El Igape prest¨® 2,9 millones a la trama pese a sospechas de facturas falsas
El organismo ignor¨® un informe t¨¦cnico que advert¨ªa del enga?o
Ninguna de las alarmas que saltaron durante la tramitaci¨®n de las subvenciones a la trama corrupta sirvi¨® para algo. Ni siquiera la inequ¨ªvoca alerta que realizan dos funcionarios del instituto p¨²blico antes de que Dorribo recibiese, en 2010, la autorizaci¨®n auton¨®mica para cobrar un pr¨¦stamo de 2,9 millones procedente del Banco Europeo de Inversiones.
El empresario hab¨ªa expuesto ante el Igape un fabuloso proyecto para construir una f¨¢brica de medicamentos en el que iba a invertir 5,8 millones de euros. Aportaba facturas (falsas) de un listado de una veintena de proveedores, incluida alguna empresa del propio Dorribo a nombre de testaferros. Pero Francisco Gonz¨¢lez y Ernesto Saavedra, dos funcionarios del instituto p¨²blico, realizan varias indagaciones en un intento por comprobar que las facturas que presentaba la empresa Nupel eran legales. ¡°Se llam¨® telef¨®nicamente a Montajes Jumar y Control T¨¦cnico Jaro. El primero dijo que no fabricaba moldes, el segundo que no elaboraba software de gesti¨®n [ambos productos figuran en el concepto de las facturas]. Tambi¨¦n se llam¨® a Hermanos Vidal [que supuestamente hab¨ªa vendido a Dorribo una planta purificadora de aguas], pero el interlocutor no ten¨ªa conocimiento de que suministrara ese producto¡±.
Contra toda l¨®gica, nada de lo expuesto import¨® a sus superiores. Cristina Quintela, actual directora del ¨¢rea de financiaci¨®n e imputada en el caso, era su jefa directa. En al menos una ocasi¨®n Quintela comi¨® en Lugo con Carlos Monjero, empresario que realizaba el andamiaje contable de la trama; y con Carlos Silva, subdirector del Igape al que Dorribo acord¨® sobornar para que agilizase los expedientes de subvenciones.
¡°Que cambien los importes a las facturas, que borren el nombre y que digan que la maquinaria es nueva¡±, orden¨® Dorribo.
Los funcionarios, en el documento en que llaman la atenci¨®n sobre el fraude de las facturas, piden adem¨¢s que, si finalmente el pr¨¦stamo sale adelante, se exija a Nupel ¡°una condici¨®n especial para la comprobaci¨®n de la inversi¨®n¡±. Presuntamente y seg¨²n los investigadores, ¡°tanto Cristina Quintela como Pedro Caldas [subdirector de Programas de acceso al r¨¦dito del Igape tambi¨¦n imputado] participan en los hechos delictivos facilitando la concesi¨®n del pr¨¦stamo mediante manipulaci¨®n del proceso de garant¨ªas exigidas para una correcta aplicaci¨®n de la ayuda p¨²blica¡±. El pr¨¦stamo se autoriz¨® y pag¨® el 22 de marzo de 2011.
Pero las irregularidades empiezan mucho antes. El due?o de Nupel recibi¨® en 2008 una subvenci¨®n a fondo perdido de 1,4 millones de la direcci¨®n de I+D con el bipartito en el gobierno de la Xunta y Fernando Blanco como conselleiro (tambi¨¦n imputado). Pese a que una inspecci¨®n posterior no encuentra ¡°ning¨²n elemento que indique una deficiente realizaci¨®n del proyecto¡±, al equipo dirigido desde el juzgado de Lugo por Estela San Jos¨¦ no le resulta muy dif¨ªcil destapar el fraude. Cotejando las facturas que justifican aquella inversi¨®n encuentran que la mayor¨ªa justificaban la compra de m¨¢quinas y proced¨ªan de ICM, una empresa que no las fabrica. Por si fuera poco, ICM pertenec¨ªa casi al 100% a Nupel y su administradora era Aveline Fern¨¢ndez, esposa de Dorribo. El verdadero proveedor original de la maquinaria era una firma llamada STE Pharma, que denunci¨® a Dorribo en los juzgados porque le dej¨® de 700.000 euros sin abonar. Y para rizar el rizo, la direcci¨®n de I+D del gobierno bipartito en la Xunta tampoco advirti¨® que ICM, declar¨® unas ventas en 2008 de poco m¨¢s de dos millones de euros seg¨²n consta en el Registro Mercantil. En cambio, justific¨® ante la Conseller¨ªa de Econom¨ªa una facturaci¨®n con Nupel de 4,1 millones por la tecnolog¨ªa. Todo era simulado y falso.
Con la m¨¢xima impunidad, esos mismos documentos se utilizaron a?os despu¨¦s para solicitar otras ayudas. ¡°Que cambien los importes, que borren el nombre y que digan que la maquinaria es nueva¡±, orden¨® Dorribo.
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