Bell¨ªsima partitura
Orquesta y coro lucieron ajustados y expresivos en su cometido, aunque la calidad sonora y el empaste empeoraran en los 'fortissimi', exagerados y algo estridentes
Iolanta se ha presentado en Valencia con la orquesta y coro del Teatro Real. Solistas y batuta (Teodor Currentzis) tambi¨¦n son los mismos que la representan all¨ª. Eso s¨ª, Madrid la ve escenificada (y ensamblada por Peter Sellars con Pers¨¦phone, de Stravinski) y Valencia, en versi¨®n de concierto. Aqu¨ª no hay ensamblaje, ni escena. Tampoco la pol¨¦mica que, a prop¨®sito de ambas cosas, se ha levantado en el teatro madrile?o. Porque, reducida a lo estrictamente musical y trat¨¢ndose de una partitura poco conocida ¡ªbell¨ªsima, adem¨¢s¡ª solo cabe aplaudir su programaci¨®n.
IOLANTA (VERSI?N DE CONCIERTO)
De P. Chaikovski. Direcci¨®n: T. Currentzis. Solistas: E. Scherbachenko, Pavel Cernoch, Dmitri Ulianov, M. Aniskin, W. White, V. Efimov, P. Kudinov, E. Semenchuk, I. Churilova, L. Singleton. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Palau de les Arts, Valencia, 31 de enero de 2012.
?Puede verse Iolanta como un viaje de la oscuridad a la luz, como un itinerario de iniciaci¨®n (m¨ªstica o no m¨ªstica), como un modelo de asunci¨®n de la realidad... y como tantas otras cosas. Tambi¨¦n, como un bello cuento de hadas con final feliz. Lo que resulta innecesario, incluso en la interpretaci¨®n m¨¢s religiosa, es intercalar, antes del final, un coro de querubines perteneciente a otra obra de Chaikovski?(La Liturgia de San Juan Cris¨®stomo). Tal coro, por bonito que sea, interrumpe torpemente el devenir dram¨¢tico, bien dibujado hasta ese momento por la batuta de Currentzis. Batuta que dirigi¨® con precisi¨®n a las formaciones madrile?as. Orquesta y coro lucieron ajustados y expresivos en su cometido, aunque la calidad sonora y el empaste empeoraran en los?fortissimi, exagerados y algo estridentes. La protagonista (Ekaterina Scherbachenko) luci¨® una voz l¨ªrica muy bien timbrada que solo perd¨ªa belleza a veces en la franja aguda. Muy ruso en sus maneras y bueno en la franja central, Maxim Aniskin (Robert), y mejor a¨²n Dmitri Ulianov (rey Ren¨¦), aunque le vinieran justas las notas graves. Vaudemont se resinti¨® en los agudos, tensos y fr¨¢giles, pero cant¨® con calor y entrega. Williard White compuso un buen Ibn-Haqia a pesar del vibrato, cumpliendo bien los comprimarios.
Result¨® chocante que el rey Ren¨¦ se marchase mientras recib¨ªa la r¨¦plica del m¨¦dico ¨¢rabe, o que Iolanta no estuviera en escena mientras Robert y Vaudemont la contemplan (?) cuando duerme en el jard¨ªn. Ojo: las versiones de concierto exigen tambi¨¦n unos m¨ªnimos de coherencia esc¨¦nica.
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