Y ahora, el candidato a 'lehendakari'

Todo est¨¢ ya preparado en el PNV para hacer frente al ¨²ltimo de los tres grandes retos internos que afronta cada cuatro a?os. Tras la reelecci¨®n de I?igo Urkullu como presidente, en enero, y la renovaci¨®n de las distintas ejecutivas territoriales, ayer, la mirada est¨¢ ya puesta en la elecci¨®n del candidato a ser el pr¨®ximo lehendakari. Aunque tercer objetivo en el calendario, encabeza el orden de relevancia para los nacionalistas, habida cuenta de que la pretensi¨®n de recuperar el Gobierno vasco ha guiado su acci¨®n pol¨ªtica desde 2009. Por eso, el debate sobre el proceso para designar al futuro aspirante abrir¨¢ ma?ana el primer encuentro de la renovada direcci¨®n peneuvista en Sabin Etxea.

Se trata de una cuesti¨®n omnipresente en los ¨²ltimos meses, pero que ha permanecido en la sombra hasta la completa renovaci¨®n de la ejecutiva, finalizada ayer, ya que recae sobre esta la ¨²ltima palabra respecto al candidato. Por eso no se ha incidido en unas quinielas que apuntan hacia el actual presidente del partido, I?igo Urkullu, como principal aspirante a comandar la nave electoral del PNV. Un papel que, en principio, dificultan las propias normas internas de funcionamiento, que impiden compatibilizar el liderazgo org¨¢nico con la representaci¨®n institucional. Es una norma no escrita, la bicefalia, pero fijada por la costumbre y a la que hay fundadas resistencias a renunciar.

La designaci¨®n del ahora presidente no abocar¨ªa a otras elecciones internas

La designaci¨®n de Urkullu como aspirante a lehendakari dejar¨ªa sin l¨ªder al partido y abocar¨ªa, en teor¨ªa, a reiniciar el proceso para elegir a su presidente. En teor¨ªa, porque no siempre ha sido as¨ª y la historia sienta precedente cuando la norma no est¨¢ escrita. No hay que remontarse mucho en el tiempo. En enero de 2002, quien comandaba el partido en ?lava, Jos¨¦ Mar¨ªa Gerenabarrena, dej¨® vacante un puesto para el que se encontr¨® relevo sin necesidad de reiniciar el proceso de elecci¨®n entre las bases. El sucesor, I?aki Gerenabarrena, fue elegido entre quienes integraban entonces la ejecutiva territorial. ¡°Si ha ocurrido una vez, puede volver a repetirse¡±, advierte una contrastada fuente del partido.

La opci¨®n de evitar la puesta en marcha de la compleja maquinaria interna ensancha el camino para la designaci¨®n de Urkullu. M¨¢xime, si su relevo org¨¢nico sale de una ejecutiva repleta de personas de su confianza, sobre la que tiene un control casi absoluto. Solo dos de los 14 integrantes de la direcci¨®n nacional, los guipuzcoanos Joseba Egibar y Aitor Olaizola, se pueden encuadrar en el sector cr¨ªtico y no se presume que gocen del apoyo suficiente como para hacerse con el mando del partido. La continuidad quedar¨ªa garantizada de puertas hacia dentro y la l¨ªnea moderada de gesti¨®n sobre identidad se presentar¨ªa como reclamo electoral, en contraposici¨®n con la etapa de Juan Jos¨¦ Ibarretxe, por quien el viernes apost¨® p¨²blicamente Gerenabarrena, pese a que el exlehendakari se ha autodescartado en repetidas ocasiones.

Urkullu suma peso interno y relevancia externa. Su figura no est¨¢ por consolidar

Aunque no existe un perfil predefinido, ni una fecha marcada para la designaci¨®n del aspirante, se da por hecho que tiene que gozar de tanta relevancia externa como poder interno, as¨ª como ostentar un destacado bagaje pol¨ªtico. Requisitos ante los que Urkullu parece no tener rival para afrontar el que en la propia formaci¨®n nacionalista definen como ¡°principal reto a corto plazo¡±: recuperar el Gobierno vasco perdido en 2009. Desde Sabin Etxea, y sin necesidad de ostentar ninguna portavoc¨ªa institucional, el l¨ªder peneuvista ha sabido maniobrar para minimizar cualquier atisbo de discrepancias internas y rodearse de gente af¨ªn o de su confianza.

Al f¨¦rreo liderazgo del partido se suma una balanza pol¨ªtica en la que su papel, con sus conversaciones en Madrid con el anterior Gobierno socialista, ha sido decisivo para el final del terrorismo, as¨ª como para avanzar en el cumplimiento del Estatuto de Gernika. A caballo entre la moderaci¨®n y un discurso que no renuncia a ciertas dosis de soberanismo, aunque alejado de la izquierda abertzale, ha sabido trasladar su imagen a la de una formaci¨®n que esgrime gesti¨®n como principal oferta de la cara a las elecciones auton¨®micas del a?o que viene, convencida de que es lo que reclama el ciudadano. El escaso margen de tiempo, adem¨¢s, juega a favor del actual presidente, cuya figura no est¨¢ por consolidar.

Hay m¨¢s aspirantes en la rec¨¢mara, pero sin un perfil tan contrastado

Hay m¨¢s candidatos en la rec¨¢mara, pero sin un perfil tan contrastado. Como alternativas emergen, entre otros, el portavoz en el Congreso, Josu Erkoreka, cuyo protagonismo en Madrid se ha visto mermado ante la mayor¨ªa absoluta del PP; la europarlamentaria Izaskun Bilbao; el presidente del partido en Bizkaia, Andoni Ortuzar, que ha revalidado sin oposici¨®n su liderazgo interno en el basti¨®n nacionalista; o el propio diputado general de este territorio y m¨¢ximo representante institucional a d¨ªa de hoy, Jos¨¦ Luis Bilbao. Ninguno de ellos, sin embargo, cuenta con el peso de Urkullu, que ha hecho valer su palabra como la ¨²nica oficial cuando la situaci¨®n lo ha requerido.

Lo que parece claro es que el PNV va a hilar fino con la elecci¨®n de su candidato a lehendakari. Es la cita con las urnas que esperan en el partido nacionalista desde hace cuatro a?os, cuando iniciaron su retroceso institucional, y la afrontan ante un incierto horizonte que obliga a no cometer errores de estrategia si el objetivo es regresar al Ejecutivo vasco. La mayor¨ªa de las encuestas, no en vano, avanzan una ligera mayor¨ªa nacionalista, pero enmarcada en un reparto generalizado de fuerzas con abertzales, socialistas y populares, que obligar¨ªa a pactar para poder gobernar. Es pronto a¨²n para plantear siquiera posibles acuerdos, por lo que en Sabin Etxea tienen claro que el objetivo pasa por ser ¡°la lista m¨¢s votada¡±.