es una de nuestras pocas mujeres internacionales al frente de un coro. Pero eso no implica que piense que haya machismo en la profesi¨®n. ¡°El talento y la musicalidad es lo que importa. Lo que cuenta es que la persona que est¨¢ en el podio comunique bien y que la orquesta le tenga respeto¡±, explica.

Su primera experiencia con el CNE fue el War Requiem de Britten. Desde entonces aprendi¨® a manejar a aquella masa de cantantes para, como ella misma dice, ¡°potenciar sus recursos¡±. Iba renovando a?o a a?o hasta que eligi¨® vivir, tener una familia, aunque sin desligarse de la direcci¨®n vocal. ¡°Es un mundo en el que se necesita much¨ªsima fuerza de voluntad, estar enamorado de lo que haces, horas de sacrificio, viajes... ¡°, comenta la directora.

Uno de los grandes retos de este concierto es ponerse al frente de la ONE. ¡°He dirigido a pocas orquestas, y lo m¨¢s diferente con el coro es que no conozco la t¨¦cnica de todos los intrumentos, por lo que no puedo dar demasiadas indicaciones. Pero es un orgullo ponerme al frente de un conjunto como este¡±, explica. En esta ocasi¨®n, la orquesta llevar¨¢ el peso de interpretar sin voces de por medio el Concerto grosso opus 3 n?2 de Haendel, una pieza que provoca respeto.

Este recital es el segundo de los extraordinarios con motivo de los 40 a?os del CNE. Barrera admite que se fech¨® cuando ella a¨²n dirig¨ªa al conjunto. Un programa de m¨²sica barroca, preciosista y encajada como un puzzle imposible, en el que ¡°las tesituras no son extremas y la escritura es l¨®gica y comprensible¡±. Una m¨²sica inspirada en el ideal luterano pero que se transform¨® en una catedral g¨®tica. Un complejo entramado de armon¨ªas que exig¨ªa un coro experto y que supon¨ªa la c¨²spide de la historia de la M¨²sica a costa de la traici¨®n al modelo protestante.