Un modelo nada mod¨¦lico

Desde que en 1982 se aprob¨® el Estatut d¡¯Autonom¨ªa de la Comunidad Valenciana, hemos estado cargando los valencianos con una mochila m¨¢s pesada que la del resto de comunidades aut¨®nomas (CCAA). Y ello es as¨ª porque la financiaci¨®n que ha acompa?ado la transferencia de competencias y su posterior desarrollo y gesti¨®n siempre ha adolecido de una financiaci¨®n insuficiente. Si tenemos en cuenta que la mayor¨ªa de los 30 a?os transcurridos lo han sido en periodos de crecimiento econ¨®mico, se ha visto disimulado de alguna forma ese lastre, a lo que ha ayudado un endeudamiento con muy bajos tipos de inter¨¦s y con mercados generosos que han permitido compensar la injusta financiaci¨®n.

Habr¨ªa que destacar en primer lugar que la Comunidad se caracteriza por disponer de unos recursos por habitante inferiores a la media y que apenas superan el 90% del conjunto de comunidades aut¨®nomas que se rigen por el sistema de modelo de financiaci¨®n com¨²n (todas menos Pa¨ªs Vasco y Navarra).

Por otro lado, los valencianos soportamos una balanza fiscal negativa, lo que supone que los Gobiernos centrales han recaudado m¨¢s impuestos que lo que gastaban o invert¨ªan en la Comunidad.

A pesar de que los sucesivos modelos de financiaci¨®n (de los a?os 2001 y 2009) han ido mejorando la financiaci¨®n existente, seguimos teniendo un modelo de financiaci¨®n nada mod¨¦lico, nada equilibrado con relaci¨®n al impacto que tiene en otras comunidades aut¨®nomas. De hecho, el actual modelo tambi¨¦n incorpora los tradicionales desequilibrios introduciendo unas leves correcciones que se han demostrado insuficientes. A todo ello, tenemos que a?adir la especial situaci¨®n econ¨®mica con ca¨ªdas de la recaudaci¨®n fiscal lo que en su conjunto ha provocado las tensiones presupuestarias que est¨¢ viviendo la Comunidad Valenciana.

"Es necesario tener en cuenta el? crecimiento demogr¨¢fico"

Si analizamos desde el a?o 2002 la financiaci¨®n media per c¨¢pita en Espa?a, vemos que hay una inferior financiaci¨®n en la Comunidad, que va aumentando desde los 600 millones de euros en el a?o 2002 hasta los 1.700 millones del a?o 2008 o los cerca de 1.000 millones del 2009 (inicio del nuevo modelo), de lo que resulta un d¨¦ficit de financiaci¨®n acumulado en relaci¨®n con la media de 8.400 millones. Esto supone que para mantener los niveles medios de inversi¨®n o prestaci¨®n de servicios p¨²blicos tendr¨ªamos que endeudarnos al menos en esa cantidad, para estar en la media de recursos del resto de autonom¨ªas. Esto no ha sido realmente as¨ª porque el diferencial de deuda con Andaluc¨ªa o Madrid, que tienen m¨¢s poblaci¨®n que la Comunidad Valenciana, es mucho menor que la cifra anterior y, en el caso de Catalu?a, dobla la deuda de la Comunidad Valenciana, por tanto hemos sido m¨¢s eficientes en el uso de los recursos p¨²blicos.

Con este contexto de insuficiente financiaci¨®n y ca¨ªda de ingresos p¨²blicos son m¨¢s que l¨®gicas las dificultades presupuestarias y la falta de liquidez que venimos sufriendo, para lo cual y en la l¨ªnea que est¨¢ planteando el gobierno de la Generalitat, se hace necesario proponer una revisi¨®n del modelo que tenga en cuenta el efecto del intenso crecimiento demogr¨¢fico soportado por la Comunidad Valenciana para que al menos nuestra financiaci¨®n per c¨¢pita sea igual a la de la media. Junto con esto, es preciso reivindicar medidas compensatorias que palien el d¨¦ficit hist¨®rico soportado por los valencianos que adem¨¢s se ha visto acompa?ado los ¨²ltimos a?os con una escasa inversi¨®n p¨²blica estatal, lo que ha obligado al ya tradicional esfuerzo que hist¨®ricamente hemos soportado y que se convierte en una pesada e injusta mochila.