De la l¨ªrica a la ¨¦pica
Sweet Billy Pilgrim eran hasta ahora el secreto mejor guardado de la Corona brit¨¢nica. Minoritarios por vocaci¨®n y escasez presupuestaria, casi nadie pareci¨® reparar en ellos hasta que su segundo ¨¢lbum, el prodigioso Twice born men (2009), se col¨® entre los finalistas del premio Mercury. La gran noticia del d¨ªa es que el inmenso talento de Tim Elsenburg, el rubio gafapasta de flequillo lacio, no hab¨ªa tocado techo. La Casa Encendida acogi¨® anoche el estreno europeo de Crown & treaty, el inminente nuevo trabajo del ahora sexteto, y todo resulta a¨²n m¨¢s s¨®lido, veros¨ªmil y absorbente de lo que ya conoc¨ªamos.
Elsenburg hab¨ªa deslumbrado en los territorios de la l¨ªrica, pero ahora se nos ha vuelto ¨¦pico sin renunciar a ese bagaje previo. Su rock minimalista, que compart¨ªa est¨¦tica y discogr¨¢fica con David Sylvian o Steve Jansen, ha ganado en pegada y grandiosidad. A la melancol¨ªa de Blue Nile a?ade ahora el tono heroico de Elbow o las filigranas progresivas de King Crimson: las preciosas guitarras de Archaelogy nos retrotra¨ªan anoche a los tiempos de Discipline.
El p¨²blico rompi¨® a aplaudir antes de tiempo en Joyful reunion, que nace como rock convencional y se alambica con tantos cambios de ritmos y ambientes como en los buenos tiempos sinf¨®nicos. El bajista Anthony Bishop es un maestro en el arte del contratiempo. Y el embeleso crece ante estribillos como el de Blood is big expense, uno de esos momentos estremecedores en los que Tim parece elevar una plegaria. El nuevo sexteto prescinde de timbres m¨¢s terru?eros, como banjos y mandolinas, pero la vinculaci¨®n con el folk sigue presente en la orfebrer¨ªa vocal. Hay ocasiones, como en la conmovedora balada Blue sky falls, en que cantan los seis y Elsenburg aprovecha para mostrar su rostro m¨¢s melodram¨¢tico. As¨ª las cosas, SBP no puede tardar en convertirse en un secreto a voces.
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