La retirada victimista
"El victimismo de la derecha valenciana se ha presentado, durante la fiebre del oro de unos a?os lamentablemente desperdiciados, como una interpretaci¨®n de la realidad irrefutable"
La izquierda, cuanto m¨¢s a babor se sit¨²a, m¨¢s tendencia tiene a refugiarse en ciertas modalidades ideol¨®gicas del manique¨ªsmo. Sin embargo, Joan Baldov¨ª y Ricardo Sixto, diputados respectivamente de Comprom¨ªs y de Esquerra Unida en el Congreso, pusieron el dedo en la llaga del mecanismo victimista de la derecha valenciana al apuntar en un coloquio en el Club de Encuentro que los problemas de una financiaci¨®n auton¨®mica injusta no pueden explicar ni son la causa de lo que el diario franc¨¦s Le Figaro describ¨ªa en un amplio reportaje, al d¨ªa siguiente, como una Valencia de excesos ¡°al borde de la quiebra¡±. El victimismo del PP durante sus tres lustros largos de Gobierno en la Generalitat y de abrumadora hegemon¨ªa en la opini¨®n p¨²blica simul¨® inspirarse vagamente en cierto irredentismo del discurso valencianista, procedente a su vez de la peor influencia del nacionalismo, pero se configur¨® de hecho como una potente t¨¦cnica demag¨®gica que actualizaba viejas actitudes reaccionarias para dar cobertura propagand¨ªstica a la rapi?a, el nepotismo, la imposici¨®n sectaria, el despilfarro y la incompetencia.
El victimismo de la derecha valenciana se ha presentado, durante la fiebre del oro de unos a?os lamentablemente desperdiciados, como una interpretaci¨®n de la realidad irrefutable. La culpa siempre era del adversario pol¨ªtico, en este caso socialista, y s¨®lo suya. Adem¨¢s, cualquier intento del adversario de argumentar era autom¨¢ticamente utilizado en su contra. Sectores del periodismo y la intelectualidad, en principio solventes, llegaron a asumir en buena medida un planteamiento tan demoledor y tan simple como si se tratara de una extra?a panacea identitaria. Ahora promueven, desde editoriales y manifiestos, una v¨ªa para superar la cat¨¢strofe que evite a la derecha en el poder, y nos evite a todos, la disecci¨®n p¨²blica de aquella enso?aci¨®n disolvente.
Pero tratar de que el agresivo discurso victimista de los populares valencianos pase a beneficio de inventario sin alg¨²n tipo de catarsis es la mejor manera de persistir en el fracaso. La deformaci¨®n de la realidad, la demonizaci¨®n del discrepante y el permanente consuelo del lamento no puedan dar pie, ahora, a una retirada victimista que no reconozca errores y eluda la rectificaci¨®n p¨²blica y la asunci¨®n de responsabilidades. La manipulaci¨®n ideol¨®gica de algunos rasgos emocionales de la sociedad contempor¨¢nea, amplificada por una complicidad medi¨¢tica tan inquietante como repugnante, han generado un estado de opini¨®n de adictos a la queja, de consumidores del agravio exterior y la autocomplacencia propia. El futuro valenciano pasa por impugnar estereotipos, derribar t¨®picos y fomentar la desintoxicaci¨®n con debate, pluralismo y autocr¨ªtica. Tambi¨¦n por la higiene del relevo en el poder institucional. Sin eso, no habr¨¢ horizontes, sino m¨¢s autoenga?o. Una sociedad victimista es una sociedad esclava de sus miedos y de sus defectos.
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