Morir por una chapuza
Juzgados un constructor y dos t¨¦cnicos por la falta de seguridad en las obras de un edificio La cornisa se desprendi¨® y aplast¨® a una mujer
Mar¨ªa Castellet abandon¨® la oficina de Correos, se encontr¨® a Concepci¨®n y empez¨® a charlar con ella. Sobre sus cabezas, a siete metros de altura, un operario trabajaba en la terraza de un edificio con un martillo el¨¦ctrico. De repente, la cornisa se desprendi¨®. Concepci¨®n se llev¨® un susto tremendo y tuvo que ser atendida por ansiedad. Mar¨ªa se llev¨® la peor parte. Dos bloques de hormig¨®n de grandes dimensiones le aplastaron el t¨®rax y las piernas. Muri¨®.
Casi cuatro a?os despu¨¦s, la investigaci¨®n de aquel accidente mortal ha llegado a su fin. Y ha puesto de relieve que era una tragedia m¨¢s que anunciada por la absoluta falta de medidas de seguridad en aquella vivienda en obras de Sentmenat (Vall¨¨s Occidental). Un constructor, Josep A. C., y dos arquitectos t¨¦cnicos, Albert M. B. y Pablo M. T., ir¨¢n a juicio acusados de un delito de homicidio por imprudencia grave. La fiscal¨ªa pide para ellos tres a?os y medio de prisi¨®n e inhabilitaci¨®n por el mismo periodo.
Los operarios deb¨ªan retirar el muro que rodeaba la terraza. Pero ni los aparejadores -que ejerc¨ªan como coordinadores de seguridad- ni el constructor -encargado de la obra- tomaron medidas para evitar que los escombros cayeran sobre los viandantes. La fiscal¨ªa recuerda que debieron instalar una red tupida o una valla anclada a la fachada. Pero no lo hicieron, pese a que sab¨ªan que los trabajos ya estaban en marcha.
El constructor se limit¨® a decir a sus empleados que colocasen unas vallas met¨¢licas, en la acera, para alejar a los transe¨²ntes de la zona. Pero sab¨ªa que la medida era "inviable", seg¨²n el fiscal, porque en los bajos del edificio hay un garaje y una oficina de Correos y no se hab¨ªan solicitado los permisos para bloquear, aunque fuese de forma temporal, los accesos. El riesgo estuvo ah¨ª, latente, durante varios d¨ªas, hasta que el 6 de febrero de 2007 la cornisa cedi¨® y acab¨® con la vida de Mar¨ªa, una mujer de 66 a?os y madre de tres hijos. Otro ciudadano tambi¨¦n result¨® herido por la ca¨ªda de cascotes de hormig¨®n.
La acusaci¨®n particular, que ejerce la abogada Judit Gen¨¦ en nombre de los hijos, se?ala que "no se hab¨ªa realizado ninguna visita oficial" a la obra antes del siniestro. Albert M. B. admiti¨®, en su declaraci¨®n como imputado, que pas¨® por all¨ª "de forma casual", y el otro aparejador, Pablo M. T., dijo que acudi¨® una vez y que fue incapaz de comunicarse con el trabajador. Las medidas de seguridad, sigue el relato de la abogada, "resultaron ser a toda luz insuficientes e in¨²tiles", ya que las vallas de la calle no cubr¨ªan todo el per¨ªmetro de la fachada, sino que dejaban desprotegido un espacio de seis metros, donde ocurri¨® el accidente.
El peligro era "totalmente previsible". Y m¨¢s si se tiene en cuenta que una oficina de Correos es un lugar transitado. La falta de protecci¨®n se agravaba por el m¨¦todo que emplearon los trabajadores para verter los escombros. Seg¨²n admiti¨® el operario, hab¨ªan recibido quejas de los vecinos porque los tiraban directamente desde el segundo piso a un contenedor, "sin usar ning¨²n tubo de seguridad ni otro m¨¦todo", seg¨²n la acusaci¨®n, que pide cuatro a?os para los tres acusados, as¨ª como para la arquitecta y directora facultativa de la obra, Mar¨ªa Cristina S. M. Adem¨¢s, el plan de seguridad est¨¢ fechado el mismo d¨ªa que ocurri¨® el accidente, horas despu¨¦s.
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