La plet¨®rica mediana edad
El grupo Nada Surf llena la sala La Riviera
Resulta extra?o encontrarse al cantante de un grupo estadounidense que saluda al p¨²blico con un castellano razonablemente correcto: "Gracias por venir. Tenemos nuevo disco y empezamos con una de sus canciones". Pero casi todo entronca con la singularidad en el caso de Nada Surf, banda de Brooklyn con directa vinculaci¨®n madrile?a en la persona de su bajista, Daniel Lorca. El predicamento que el tr¨ªo conserva en la capital resulta tan asombroso como para que 2.000 personas reventaran anoche La Riviera para escuchar las canciones de su flamante s¨¦ptimo disco, The stars are indifferent to astronomy. Ni los veteranos Simple Minds consiguieron en el mismo escenario, tres d¨ªas atr¨¢s, un lleno de tales proporciones.
Nada Surf presume de independencia radical y ahora graba para una peque?a discogr¨¢fica pontevedresa, pero un grupo capaz de acertar con un t¨ªtulo tan delicioso para su nuevo ¨¢lbum (Las estrellas no saben de astronom¨ªa) merece que renovemos nuestro inter¨¦s en sus andanzas. Sobre todo porque ese trabajo constituye un revitalizante tratado de power pop can¨®nico, un pu?ado de canciones que a Teenage Fanclub se les pod¨ªan haber ocurrido en los a?os de Bandwagonesque y que, con las mismas, habr¨ªan encontrado acomodo en el repertorio de Big Star un par de d¨¦cadas antes.
Lorca y su amigo del alma, Matthew Caws, pertenecen a la generaci¨®n del 67 y transitan por esos inquietantes a?os del ecuador vital. Las nuevas composiciones, sin embargo, constituyen una reivindicaci¨®n plet¨®rica de la mediana edad. Cuesta creer que Nada Surf celebre esta temporada su vig¨¦simo aniversario, pero las matem¨¢ticas son as¨ª de testarudas. Y el mejor conjuro contra el apocamiento lo constituyen temas tan brillantes como Jules & Jim o?Looking through, nuevos himnos de esos que apetecer¨ªa corear, por ejemplo, bajando la ventanilla del autom¨®vil. Aunque el tradicional sonido saturado de La Riviera por poco arruina la estupenda canci¨®n que remite a la pel¨ªcula de Truffaut.
Caws sabe mantener y dosificar su empat¨ªa con el p¨²blico peninsular. "?Son unos bestias!", anunci¨® para presentar a los dos m¨²sicos que complementan a Nada Surf en directo; entre ellos, el polifac¨¦tico Martin Wenk, de Calexico, responsable de un precioso solo de trompeta para 80 windows. Los temas de corte pausado no son el fuerte de la banda, pero sus fieles saludaron el estribillo de Weightless cimbreando los brazos y coreando ese Oooooh ooh ooh como si asisti¨¦ramos a un concierto de Shakira en el Calder¨®n. Y la velada termin¨® en comuni¨®n plena gracias a Popular y, sobre todo, Always love, coreada con el entusiasmo que solo puede generar semejante canto al optimismo.
Antes hab¨ªamos tenido ocasi¨®n de descubrir la m¨²sica de Waters, el nuevo proyecto de Van Pierszalowski tras la disoluci¨®n de los apreciables Port O¡®Brien. Se nota que la difunta formaci¨®n era hija de aquella Am¨¦rica anterior a la crisis de las subprime, porque su heredera prescinde de los elementos campestres y ha embravecido el rugir de las guitarras. Pero este rubio de Alaska que vive entre Oslo y San Francisco sigue siendo un tipo al que tener en cuenta.
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