Por un mundo (y un cine) mejor
Ignacio Vilar recrea en ¡®Vilamor¡¯ la comuna jipi que se estableci¨® en la zona de A Fonsagrada en 1976 ¡°Quer¨ªan ser germen de una sociedad nueva¡±
Est¨¢n de gira promocional de la pel¨ªcula, pero no saltan de hotel en hotel y de un continente a otro, someti¨¦ndose a abarrotadas ruedas de prensa donde periodistas y/o fans les preguntan por sus relaciones sentimentales y su opini¨®n sobre la paz en el mundo. Vilamor se estren¨® el pasado viernes y las cuestiones a las que se sometieron su director, Ignacio Vilar, los protagonistas y parte del equipo fueron las que les plantearon chavales de instituto, inquietos culturales o curiosos que asisten a las presentaciones de la pel¨ªcula en colegios o asociaciones culturales, a raz¨®n de tres o cuatro sesiones diarias.
Vilamor es, como parece indicar el t¨ªtulo (para su distribuci¨®n internacional ser¨¢ Lovetown) una historia de amor. Un romance a finales de los a?os setenta entre una chica que hoy llamar¨ªamos ¡°alternativa¡± y un seminarista, dos caracteres opuestos unidos por la querencia a la tierra. Ella, Sonia (Sabela Ar¨¢n), quiere cambiar el mundo y ¨¦l, Breixo (Rub¨¦n Ri¨®s), quiere conservar el suyo que se derrumba. Dos pretensiones que todos sabemos que fracasaron. Vilamor es asimismo un top¨®nimo, el seud¨®nimo cinematogr¨¢fico de un lugar llamado Foxo, en donde se desarroll¨® la historia que describe el filme, basado en hechos reales, como se proclama ahora. En los primeros pasos de una comuna que se estableci¨® all¨ª, en una zona de A Fonsagrada que la construcci¨®n ¡ªtambi¨¦n completamente real¡ª de un embalse segreg¨® f¨ªsicamente de Galicia y aceler¨® su despoblaci¨®n.
La pel¨ªcula llega a 190 institutos y 250 asociaciones en una ¡®furgo¡¯ de ¨¦poca
¡°El cine gallego debe existir, porque tenemos que contar nuestras historias a nuestro modo¡±, reclam¨® el director al p¨²blico que asisti¨® al preestreno, hace 15 d¨ªas en Lugo.
¡°Fue una experiencia que comenz¨® en 1976, gente preparada, universitarios con conciencia pol¨ªtica que quer¨ªan ser un germen de una sociedad nueva. Aquella etapa se cerr¨® en 1982, cuando apareci¨® la droga dura¡±, dice por tel¨¦fono, entre sesi¨®n y sesi¨®n, Ignacio Vilar, que conoci¨® el asunto a finales de los noventa, cuando fue all¨ª para realizar un documental. Despu¨¦s viaj¨® por todas partes para conocer y entrevistar a aquella gente. ¡°El promotor, Nilo, fue un personaje que ya hab¨ªa tenido en Lugo un bar peculiar, en el que cada uno pagaba lo que consideraba que era justo. Quer¨ªan tener una relaci¨®n hombre-mujer distintas, intentaron crear y legalizar una escuela¡ Ahora algunos son profesores universitarios, una fund¨® las Escuelas Fingoi, un referente pedag¨®gico¡±. Varios aparecen como extras en las escenas finales. Tambi¨¦n han servido de escenario algunas casas que todav¨ªa habitan sucesores de la comuna.
Rodada en lugares de Negueira de Mu?iz, Fonsagrada, Cervantes y Grandas de Salime (Asturias), Vilamor narra aquellos inicios, y sobre todo la reacci¨®n de las fuerzas vivas y de parte de la poblaci¨®n, m¨¢s que negativa. Es asimismo la descripci¨®n de todo un mundo, la sociedad rural tradicional, que entonces comenzaba su declive. En aquellas aldeas (Foxo, Vilar) todo est¨¢ hoy como estaba entonces, acceso en barca incluido. Quiz¨¢ por ello la ambientaci¨®n es perfecta, pese a la falta de medios y al exceso de dificultades. ¡°No hay nada de cemento ni de aluminio. Est¨¢n a una hora de camino de Fonsagrada, y los ¨²ltimos 40 minutos hay que hacerlos a pie. El rodaje fue parecido al de La Reina de ?frica. Desde subir a 1.600 metros de altitud, con un metro de nieve, a transportar los equipos. Los electricistas dec¨ªan que era la pel¨ªcula m¨¢s dif¨ªcil en la que trabajaron¡±, dice el director. De hecho, es casi una superproducci¨®n. M¨¢s de nueve semanas de rodaje, un equipo de 150 personas y un presupuesto de 1.700.000 euros.
Vilamor es una pel¨ªcula coral. Con Sabela Ar¨¢n (que hace dif¨ªcil creer que sea una debutante) y Rub¨¦n Ri¨®s (que aguanta perfectamente un personaje todo contenci¨®n), los dem¨¢s (Xoel Y¨¢?ez, Tamara Canosa, Marcos Pereiro, Santi Romay, Paulo Serantes, Deborah Vukusic o Carlos Villaverde) constituyen una nueva generaci¨®n de actores y actrices, fogueados en las series de la TVG o en las actuaciones en peque?os recintos. La apuesta por la fidelidad incluye los di¨¢logos. Al menos en la versi¨®n original en gallego, los personajes de la zona hablan la variante dialectal de la monta?a oriental luguesa, y los jipis ¡ªexcepto una de origen barbanzano¡ª el gallego est¨¢ndar, con la terminolog¨ªa de la ¨¦poca. La frase ¡°no se dan las condiciones objetivas¡± caracteriza a un personaje, e incluso figura en las camisetas promocionales. Eso s¨ª, se echan de menos t¨¦rminos entonces habituales, como el nembargantes pre normativo.
Esta es la cuarta pel¨ªcula de Vilar y la segunda, despu¨¦s de Pradolongo, en la que aplica su m¨¢xima de que la labor de un cineasta no acaba con el rodaje y el montaje. La anterior tuvo hace cuatro a?os, en pantallas grandes, 65.000 espectadores. Mientras, hasta el 17 de mayo, Vilamor se va proyectando en cines de 15 localidades gallegas, Ignacio Vilar, Sabela Ar¨¢n, Rub¨¦n Ri¨®s, Xoel G¨®mez y dos productores se pasar¨¢n esos dos meses en la Caravana Vilamor (una furgoneta Volkswagen t¨ªpica de entonces) present¨¢ndola en 190 institutos y 250 asociaciones culturales. Y eso, sin contar las acciones en Internet y las redes sociales. Despu¨¦s se podr¨¢ ver en sesiones de verano al aire libre, 150 confirmadas en 25 ayuntamientos de Lugo y 40 de Ourense. Vilar tiene claro que si los espectadores no van al cine, el cine tiene que ir a por los espectadores.
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