Una concentraci¨®n pro Garz¨®n se convierte en protesta contra el fallo
Una concentraci¨®n a favor de Garz¨®n se convierte en una protesta contra la sentencia absolutoria de Camps con lanzamientos aislados de huevos
La reacci¨®n en la calle ven¨ªa de antes. Unas doscientas personas que estaban reunidas en el parque de enfrente para apoyar al juez Garz¨®n han recibido el veredicto en medio de la protesta. La concentraci¨®n, con embistes puntuales hacia la puerta del Tribunal Superior de Justicia, ha terminado leyendo un r¨¢pido manifiesto en apoyo al juez y uni¨¦ndose al frente de las protestas. All¨ª el grupo ha aumentado un poco gracias a nuevas incorporaciones debidas a la sentencia que declaraba a Camps no culpable.
En total, m¨¢s de doscientas personas se han congregado, al grito de ¡°culpable¡±, en una estrecha franja frente al tribunal delimitada por cuatro vallas. ¡°Algo huele mal en el Tribunal¡±, ¡°El expresident a Picassent¡± o ¡°Corrupto el que no vote¡± han sido las proclamas m¨¢s coreadas. ¡°Ten¨ªamos que estar aqu¨ª todos los que van al f¨²tbol¡±, se quejaba una mujer. ¡°Garz¨®n es la otra cara de la moneda¡±, aprovechaba a decir Mat¨ªas Alonso, portavoz de la plataforma de apoyo al juez, ¡°ahora le culpar¨¢n a ¨¦l y todos ellos estar¨¢n contentos¡±.
La calle permanec¨ªa parcialmente cerrada. La polic¨ªa deten¨ªa puntualmente el tr¨¢fico mientras vigilaba en dos frentes a los manifestantes. No han tenido ninguna actuaci¨®n, aparte de controlar a la gente que intentaba sobrepasar la verja. Adem¨¢s de las dos filas que custodiaban la fachada, una gran presencia policial se concentraba en las esquinas de la calle del Palau y alrededor de las furgonetas que han acudido.
Dentro, el tribunal ha tenido que expulsar a los acompa?antes de los acusados, que han aplaudido al conocer la sentencia. Fuera, un grupo de algo menos de una decena de personas mostraba su apoyo al expresidente y aud¨ªa cada vez que aparec¨ªa alg¨²n miembro del Tribunal o de los acusados. En un momento dado, una de las mujeres que estaba en este grupo ha comentado ¡°V¨¢monos al otro lado, que hay m¨¢s de los nuestros¡±. En la otra parte, efectivamente, otras seis o siete personas permanec¨ªan expectantes a que saliera Camps. Uno de ellos, algo m¨¢s agitado que el resto, ha interpelado varias veces a los manifestantes con sentencias como ¡°Iros a la c¨¢rcel con ZP¡± o ¡°Si os gustan los ladrones id a Andaluc¨ªa¡±. La multitud, ajena a estas contadas intimidaciones, ha esperado hasta el momento en el que aparec¨ªa Francisco Camps para chillar, acompa?ados por pitos y golpes al suelo, mientras ¨¦ste saludaba con socarroner¨ªa.
La rabia de la muchedumbre se ha disparado. A la ascendiente subida de volumen le han acompa?ado las exclamaciones de ¡°No nos representan¡± o ¡°lo llaman democracia y no lo es¡± y alg¨²n que otro lanzamiento de huevos. Despu¨¦s de aproximadamente diez minutos, la gente ha empezado a abandonar la zona, dejando en la acera cartones con mensajes como ¡°Esto sin Franco tambi¨¦n pasa¡± o ¡°?Cu¨¢nto ha costado este jurado?¡±.
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