Festival de peque?os grandes hallazgos

Nunca nos cansaremos de repetirlo: asistir al Tanned Tin de Castell¨®n es una experiencia ¨²nica en su especie. Un surtido de bandas m¨¢s que heterog¨¦neo con las que dejarse sorprender, en un recinto con unas condiciones sonoras exquisitas. Sin agobios, sin colas, sin minutos de la basura (apenas 10 pasan entre banda y banda) y con la posibilidad de confraternizar e intercambiar opiniones con cualquiera de los m¨²sicos participantes, a quienes bien puede uno encontrarse en el hall del teatro vendiendo sus propios discos o degustando uno de los conciertos en el asiento de al lado.

As¨ª de cercano y a la vez de m¨¢gico es este festival, que pese a los continuos tira y afloja con las Administraciones locales, se mantiene en Castell¨®n. Y Castell¨®n har¨ªa bien en calibrarlo como lo que es: un lujo por el que much¨ªsimas capitales de provincia del resto del Estado sacar¨ªan pecho, y con raz¨®n. Por algo los abonos, para los tres d¨ªas, est¨¢n ya agotados. Y es que la merma presupuestaria, cifrada en 15.000 euros menos, pr¨¢cticamente no ha empeque?ecido su oferta. Con coherencia y minuciosidad tambi¨¦n se puede hacer un buen festival, lejos de las desorbitadas cifras que manejan otras citas.

Los abonos para

Si por algo destaca esta d¨¦cimotercera edici¨®n, octava ya que se celebra en la capital de La Plana, es por su apuesta decidida (haciendo de la necesidad virtud) por pesos pesados de nuestra escena, que compartir¨¢n protagonismo con peque?as viejas glorias y valores emergentes del panorama internacional. Entre los primeros, destacan Nacho Vegas, Tri¨¢ngulo de Amor Bizarro o Standstill (con su extraordinario espect¨¢culo Room). Los tres actuar¨¢n hoy, junto al rock instrumental de los mexicanos Austin TV, el ambient pop del canadiense Tim Hecker o la siempre deliciosa Laetitia Sadier (ex Stereolab), a partir de las 19.00. En la programaci¨®n del s¨¢bado, sobresalen el post rock con pedigr¨ª de Main, la dulce propuesta pop con esquirlas noise deudoras de los mejores noventa de los brit¨¢nicos The History Of Apple Pie, la arrolladora iconoclastia de los barceloneses Za! o el hechizante dream pop de los californianos Papercuts, quienes bien podr¨ªan repetir, con algo de suerte, el fen¨®meno de Beach House hace dos temporadas. Pueden ser la revelaci¨®n de este a?o. Canciones, desde luego, les sobran para ello.

El s¨¢bado, y tras la matinal a celebrar en el Espai d¡¯Art Contemporani (con el folk rock de The Black Swans como mayor reclamo), el fin de semana se cierra con cuatro actuaciones que nadie deber¨ªa perderse: el pop enso?ador de Patterns, el pop escuela Sarah Records de los exquisitos y veteranos The Orchids (toda una peque?a instituci¨®n en la independencia brit¨¢nica), el entusiasta vendaval esc¨¦nico que siempre orquestan The Hidden Cameras y las letan¨ªas de tinte centroeuropeo de Matt Elliott, otro viejo conocido. Quien no tenga suficiente, a¨²n podr¨¢ acercarse al EACC el domingo por la ma?ana para ver a Toby Goodshank (ex Moldy Peaches) o al venezolano Algod¨®n Egpicio, quien ha remezclado algunos hits (imponente su remix de Toro, de El Columpio Asesino) y a quien definen como un cruce entre Slowdive y El Guincho. Ah¨ª es nada. Diversidad y multiplicidad de elixires sonoros en un certamen de tres d¨ªas que solo requiere un poco de paciencia y saber dejarse llevar. Al final, es casi imposible que uno no salga con tres o cuatro nuevos descubrimientos que bien podr¨ªan convertirse en uno de los placeres sonoros de cabecera.