Delacroix espera a Goya
Caixaf¨°rum inaugura la exposici¨®n sobre el pintor franc¨¦s organizada con el Museo del Louvre
Tras el ¨¦xito de la exposici¨®n de los impresionistas de la Colecci¨®n Clark, llega a Caixaf¨°rum la retrospectiva del pintor franc¨¦s Eug¨¨ne Delacroix (1798-1863), organizada con el Museo del Louvre, que en Madrid ha recibido 300.000 visitantes. La exposici¨®n re¨²ne m¨¢s de 130 obras procedentes, adem¨¢s del Louvre, de la Galer¨ªa de los Uffizi de Florencia, la National Gallery de Londres, el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el Mus¨¦e d'Orsay de Paris, el Art Institute of Chicago, el British Museum de Londres y el Mus¨¦e de Beaux-Arts de Burdeos.
La exposici¨®n recorre toda la carrera de este gran artista rom¨¢ntico que naci¨® tras la Revoluci¨®n Francesa, ya muerto el Antiguo R¨¦gimen y meses antes de que Napole¨®n se hiciera con el poder; que se educ¨® en los ideales del imperio y luego fue testigo de la derrota y sobrevivi¨® al agitado siglo XIX franc¨¦s. Un recorrido que, si en lo pict¨®rico le llev¨® a mostrar el camino de la modernidad, en lo intelectual le empuj¨® hacia el conservadurismo.
La exhibici¨®n convivir¨¢ con la que llegar¨¢ con fondos del Museo del Prado
La exposici¨®n, que se inaugur¨® ayer y podr¨¢ verse hasta el 20 de mayo, convivir¨¢ a partir del 16 de marzo en Caixaf¨°rum con la retrospectiva sobre Francisco de Goya con fondos del Museo del Prado, que permitir¨¢ establecer la relaci¨®n entre los dos pintores, m¨¢s concretamente entre sus grabados. Delacroix pas¨® por Espa?a en 1832, de camino hacia el norte de ?frica acompa?ando la misi¨®n diplom¨¢tica del conde Mornay, y qued¨® marcado por la contemplaci¨®n de Los caprichos, de Goya, en la Embajada de Francia en Madrid. ¡°Solo el viaje a Marruecos le permiti¨® liberarse del negro, es decir, liberarse de Goya¡±, explic¨® ayer el comisario de la exposici¨®n y conservador jefe del Departamento de Pintura del Louvre, S¨¦bastien Allard.
La pieza central de la exposici¨®n es, sin duda, la emblem¨¢tica Mujeres de Argel en sus habitaciones, de 1834, un cuadro que casi nunca abandona el Louvre y del que arranca la l¨ªnea que va de Cezanne a Picasso y la t¨¦cnica pict¨®rica que abrir¨¢ la puerta de la modernidad. En ¨¦l, Delacroix experimenta de forma intuitiva con la llamada ¡°ley de los contrastes simult¨¢neos¡±, una manera de plantear la pintura con colores puros que solo se mezclan ¡ªcuando ya est¨¢n en el lienzo¡ª en la retina del espectador. El cuadro, que forma parte de la gran producci¨®n de temas basados en el Magreb que Delacroix realiz¨®, de los que hay una buena muestra en Caixaf¨°rum, supone una ruptura con la llamada pintura orientalista de odaliscas y harenes. Aunque el origen del cuadro es, obviamente, un har¨¦n, Delacroix huye del t¨®pico y lo transforma en una sala llena de cotidianidad, con mujeres serenas que llevan objetos tan desconcertantes como un reloj.
Parte importante de la exposici¨®n son las telas sobre la guerra de independencia de Grecia frente al poder otomano y la gran figura rom¨¢ntica de Lord Byron. Tampoco faltan numerosos ejemplos de la pintura de animales, no solo de caballos, sino tambi¨¦n de fieras, como los tigres y leones que Delacroix contempl¨® en el Jardin des Plantes de Par¨ªs, as¨ª como de temas mitol¨®gicos y del periodo en el que el pintor, un hombre laico hijo de la revoluci¨®n, se fascin¨® con la figura de Cristo crucificado.
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