El reflejo amable de Lerma
Ximo Puig logra dirigir el socialismo valenciano cuatro a?os despu¨¦s Diputado nacional, no podr¨¢ hacer oposici¨®n a Fabra en las Cortes El nuevo l¨ªder socialista dejar¨¢ la alcald¨ªa de Morella
Ximo Puig (Morella, 1959) es desde este s¨¢bado el l¨ªder de la segunda federaci¨®n m¨¢s numerosa del PSOE. Este veterano pol¨ªtico, periodista de profesi¨®n como su mujer, con quien comparte dos hijos, llega al liderazgo del PSPV cuando menos lo esperaba y aupado por una militancia harta de derrotas electorales.
En pol¨ªtica desde los primeros compases de la democracia, Puig tuvo su primer cargo importante como subsecretario y director del gabinete de Presidencia de la Generalitat a las ¨®rdenes de Joan Lerma, en 1983. Lerma ha sido desde entonces su principal referente pol¨ªtico. Desde las tramoyas de Presidencia, Puig aprendi¨® dos cosas. Por un lado, a construir una Administraci¨®n de nuevo cu?o y a modernizar un territorio con se?as de identidad propias pero fuertemente desestructurado. Por otro, aprendi¨® a sobrevivir a las luchas cainitas del socialismo valenciano, siempre envuelto en guerras tribales. Una caracter¨ªstica de la que el PSPV siempre ha hecho exhibici¨®n, tanto en el gobierno como en la oposici¨®n.
Puig tante¨®, por primera vez, sus posibilidades de acceder a la secretar¨ªa general del PSPV hace 12 a?os en un congreso celebrado en el mismo lugar donde este s¨¢bado result¨® elegido. Entonces, tambi¨¦n con una militancia convulsionada, Puig renunci¨® a sumarse a una ensalada de candidatos a la secretar¨ªa general (cinco) y a presentarse como soluci¨®n para deshacer el equilibrio entre Jos¨¦ Luis ?balos y Joan Ignasi Pla, que finalmente gan¨® el segundo por muy poco.
Refugiado desde hace casi tres lustros en la alcald¨ªa de Morella, un precioso municipio de monta?a del interior de Castell¨®n en el que habitan unas 3.000 almas, Ximo Puig ha demostrado ser un corredor de fondo. Y, sobre todo, muy paciente. Cuando las encuestas auguraban en 1995 la p¨¦rdida de poder del PSPV en la Generalitat y en las capitales y diputaciones, Puig opt¨® por reclamar el apoyo de los morellanos para dirigir el Ayuntamiento y lo logr¨® con mayor¨ªa absoluta. Cargo que ha revalidado ininterrumpidamente desde entonces y que ha compatibilizado siempre con otro puesto de mayor relevancia, bien en la Diputaci¨®n de Castell¨®n, bien en las Cortes, bien en el Congreso de los Diputados.
De trato amable, valencianista y buen conocedor de los entresijos del PSPV, Ximo Puig ha evolucionado pol¨ªticamente sin abandonar nunca la referencia de Joan Lerma, con quien sigue consultando casi a diario. Hace cuatro a?os intent¨®, ya formalmente, postularse como secretario general en un congreso en el que tambi¨¦n ten¨ªa aspiraciones Jorge Alarte, que se hizo con la victoria. Entonces, perdi¨® en la recta final y recurri¨®, como siempre, a su mejor arma: la paciencia.
Los malos resultados electorales cosechados desde el congreso de 2008 acabaron por ofrecer a Puig otra oportunidad. El a?o pasado, en v¨ªsperas de las auton¨®micas y municipales, se present¨® ante el secretario general del PSPV como el apoyo necesario para remontar la situaci¨®n. Alarte acept¨® y permiti¨® que los partidarios de Puig, que encabez¨® la candidatura al Congreso por Castell¨®n, mejorasen su representaci¨®n institucional.
Alarte crey¨® que el acuerdo le permitir¨ªa integrar a los cr¨ªticos y lo que hizo fue visualizar una alternativa capaz de aglutinar el malestar existente. Puig, que ya ha anunciado que dejar¨¢ la alcald¨ªa de Morella para dedicarse al PSPV, tiene a favor su car¨¢cter conciliador y la capacidad de dar juego. Con esca?o en Madrid, no podr¨¢ hacer la oposici¨®n al presidente de la Generalitat, el popular Alberto Fabra, en las Cortes Valencianas. Pero tampoco est¨¢ claro que vaya a postularse como candidato en las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas. De lo que no cabe duda es de que tiene mucha paciencia.
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