Coleccionistas de a?os de bolsillo
Los rastreadores de calendarios tienen tres citas anuales en Galicia para intercambiar
Llegan cargados con sus maletines, como si fueran a hacer un turbio pago en billetes sin marcar. Pero cuando abren el equipaje sobre la mesa del reservado, ah, sorpresa, lo que aparece met¨®dicamente ordenado en fajos son calendarios de bolsillo. Los vitorianos de Heraclio Fournier y los de Ed¨ªjar, una imprenta de Almorad¨ª (Alicante), son de cart¨®n ¡°m¨¢s blanco y m¨¢s brillante¡±; son ¡°los mejores¡±. Esos valen m¨¢s aunque la mayor¨ªa de las veces, entre amigos, no se paguen. Tambi¨¦n, entre los m¨¢s cotizados, est¨¢n, sin que exista para ello una explicaci¨®n muy convincente, los de Coca-Cola, que hasta hace nada tambi¨¦n se los encargaba a Fournier y los hay bien antiguos. Algunos, en las subastas de internet, alcanzan precios de hasta 500 euros. Pero, por salir, de los maletines salen tambi¨¦n paisajes, monumentos, equipos de f¨²tbol, hor¨®scopos, cachorros de perro o de gato, escenas taurinas, cuentos de Calleja, santos y v¨ªrgenes, bodegones, beb¨¦s, recetas de cocina, trucos para el hogar, coches antiguos. Y, sin que falten ning¨²n a?o, desnudos femeninos y masculinos, infinitamente m¨¢s de los primeros que de los segundos, que es tradici¨®n ya muy vieja la del almanaque de peto con se?ora. En los a?os m¨¢s ensimismados del franquismo, ellas aparec¨ªan m¨¢s tapadas, pero en la traves¨ªa de los sesenta las imprentas se atrevieron a aligerar ropa.
El ¨²ltimo intercambio se produjo, como todos los a?os, el primer s¨¢bado de marzo en el comedor de atr¨¢s de la cafeter¨ªa Vence de Vigo, poco antes de enfilar Teis. El due?o les deja estar all¨ª todo el d¨ªa con su sipi-nopi a los coleccionistas (esta vez 20 personas) llegados de toda Galicia, tambi¨¦n de Asturias y Salamanca, y al final solo les cobra lo comido y lo bebido. Luego hay otros dos encuentros fijados, en Santiago (mayo) y en Ourense (noviembre), aunque este a?o, precisamente, el concilio de primavera se caer¨¢ del calendario. Su organizadora tiene que recuperar la salud.
Entre los grandes aficionados est¨¢n un guardia civil y un coronel del Ej¨¦rcito
Est¨¢ en discusi¨®n cu¨¢l es la colecci¨®n de calendarios de bolsillo m¨¢s grande de Galicia. Una de las creadoras de la cita de Vigo, Carmen Celeiro, tiene 60.000 en los ¨¢lbumes y otros 40.000 repetidos para cambiar. Y se puede decir que su tesoro es de museo, porque form¨® parte de una muestra organizada por el Marco (Museo de Arte Contempor¨¢neo de Vigo) sobre la afici¨®n a acopiar los objetos m¨¢s variopintos. Pero tanto ella (tambi¨¦n cosechera de sellos) como su compa?era en la convocatoria del evento, Sonia Val, que antes de pasarse a los calendarios (y juntar m¨¢s de 50.000 diferentes) reun¨ªa sobrecillos de az¨²car con anagramas de bar, cuentan que hay personas cuya afici¨®n ha desencadenado verdaderas tormentas conyugales. Un hombre hubo de alquilar la casa contigua a su vivienda para desplegar con libertad la compilaci¨®n de calendarios que su mujer desterr¨®. Otro, emigr¨® con los b¨¢rtulos al garaje, y all¨ª se expresa y es feliz.
Carmen tiene 60.000 almanaques distintos y 40.000 repetidos para cambiar
Claro que hay que ¡°distinguir entre coleccionistas y acumuladores¡±, advierte Carmen una y otra vez, siempre que la prensa le pregunta. ¡°El otro d¨ªa vino un se?or con tres maletines que alucinas, pero es que tiene a lo mejor 100 calendarios de un mismo modelo¡±. Hay quien, incluso, se niega a intercambiar ese material acumulado. Gente que ¡°no sociabiliza¡±. Todo lo contrario que el que ella considera (aunque en esto hay discrepancias) el mayor coleccionista de Espa?a, Manuel Pinto, andaluz afincado en Huesca. Tiene cientos de miles de calendarios ordenados en vitrinas, y a ella le manda ¡°cajas enteras¡± de regalo.
A diferencia de los que acumulan, los coleccionistas gallegos que acuden a la convocatoria anual de Sonia y Carmen ¡°sociabilizan¡± tanto que hasta reciben cartas de Alemania, Francia, Uruguay o Ruman¨ªa, donde tira mucho esta afici¨®n: son rastreadores de calendarios a escala universal que piden ejemplares espa?oles. Carmen tambi¨¦n se escrib¨ªa con tres rusos, ¡°pero luego cogieron miedo. Dec¨ªan que el Gobierno les abr¨ªa las cartas¡±. De aquellos tiempos guarda varios modelos. All¨ª los almanaques de perros ¡°tienen una peculiaridad: siempre les ponen zapatos¡±, comenta con una sonrisa.
Aqu¨ª, donde los canes se visten cada vez m¨¢s pero van descalzos, al colectivo coleccionista tambi¨¦n le est¨¢n afectando los recortes. ¡°La Xunta siempre encargaba calendarios de 380 casas de turismo rural; este a?o ya no¡±, lamentan. Con la crisis, la desaparici¨®n de negocios y las fusiones bancarias, escasean estos almanaques peque?os, objeto de deseo para mucha gente distinta. ¡°No solo somos amas de casa¡±, se apresura a puntualizar Celeiro, viendo que su interlocutora se sorprende cuando cita a Fernando, un Guardia Civil aficionado de Ourense. ¡°Y en A Coru?a tambi¨¦n tenemos a Alfonso, que es Coronel del Ej¨¦rcito¡±. La coleccionista silencia sus apellidos por si esta actividad paralela, que denota un ¡°car¨¢cter pac¨ªfico¡±, les resta autoridad a ambos amigos en sus respectivos trabajos.
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