Bien est¨¢¡
¡lo que bien acaba, aunque haya sido deplorable lo acontecido, sobre lo que habr¨¢ que volver ineludiblemente una y otra vez, porque ni la l¨®gica de enemigos permite evitar la revisi¨®n de la biograf¨ªa, as¨ª de la personal como de la colectiva, porque los fantasmas siempre vuelven. Hemos permitido demasiado sufrimiento para nada.
Probablemente, la manifestaci¨®n del 11 de febrero, la ¨²ltima, ser¨¢, como siempre, minoritaria, pero la satisfacci¨®n ser¨¢ inmensa, porque resolver no se ha resuelto nada, estamos simplemente en el comienzo de un nuevo ciclo, pero se ha acabado la fase violenta, que tampoco es poco. La reciente declaraci¨®n de ETA sobre el fin de la violencia muestra que subsiste el conflicto pol¨ªtico y que incluso es probable que se prolongue en el tiempo, y que en parte sea irresoluble, pero, desde luego, no lo es de ninguna manera por v¨ªas violentas. Fracas¨® ETA-Pm y treinta a?os despu¨¦s lo ha hecho igualmente ETA-m. Y fracasar¨¢ quien lo vuelva a reintentar, porque como dijo un eminente miembro de Gesto: ¡°En Euskadi no quedan territorios pol¨ªticos por conquistar¡±.
La evangelizaci¨®n del bloque opuesto no ha servido para acrecentar nuestras filas. Euskadi es plural y compleja, con l¨®gica comunitarizada en el plano pol¨ªtico y posmaterialista en el social, y los problemas de identidad agraciadamente no se pueden resolver con un destornillador, como dijo Maalouf.
La primera vez que escuch¨¦ la distinci¨®n entre conflicto pol¨ªtico y violento fue en una entrevista que le realic¨¦ a Itziar Aspuru en la sede de la Asociaci¨®n Vasca de Sociolog¨ªa a principios de los noventa con motivo de una investigaci¨®n sobre movimientos sociales. Esta distinci¨®n me impact¨®, como impactan esas ideas que llevas tiempo intuyendo, que no terminas de averiguar, y que, desde el momento en el que te lo desvelan, te permiten repensar enteramente la realidad con ojos nuevos. Esta idea ha sido un eje nuclear en la visi¨®n de Gesto por la Paz.
Gesto ha sabido vivir decentemente y m¨¢s decentemente sabr¨¢ disolverse
Posteriormente, esta distinci¨®n se ha malusado, sobre todo se ha desvirtuado, y se ha despreciado por los muchos adversarios que le han ido apareciendo a Gesto por la Paz en el transcurso de su historia, a veces desde el abertzalismo, a veces desde el constitucionalismo. La mayor¨ªa de ellos no han terminado de aceptar esta distinci¨®n. Unos negaban la dimensi¨®n externa del conflicto; otros, la interna. A unos, a partir de cierto momento Gesto les comenz¨® a parecer una organizaci¨®n meliflua; a otros siempre les hab¨ªa parecido un instrumento centralista. Pero como un testigo absolutamente indoblegable, Gesto ha mantenido que el conflicto violento no puede ocultar el pol¨ªtico, ni que el pol¨ªtico sirve para legitimar el recurso a la violencia.
El gran riesgo que ha corrido y que corre Gesto es que hay muchos voluntarios dispuestos a reescribirle su historia, a elaborar una historia interesada, de parte, porque su sola presencia ha sido un testimonio de dignidad, de dignidad de una minor¨ªa que nos interpelaba por nuestros silencios y por nuestras inacciones.
La dignidad de Gesto llega incluso a la forma de encarar su final. Ha declarado Lortu dugu! El futuro es nuestro y ha decidido desaparecer. Ha demostrado que nunca equivoc¨® su an¨¢lisis, ni a la hora de enfocar el problema real de la violencia en Euskadi ni a la de encarar su propio futuro. Ha sabido mantener la distancia prudente entre un silencioso Gesto prepol¨ªtico que casi nada reclamaba, pero que se hac¨ªa o¨ªr de forma ensordecedora. Gesto por la Paz ha sido en s¨ª mismo un aparente ox¨ªmoron, casi una contradicci¨®n en sus propios t¨¦rminos, porque parec¨ªa imposible reclamar la paz con el silencio. Pero s¨ª lo era.
En unos momentos en los que con ingenier¨ªa meramente procedimental algunos organismos se atreven a re?irnos porque dicen que se ponen demasiadas trabas a un proceso que est¨¢ en marcha y otros porque dicen que no nos enfrentamos a ¨¦l con la suficiente firmeza, Gesto ha sido, sobre todo, un organismo decente, de los m¨¢s decentes quiz¨¢s, porque dice Margalit que una sociedad es decente cuando sus instituciones no humillan a sus miembros, ni las personas se humillan entre s¨ª. Gesto ha sabido vivir y desarrollarse decentemente y m¨¢s decentemente sabr¨¢ disolverse.
Enzensberger, en su ¨²ltimo libro Hammerstein o el tes¨®n, dice que nadie naci¨® enemigo de Hitler, sino que hab¨ªa que llegar a serlo. Todos tenemos nuestro particular camino a Damasco, pero lo importante es haberlo emprendido y haber llegado de alguna manera. En este sentido, quiero agradecer a mi amiga Itziar Cantera, que hace ya m¨¢s de 35 a?os atr¨¢s, en nuestras innumerables vueltas vespertinas de la Universidad de Deusto hacia casa siempre me dijo que matar era pecado.
Finalmente, dos organismos han sido centrales en mi visi¨®n del mundo, EE y Gesto. Dada la pluralidad que he conocido en Gesto, otros organismos lo habr¨¢n sido de otras personas. Del primero me desped¨ª con pena, porque fue bonito mientras dur¨®; del segundo, indudablemente, con la alegr¨ªa del deber cumplido, alegr¨ªa que celebraremos el d¨ªa 11 de febrero en Bilbao los que estemos, aunque ?qu¨¦ bien se est¨¢ con los que suelen estar!
Xabier Aierdi es soci¨®logo y profesor de la UPV.
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