El suspiro de la gaseosa

Los chicos de The Pains of Being Pure at Heart acumulan tantas docenas de conciertos en Espa?a durante los tres ¨²ltimos a?os que cualquier d¨ªa les conceder¨¢n un certificado de biling¨¹ismo. Anoche, en una Joy Eslava que los recibi¨® con otra estupenda entrada, dijeron "hola", "lunes", "fiesta peque?a" y "solo dos canciones m¨¢s", pero se ech¨® en falta un mayor esfuerzo comunicador. Ser¨ªa culpa del cansancio o de un cierto d¨¦ficit en empat¨ªa, pero el quinteto neoyorquino sald¨® el compromiso en 60 escuetos minutos y sin que la efervescencia que se les presupone llegara a bullir por ninguna parte.
Nuestros puros de coraz¨®n han encontrado un hueco en nuestro ¨ªdem por acumulaci¨®n de peque?as virtudes. Sin llegar a guapos, son razonablemente atractivos; incluyen en la alineaci¨®n una chica de rasgos orientales y zapas de suela enorme; hermanan una cierta vocaci¨®n ruidista con melod¨ªas directas y chisporroteantes, y han incorporado un segundo guitarrista (Christoph Hochheim) al que no logramos poner cara, de tan a pecho que se toma los preceptos del shoegazing (o sea, dedicarse a la meticulosa contemplaci¨®n de la punta del pie). Tiene su encanto, s¨ª: Heart in your heartbreak o Heaven's gonna happen now son himnos indies con vocaci¨®n de terminar sonando en el 40 Caf¨¦, a pocas manzanas de distancia.
Sin embargo, ni Kip Berman ni el resto de la tropa parec¨ªan ayer en el mejor de sus d¨ªas. Hasta Teenager in love, ¨¦xito asegurado, son¨® sin m¨²sculo ni pegada, con tanta fuerza como una gaseosa que se qued¨® abierta toda la tarde. El te¨®rico ruido-con-melod¨ªa qued¨® reducido a suspiro desangelado. Y ni los gritos de "?Guapo!" o "We love you!" sirvieron para elevar la moral.
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