La Central abrir¨¢ en Madrid una librer¨ªa de 1.200 metros cuadrados
El nuevo local del grupo catal¨¢n dispondr¨¢ de un fondo de 70.000 vol¨²menes
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
?C¨®mo han de ser las librer¨ªas en estos tiempos de crisis econ¨®mica, libros digitales, lectores electr¨®nicos y agentes globales como Apple, Amazon y Google? Pues quiz¨¢ espacios muy peculiares, nada neutros, ideales para el encuentro social de personas y de objetos f¨ªsicos que no tienen por qu¨¦ ser solo libros, sino tambi¨¦n de su campo cultural cercano, y claro, con una potente oferta de restauraci¨®n. Como m¨ªnimo, con esa idea abrir¨¢ la cadena barcelonesa independiente de librer¨ªas La Central una nueva tienda en pleno centro de Madrid a mediados del pr¨®ximo septiembre. Ser¨¢n nada menos que 1.200 metros cuadrados (tres plantas y s¨®tano) en el centro de la ciudad, en un edificio singular de hacia 1880 en la calle de Postigo de San Mart¨ªn, en pleno Callao, en la primera plasmaci¨®n del acuerdo que el grupo librero catal¨¢n alcanz¨® hace ahora un a?o con el conglomerado editorial italiano Feltrinelli, que posee tambi¨¦n 104 librer¨ªas.
¡°Los libreros cl¨¢sicos tenemos poco juego en el campo de las ventas digitales y ante los monstruos globales; solo nos queda la dimensi¨®n f¨ªsica, la librer¨ªa como un lugar donde se encuentran personas reales con objetos concretos y en momentos espec¨ªficos¡±, expone Antonio Ram¨ªrez, fundador, junto con Marta Ramoneda, de La Central, cuya primera tienda abri¨® en 1996 en la calle de Mallorca de Barcelona y que con la nueva de Callao tendr¨¢ ocho centros y concesiones entre Madrid (dos) y Barcelona (cinco), con casi un centenar de trabajadores.
La tienda abrir¨¢ en
?Qu¨¦ hacer de las librer¨ªas, pues, ante un panorama adverso como el actual? ¡°Hemos de conseguir que sea un placer comprar los libros en un sitio f¨ªsico y que la gente encuentre en ellas algo que no imaginaba: un libro que lleva a otro, un objeto no esperado¡ Hemos de vender m¨¢s un momento, una experiencia, algo m¨¢s que un libro propiamente dicho¡±, lanza Ram¨ªrez, que corre a especificar qu¨¦ tipo de complementos: ¡°Todos aquellos que una persona que aprecie el objeto libro pueda estimar en objetos similares: juegos intelectuales, de madera, plumas, otros Moleskine [en referencia a las famosas libretas], vaya¡¡±.
El cambio es notable. ¡°A eso no estamos acostumbrados, ni los clientes, ni nosotros; no ser¨¢ f¨¢cil¡±, avanza el librero, que ha fijado en el 25% el porcentaje de oferta de este tipo de la nueva La Central. La otra gran pata de este cambio debe sustentarse en el restaurante, que aqu¨ª ocupar¨¢ unos 200 metros cuadrados en la planta de entrada: ¡°Es capital en ese concepto de lugar de encuentro social y ha de ser una oferta potente; hay que crear un flujo de gente. Ahora buscamos qui¨¦n puede gestionarlo¡±.
El centro tendr¨¢
Por el lado del producto cl¨¢sico, Ram¨ªrez fija en ¡°unos 75.000 vol¨²menes¡± los libros que ser¨¢n ofertados en las dos plantas superiores de la tienda, que corresponden a unos 50.000 t¨ªtulos multiling¨¹es, una gran librer¨ªa que atender¨¢n ¡°unas 18 personas¡±. La existencia en el interior de una cripta (¡°m¨¢s bonita incluso que la que tenemos en el local del Raval en Barcelona, en la antigua capilla de la Miseric¨°rdia¡±) reforzar¨¢ la singularidad del espacio.
Si bien La Central ya gestiona en Madrid la librer¨ªa del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa (desde 2005) y la de la Fundaci¨®n Mapfre (2008), la de Callao ser¨¢ la primera ¡°civil¡±, librer¨ªa propia, a imagen y semejanza de las dos tiendas insginia de La Central, la fundacional de la calle de Mallorca y la del Raval, y, cree Ram¨ªrez, la ¨²nica de estas caracter¨ªsticas en la capital espa?ola. ¡°Nuestro hueco est¨¢ entre El Corte Ingl¨¦s, la FNAC y Casa del Libro; no creo que vayamos a perjudicar a libreros independientes como los de Tipos Infames o La Buena Vida; al contrario: un determinado tipo de oferta acaba creando una demanda, tambi¨¦n estamos creando cierta ruta, como hemos hecho en Barcelona con otras librer¨ªas parecidas a la nuestra¡±. Y carga contra el gremio del libro: ¡°El sector editorial no ha sabido ayudarlas; incluso ha habido cierta reacci¨®n hostil; luego se quejan de que no hay librer¨ªas de fondo¡±.
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