Tercer a?o triunfal
Todo indica que el actual juego revuelto acabar¨¢ con el habitual Bloque Nacionalista Gatopardiano
Igual que en las leyendas, al tercer a?o de mandato, nuestro presidente Alberto N¨²?ez Feij¨®o, ha visto se?ales. En concreto, rayos. No Rayos-C brillando en la oscuridad cerca de la puerta de Tannh?user, como rememoraba, paloma en mano, el replicante Roy Batty en Blade Runner. Ni tampoco los rayos que se producen en las tormentas el¨¦ctricas. Ha visto rayos de sol, de la recuperaci¨®n macroecon¨®mica que sin duda brilla all¨¢ en el cielo, muy por encima de los nubarrones que agrisan las microeconom¨ªas a ras de tierra. Es esperanzador (y raro) que un pol¨ªtico mire lejos y a lo alto. Aunque los que no lo somos, o vivimos en sitios m¨¢s nublados, como mucho lo que percibimos es el rel¨¢mpago que antecede al trueno que viene. El casi ¨²nico rayo de esperanza de que es posible la civilizaci¨®n es la existencia de debates como el del cient¨ªfico Richard Dawkins y Rowan Willians, arzobispo de Canterbury. No tanto por la cuesti¨®n debatida (la naturaleza y origen del ser humano), sino porque haya un contexto para que se produzca.
Imaginen el encuentro Dawkins-Willians en Espa?a. Yo no soy capaz. Ni a los contendientes (esforz¨¢ndome, vislumbro a Fernando Savater contra¡), ni a nadie que suscitara consenso como moderador. De realizarse, y que no fuese algo tipo Bel¨¦n Esteban contra el Padre Apeles, me imagino que el resultado ser¨ªa como el antecedente del debate de Oxford, entre el obispo local y el naturalista Thomas Huxley. El primero pregunt¨® al segundo si el mono descend¨ªa del mono por la rama paterna o materna, y ¨¦ste respondi¨® que mejor de un mono que de alguien tan obtuso. Fue hace 150 a?os. Quiz¨¢s les suene el nivel.
Volviendo a nuestros rayos, quiz¨¢s porque carezco de la agudeza visual -y de las otras- de nuestro presidente, no veo en su gesti¨®n demasiadas contribuciones para que luzca el sol despu¨¦s de tres a?os de nubarr¨®n. Acaba de saberse que Galicia perdi¨® 50 millones del Estado porque la Xunta solo ejecut¨® el 49,3% de los Fondos de Cooperaci¨®n Interterritorial que hab¨ªa peleado en los tribunales. Tambi¨¦n preocupan mucho los fondos europeos, pero esta misma semana, de las 200 enmiendas presentadas en la Comisi¨®n de Pol¨ªtica Territorial del Comit¨¦ de las Regiones de la UE, Galicia ¨²nicamente aport¨® una. La pasada semana, en el debate sobre la reforma de la Pol¨ªtica de Pesca, ni vot¨®.
Estas cosas no son piedra de esc¨¢ndalo, ni de reflexi¨®n por aniversario. Nuestra clase tradicionalmente dirigente ya no analiza qu¨¦ Galicia pretende (salvo que no sea la que quieren otros). S¨ª lo hizo cuando tuvieron que construir el decorado de un pa¨ªs para que hiciese de reino de Don Manuel (Fraga) I. Cuando vieron que poner los cimientos de verdad era trabajoso y de resultados favorables no testados, se deriv¨® hacia el estado-favor-a-los-amigos. Ahora que ya no se puede, o ni siquiera se sabe, se vuelve a lo ancestral: facilitar la depredaci¨®n y esperar compensaciones o agradecimientos. O sea, la esencia de la civilizaci¨®n occidental que reivindica la derecha a la vez que lamina sus logros posteriores.
El campo progresista tambi¨¦n se refugia en la tradici¨®n. Sobre todo, aunque no la reclame, en la judeocristina, desde el catacumbismo al sentimiento de culpa, pasando por la firmeza de la fe. Vuelven los insultos con palabras compuestas, rimbombantes como los apellidos: social-traidor, seudogaleguista, paleoleninista. Vuelve el big bang organizativo (un amigo, en su d¨ªa militante de un partido mao¨ªsta que se extingui¨® con la aparici¨®n de las urnas, recibi¨® hace poco una llamada en el m¨®vil: "Oye, soy el secretario general, que volvemos"). Vuelve el atavismo de la conspiraci¨®n y los duelos de certezas a primera sangre (¨¢mbito socialista) o a muerte (en el nacionalista).
En el PSOE los desencuentros son como los adulterios en las ¨®peras: alguien descubre que su pareja canta con otro. Aunque en el escenario se maten y tras las bambalinas se odien, al final comparecen todos cogidos de la mano para recibir el veredicto del p¨²blico. Finalizado el debate Rubalcaba-Chac¨®n sin haber descubierto cual era (aparte de quienes mandaban y quien dar¨ªa mejor imagen), ahora en Galicia se discute quien se enfrentar¨¢ a Pachi V¨¢zquez, pero no para qu¨¦ (aparte de quienes etc.). En los nacionalistas, todo parece indicar que el actual juego revuelto concluir¨¢ con el Bloque Nacionalista Gatopardiano habitual, con Carlos Aymerich en el papel de refugium pecatorum y consolator afflictorum.
Los disidentes, Irmandi?os et altrii, en el m¨¢s probable de los casos constituir¨¢n un foro de encuentro en el que cada uno ir¨¢ a convencer a los otros de que su posici¨®n es la correcta (como dec¨ªa Paul Val¨¦ry, todo el que participa en una discusi¨®n defiende dos cosas: una tesis y a s¨ª mismo). Una plataforma tipo Galicia Non se Vende, que actuar¨¢ de Pepi?o Grilo del nacionalismo como IU lo fue del socialismo (es de esperar que con mejores resultados). Un statu quo que es de agradecer desde el punto de vista electoral (a los votantes tanto les da si en los partidos el aire es asfixiante o acondicionado). Y de deplorar desde el punto de vista ciudadano, porque consolidar¨¢ lo decidido por una docena de personas como el pensamiento ¨²nicamente correcto, no solo en pol¨ªtica. Tambi¨¦n se llevar¨¢ por delante a buena parte de los nacionalistas con experiencia de gesti¨®n real -Marti?o Noriega el primero- y a los que van por libre, no solo en l¨ªnea pol¨ªtica, contribuyendo a engrosar las abarrotadas tinieblas exteriores del nacionalismo.
Si fuesen tiempos tr¨¢gicos, citar¨ªa al Roy Batty que agoniza en una cornisa: ¡°Todos esos momentos se perder¨¢n en el tiempo como l¨¢grimas en la lluvia¡±. Como, pese a todo, no lo son, me limitar¨¦ a lamentar que tambi¨¦n vuelve Parch¨ªs y amenaza con volver Mecano.
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