Una huelga general necesaria, equilibrada y justa
La "¨²nica propuesta" de la reforma laboral "es abaratamiento, inseguridad e indefensi¨®n" Este art¨ªculo lo firman 58 profesores de las universidades de Valencia, Alicante y Castell¨®n
El gobierno del PP ha aprobado una nueva reforma laboral. Ya van cincuenta y tres desde 1980. Una reforma que es falsamente presentada como necesaria, equilibrada y justa. Su justificaci¨®n oficial es la creaci¨®n de empleo. Se considera la condici¨®n necesaria para salir de la crisis econ¨®mica y abrir un nuevo periodo de expansi¨®n.
Sin embargo, las medidas adoptadas se orientan, en primer lugar, a facilitar y abaratar el despido al eliminar la autorizaci¨®n administrativa previa en los expedientes de regulaci¨®n de empleo, reducir la indemnizaci¨®n en caso de que sea improcedente y ampliar las causas y reducir la tutela judicial en el despido objetivo. En segundo lugar, precarizan m¨¢s el empleo con nuevas modalidades de contrataci¨®n que incorporan incluso el despido libre y gratuito. Adem¨¢s, son perversas porque favorecen la contrataci¨®n de los que reciben prestaciones por desempleo frente a los que no tienen experiencia laboral, abriendo una brecha entre los desempleados. En tercer lugar, posibilitan un empeoramiento de las condiciones laborales de los ocupados al permitir a los empresarios que no apliquen el convenio colectivo.
Frente a los discursos oficiales, esta reforma laboral no crea empleo decente sino que busca m¨¢s bien la sustituci¨®n de unos contratos con ciertos derechos de protecci¨®n por nuevos contratos precarios. Tampoco frena la segmentaci¨®n del mercado laboral, sino que empeora las condiciones laborales e incrementa la inseguridad y la desprotecci¨®n de todos los trabajadores. Peor a¨²n, es dudoso que genere empleo porque las causas de nuestro elevado paro no se encuentran en el mercado laboral. Adem¨¢s reducir¨¢ la capacidad adquisitiva de la mayor¨ªa de los ocupados y, por tanto, provocar¨¢ una contracci¨®n de la demanda interna. En realidad, su objetivo inconfesable es reforzar el poder empresarial y recortar la participaci¨®n sindical en la regulaci¨®n colectiva de las condiciones de trabajo, debilitando la escasa democracia existente en las empresas.
Esta agresiva reforma laboral se fundamenta en la l¨®gica liberal de responsabilizar de la crisis y del paro a los trabajadores y sus derechos: salarios, regulaci¨®n colectiva y protecci¨®n social. Su ¨²nica propuesta es abaratamiento, inseguridad e indefensi¨®n. El bloque conservador aprovecha el desempleo masivo para intentar responsabilizar de la ausencia de puestos de trabajo a las personas empleadas y crear otra brecha social. Justifica la austeridad salarial y los sacrificios laborales de la gente ocupada como necesaria para crear empleo o evitar su destrucci¨®n. Al mismo tiempo, se pone a disposici¨®n de los empresarios una mano de obra m¨¢s d¨®cil y barata, dot¨¢ndoles de un poder sin apenas cortapisas para reorganizar sus plantillas. Su apuesta es clara: reforzar el poder empresarial mediante la aprobaci¨®n de normas que comportan una mayor impotencia y subordinaci¨®n de la clase trabajadora.
Adem¨¢s, esta pol¨ªtica liberal conservadora, amparada por las instituciones europeas e internacionales dominantes, ha impuesto la reducci¨®n del d¨¦ficit y la deuda p¨²blicos sin ofrecer un plan de reactivaci¨®n econ¨®mica ni compartir los riesgos. Esto se ha traducido, entre otras medidas, en congelaci¨®n salarial de los empleados p¨²blicos, amortizaci¨®n de puestos de trabajo, no sustituci¨®n de bajas de personal o no renovaci¨®n de interinos, junto a recortes sociales, aumento de las privatizaciones o una mayor regresividad fiscal. Su resultado ya es visible: los servicios p¨²blicos se deterioran y la econom¨ªa sigue en recesi¨®n.
El plan conservador pretende, pues, un cambio de modelo social. Est¨¢ pensando m¨¢s para dibujar el escenario posterior a la crisis que para salir de ¨¦sta. Quiere imponer un modelo que rompe muchos de los consensos del periodo democr¨¢tico. Por ello, CC OO y UGT han convocado una huelga general necesaria para impedir la implantaci¨®n de esta contrarreforma, evitar el aumento de la precariedad y de la sumisi¨®n de los trabajadores y conseguir la rectificaci¨®n del plan de austeridad. Dicha convocatoria posee legitimidad social no s¨®lo porque los sindicatos son instituciones b¨¢sicas del sistema constitucional sino tambi¨¦n porque, como ponen de manifiesto estudios de opini¨®n, casi dos terceras partes de la poblaci¨®n desaprueba la reforma laboral. M¨¢s a¨²n, resulta equilibrada ante la magnitud de la agresi¨®n y persigue avanzar hacia un modelo social m¨¢s justo. Sumarse, por tanto, a la huelga es la forma m¨¢s clara de expresar el malestar social, apoyar la capacidad dinamizadora y representativa del movimiento sindical y conformar una ciudadan¨ªa m¨¢s activa y cr¨ªtica.
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