Cr¨®nicas de un viajero sin medida
Bunbury suaviz¨® las aristas rock de algunos de sus temas m¨¢s emblem¨¢ticos en aras de un tratamiento m¨¢s latinizado
La gran virtud de Bunbury, y a la vez el gran problema para quienes nunca han comulgado con sus modos, es su desbocada teatralidad. Cuando uno interpreta un papel y lo lleva hasta sus ¨²ltimas consecuencias ¡ªy eso es algo que en este pa¨ªs, acostumbrado a relecturas for¨¢neas de segunda mano, sabemos hacer muy bien¡ª, puede amoldarse como a un guante a g¨¦neros que hacen de la inflamaci¨®n sentimental, el despecho y las pasiones encontradas sus principales ideas motoras.
Bunbury
Bunbury: voz y guitarra; ?lvaro Suite: guitarra; Jordi Mena: guitarra; Robert Castellanos: bajo y contrabajo; Jorge Rebenaque: acorde¨®n y teclados; Ram¨®n Gac¨ªas: percusi¨®n. Pabell¨®n de la Fuente de San Luis. Valencia, mi¨¦rcoles 25 de enero de 2012.
La autoparodia solo puede merodear para los esc¨¦pticos. Y de esos no hab¨ªa en la noche del mi¨¦rcoles en el pabell¨®n de la Fuente de San Luis. Y es que eso es, ni m¨¢s ni menos ¡ªamoldarse¡ª lo que ha hecho el veterano m¨²sico zaragozano con su reciente Licenciado Cantinas, un ¨¢lbum que ampl¨ªa el cariz fronterizo de su propuesta recuperando cl¨¢sicos del cancionero latinoamericano tradicional.
Rancheras, boleros o tangos para capear lo que podr¨ªa entenderse como un periodo de cierta sequ¨ªa, y que, pese a ser la excusa de su nueva visita (aplazada desde hace dos semanas por un problema de voz), no capitalizaron m¨¢s que una cuarta parte de sus casi dos horas de recital.
Turista de sonoridades
El compacto y convincente sonido servido por una banda de sobra engrasada, cuyos componentes son exactamente los mismos que en la ¨²ltima visita que nos rindi¨® hace m¨¢s de dos a?os, fue el principal argumento de la noche. Una velada que suaviz¨® las aristas rock de algunos de sus temas m¨¢s emblem¨¢ticos en aras de un tratamiento m¨¢s latinizado; que adecent¨® horrores a?ejos como Big Bang (de Radical Sonora, ahora barnizado con funk) y que valid¨® la idea de que Bunbury puede seguir present¨¢ndose ante su p¨²blico como un turista de sonoridades globales que, cual infante que va desvelando hallazgos com¨²nmente sabidos, exhibe sus nuevos antojos mientras ampl¨ªa el rango de edad de su p¨²blico potencial. Porque Bunbury puede ser desmesuradamente afectado, pero no tonto.
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