?lava deja de ser patatera
La producci¨®n pasa de las 500.000 toneladas en los a?os 90 a las 36.000 actuales Ya s¨®lo hay 300 explotaciones de las 2.000 de hace 20 a?os
El t¨®pico de una provincia como ?lava vinculada a la patata y el hist¨®rico apelativo a sus vecinos de la llanada como patateros tiene los d¨ªas contados. Salvo la industria del vino que tiene una estructura algo m¨¢s s¨®lida, el campo alav¨¦s est¨¢ sufriendo de manera especialmente cruenta las consecuencias de la ca¨ªda del consumo, los elevados costes de intermediaci¨®n y comercializaci¨®n, y los recortes p¨²blicos en ayudas al productor.
Cada productor puede perder entre 80 y 100 euros por tonelada
En el caso de la patata alavesa, famosa por su calidad tanto en la modalidad de siembra como en consumo, no se trata adem¨¢s de un problema coyuntural, es absolutamente estructural. La ca¨ªda de la producci¨®n, de las explotaciones y de los productores, es progresiva e imparable debido a que los m¨¢rgenes se han ido trasladando del productor al intermediario y al comercializador, desde hace veinte a?os. Un contexto que acent¨²a las consecuencias negativas de su incapacidad para asociarse en estructuras empresariales mayores. La mayor¨ªa de las explotaciones son familiares, y como reconoci¨® el presidente del sindicato alav¨¦s que los agrupa la Uni¨®n Agroganadera de ?lava, UAGA, Jos¨¦ Antonio Gorbea, "no somos capaces de hacer cooperativas de abajo a arriba".
El campo tambi¨¦n para las mujeres
UAGA y sus socios est¨¢n a la defensiva. La asamblea anual que celebr¨® la pasada semana en Vitoria dej¨® meridianamente claro cu¨¢les son los problemas de un sector que tiene muchas dificultades para sobrevivir al margen de estructuras productivas y comerciales grandes. En ese contexto sus dirigentes apostaron por desarrollar unos circuitos de comercializaci¨®n m¨¢s cortos y establecer relaciones m¨¢s intensa con el consumidor, sin tanto intermediario. Todo ello en medio de un emplazamiento a las instituciones p¨²blicas para que por una parte promuevan otra cultura del consumo basada en productos aut¨®ctonos. Y por otra para que cierren el ciclo que permita a las mujeres estar en igualdad de condiciones que los hombres en el sector. "Las mujeres han sido invisibles tanto en su trabajo codo a codo, con los hombres en la labranza como en las tareas dom¨¦sticas, sin olvidar su papel al frente del cuidado de nuestros hijos y mayores. Se empiezan a dar pasos en la Ley de Titularidad Compartida en este vac¨ªo que nos ha rodeado. Ya es hora de que puedan disfrutar de los mismos derechos e independencia econ¨®mica que los hombres". Aunque todav¨ªa es anecd¨®tico su papel, en ?lava ya hay explotaciones ganaderas dirigidas por mujeres. La anterior presidenta de UAGA, la veterinaria Yolanda Urarte, fue la primera mujer en estar al frente de la hist¨®rica organizaci¨®n con m¨¢s de treinta a?os de servicio a los agricultores y ganaderos.
Antes ella y ahora Gorbea, son cr¨ªticos con un sistema de ayudas p¨²blicas que pr¨¢cticamente se asemeja a la beneficencia y que han desaparecido pr¨¢cticamente del mapa debido a la crisis. Hasta ahora, los malos a?os se compensaban en parte, gracias a las ayudas p¨²blicas que evitaban los desastres y las ca¨ªdas pronunciadas de precio. Las patatas etiquetadas con label est¨¢n primadas con entre cinco y seis c¨¦ntimos por kilo, como la de siembra, y la normal con apenas un c¨¦ntimo. La inversi¨®n p¨²blica ha ca¨ªdo un 42%.
El precio que est¨¢n pagando por esa falta de organizaci¨®n est¨¢ siendo doblemente alto. Alava ha pasado de sembrar 10.000 hect¨¢reas de patata en 1986 a unas exiguas 900 en 2011. De producir casi medio mill¨®n de toneladas de ese tub¨¦rculo a superar por poco las 36.000; de tener m¨¢s de 2.000 explotaciones a apenas 300, y de hacer cuentas cada a?o para saber los beneficios de la cosecha a ampliar el plazo a un lustro para combatir las fluctuaciones de los precios.
Pero adem¨¢s es como si los alaveses le hubieran dado la espalda porque no solo est¨¢ cambiando el mercado sino tambi¨¦n los h¨¢bitos de consumo. El consumo ha ca¨ªdo de unos 50 kilos de patata por persona y a?o a los actuales treinta, veinte en casa y el resto en restaurantes.
"Seguimos con la patata porque nos gusta, porque lo hemos hecho siempre, pero est¨¢ desapareciendo progresivamente y tiene un futuro muy negro. La mayor¨ªa de los productores tenemos entre 50 y 60 a?os, y no hay relevo, ni siquiera con esta crisis se produce una vuelta de j¨®venes al campo que garantice el rejuvenecimiento del sector", asegura Jos¨¦ Luis Ortiz de Guinea.
Si en febrero de 2011 la patata era uno de los productos que m¨¢s hab¨ªa subido de precio, casi un 13%, un a?o despu¨¦s el precio se ha desplomado hasta niveles de hace diez a?os, 0,06 euros en kilo muy por debajo del coste de producci¨®n establecido en 0,15 euros por kilo. S¨®lo ha estado m¨¢s bajo el precio tres veces, en 1992, 1996 y 2002.
Es decir cada productor, este a?o puede perder entre 80 y 100 euros por tonelada, 80.000 euros si su explotaci¨®n es mediana, entorno a 1.000 toneladas.
"Este mercado no es como el de los cereales que cotiza en Chicago y que puede sufrir la influencia de los especuladores que compran y retienen", asegur¨® el presidente de UAGA, Jos¨¦ Antonio Gorbea. Este mercado se satura o crece dependiendo de si la producci¨®n nacional se coloca en Europa o si se queda en Espa?a. Y este a?o la producci¨®n de ?lava, que apenas supone ya entre el 5% y el 10% debido a las fuertes producciones de la zona centro, y el levante est¨¢ sufriendo las consecuencias de un mercado saturado por la patata espa?ola y la francesa. "Ellos pueden competir en precio, y nosotros tenemos que plantar remolacha o cereal para compensar. Adem¨¢s estas siembras y recogidas se pueden hacer todo con m¨¢quina, la patata requiere de mucha mano de obra", asegura Ortiz de Guinea.
Hasta en eso se nota. La patata es un subsector que aunque no ten¨ªa mucha mano de obra directa, s¨ª empleaba muchos temporeros, mano de obra indirecta estacionaria. De vivir unas 5.000 familias de su cultivo, se ha pasado en dos d¨¦cadas a menos de 1.000, con un impacto negativo. Pero en el caso de ?lava, incluso la tierra da s¨ªntomas de agotamiento. Frente a las cincuenta toneladas por hect¨¢rea que extraen en Castilla Le¨®n, o la regi¨®n del Levante, en el caso de ?lava la media est¨¢ en 40.
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