Esculturas como panes
La Fundaci¨®n Su?ol de Barcelona expone obras de Mir¨®, Giacometti y Calder
Cuando se habla de impresionismo, surrealismo, futurismo o cualquier otro ismo que haya marcado las tendencias del arte, se hace siempre a partir de la pintura, pocas veces se incluyen otras manifestaciones de las artes y casi nunca la escultura, como si las dos dimensiones se impusieran siempre a lo tridimensional. La Fundaci¨®n Su?ol de Barcelona reivindica la capacidad ¨²nica de crear vol¨²menes y espacios de la escultura, y lo hace a partir de 34 obras de 29 autores, muchas de ellas in¨¦ditas, en las que tambi¨¦n se plantea el l¨ªmite entre el objeto y la escultura. La intenci¨®n queda clara con la pieza que recibe al visitante: un apetitoso y aparentemente crujiente pan de pag¨¨s, que incluso hace segregar saliva, que se descubre como la escultura de bronce pintada al ¨®leo Pan tostado que Claudio Bravo hizo en 1974.
El recorrido permite ver autores y obras de primer nivel que dan idea de la importancia de la colecci¨®n reunida durante m¨¢s de 40 a?os por Su?ol, que normalmente est¨¢n repartidas por la casa del coleccionista y que ahora se exhiben juntas por primera vez. Sin pretender hacer una historia de la escultura contempor¨¢nea, se pueden ver obras que van desde las primeras vanguardias hasta las propuestas m¨¢s atrevidas de la d¨¦cada de 1990. Es el caso de Linee-forza del pugno de Boccioni II, una obra que, pese a su aparente modernidad de l¨ªnea y el intenso color rojo, fue creada por Giacomo Balla en 1915. Est¨¢ acompa?ada de otros autores tan cl¨¢sicos como Alexandre Calder, representado por Une lune bleue, uno de sus conocidos m¨®viles, que le dieron fama mundial; Alberto Giacometti; Lucio Fontana (preciosa la vaina met¨¢lica con uno de los rasgados que abundan en sus cuadros); Julio Gonzaga; Eduardo Chillida; Joan Mir¨®; Miquel Navarro; Sergi Aguilar; Jaume Plensa; Susana Solano, y otros autores que muestran con sus obras el v¨ªnculo entre lo cotidiano y el arte.
Las obras no se han dispuesto de forma cronol¨®gica, sino estableciendo un di¨¢logo entre ellas. Es el caso de una Masque de Kiki de Montparnasse, creada por Pablo Gargallo en 1928, que dialoga con una de las m¨¢scaras de Juli Gonz¨¢lez de 1934: siendo totalmente diferentes, invitan a dirigir la mirada de una a otra buscando el parecido. Lo mismo ocurre con la impresionante La jambe, de Alberto Giacometti, de 1958, que se ha enfrentado con la fr¨¢gil obra de bamb¨² de Mois¨¨s Vill¨¨lia, que recuerda las estilizadas obras del escultor suizo. La teatralidad del montaje es mayor con la mesa preparada para comer Suite Erocomida, de Zush, de 1965, cuando el artista se llamaba Albert Porta, colocada junto a la silla de espinas Chaise de salon d¡¯art, de Jaume Xifra, y la luminosa escultura Orange-green-mr prope-yellow, de Bill Culbert, que conforman un comedor casero nada convencional.
Entre las obras que m¨¢s impactan, Crex, del comienzo de Jaume Plensa, momento en el que trabajaba el acero y no la resina, el cristal y la luz. Tambi¨¦n Chaqueta, de Joan Cardells, realizada con la nada pol¨ªticamente correcta uralita y que evoca el estilizado torso de un var¨®n o el maniqu¨ª de un sastre.
La exposici¨®n, abierta hasta el 1 de septiembre, es el primero de los actos previstos para celebrar el quinto aniversario de la fundaci¨®n desde que abri¨® sus puertas en el paseo de Gr¨¤cia barcelon¨¦s y por ella han pasado m¨¢s de 45.000 personas. Tambi¨¦n es una oportunidad ¨²nica para ver una colecci¨®n de esculturas de primer nivel, dignas de figurar en alguno de los expositores de Arco, que estos d¨ªas se celebra en Madrid.
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