Sin madre por voto de sigilo
La lucha de una valenciana por encontrar a su madre biol¨®gica y a su hija arrebatada
Hay historias tremendas. Vidas cruzadas por el azar, la desgracia, la moral o, simplemente, la mentira. A los 23 a?os, el abogado Enrique J. Vila descubre por casualidad que sus padres no son sus padres. Que fue adoptado. Emprende entonces la b¨²squeda de su madre biol¨®gica. En el transcurso de su investigaci¨®n conoce a Vicenta y esta mujer de vida extraordinaria inspirar¨¢ con el paso del tiempo el personaje principal de la novela Mientras dur¨® tu ausencia (Temas de hoy). La acaba de publicar este abogado valenciano, especialista en filiaciones y atribuciones de paternidad, y tambi¨¦n escritor.
A los 15 a?os, Vicenta se qued¨® embarazada y fue llevada por sus padres (tambi¨¦n adoptivos) a la Casa Cuna Santa Isabel de Valencia, donde ella hab¨ªa nacido. No era extra?o en la dictadura franquista. Cuando se les empezaba a notar el vientre hinchado, muchas j¨®venes solteras (de clase baja, la mayor¨ªa) eran recluidas y ocultadas en este centro de monjas, donde par¨ªan. Sus v¨¢stagos eran entregados a otras familias en una forma de actuar que ha salido a la luz p¨²blica en los ¨²ltimos a?os gracias a las denuncias por los llamados ni?os robados.
Vicenta encontr¨® a su hija, pero no a su madre. Tampoco Enrique ha podido saber qui¨¦n es su madre. ¡°Hace 23 a?os fui a la Casa Cuna y pregunt¨¦. Una monja me dijo que lo sab¨ªa pero no me lo pod¨ªa decir porque hab¨ªa hecho voto de sigilo. En 1999 se cambia la ley y se reconoce mi derecho a conocer qui¨¦n es mi madre. Volv¨ª y la monja cambi¨® la contestaci¨®n y me dijo que no me lo pod¨ªa decir porque no lo sab¨ªa, porque se cambiaban nombres...¡±. Enrique eleva el tono: ¡°No es ninguna guerra religiosa ni pol¨ªtica, pero no hay derecho a que la Casa Cuna pisotee mi derecho civil y constitucional¡±.
Con estupor atenuado por el tiempo reacciona el abogado ante el nombramiento el pasado a?o por parte del Ayuntamiento de Valencia (con los votos del PP) de hija predilecta de la ciudad a la religiosa Aurora Gallego, directora de la Casa Cuna, en la que no se practican alumbramientos desde hace a?os. Ayer una monja del centro declin¨® hablar sobre las denuncias de Enrique y se?al¨® que la directora no iba a estar en todo el d¨ªa. ¡°De eso no me cuido¡±, a?adi¨®.
En su novela, Enrique relata c¨®mo viv¨ªan las adolescentes recluidas en r¨¦gimen casi carcelario en la Espa?a nacionalcat¨®lica. Los hechos se basan en testimonios, si bien ha optado por ¡°la libertad de la ficci¨®n¡±. Ya hab¨ªa escrito sobre ni?os robados y rechaza que se aproveche de las desgracias, cuando ¨¦stas son propias.
Tan propias como la historia cruzada de c¨®mo Vicenta empez¨® a sospechar de que la mujer que acompa?aba a Enrique en un programa de televisi¨®n pod¨ªa ser su hija. La fecha y el lugar de nacimiento coincid¨ªan. La prueba de ADN no hizo m¨¢s que confirmarlo.
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