Seguir¨¢n en el Museo de Historia

La Central es una de las librer¨ªas m¨¢s carism¨¢ticas de Barcelona, donde poseen cinco centros: las tiendas de La Central de Mallorca y la del Raval, y tres concesiones: la del Macba, la de la flamante Filmoteca y la del Museo de Historia de Barcelona. La de esta ¨²ltima la mantienen desde el pasado diciembre a pesar del episodio de tres meses antes, cuando el Ayuntamiento les oblig¨® a retirar de la venta chapas ilustradas con ejemplos de actitudes inc¨ªvicas, lo que adem¨¢s les cost¨® un expediente.

¡°Seguimos ah¨ª; solo tenemos que estar un poco m¨¢s atentos a los contenidos¡±, zanja Antonio Ram¨ªrez, que tiene las ideas muy claras sobre su sector: ¡°En la comunidad de lectores son ya m¨¢s los que salen que los que entran por menor eclosi¨®n demogr¨¢fica, cambio de h¨¢bitos de estudio y ocio asociado a la tecnolog¨ªa. Y ah¨ª los libros son libro-juegos con formas culturalmente complejas, s¨ª, pero no son libros; los libreros debemos entender que no solo es una cuesti¨®n de paso del libro de papel al electr¨®nico, sino que cambia la manera de leer; nuestra batalla es por la atenci¨®n de la gente¡±.

Desembarco en Am¨¦rica

La tecnolog¨ªa tambi¨¦n explica en parte la necesaria reconversi¨®n. ¡°Tampoco ofrecemos ya informaci¨®n: los libreros ¨¦ramos intermediarios de algo que la gente no sab¨ªa d¨®nde hallar. Hace unos a?os, una de las claves de La Central era que el 40% de nuestras ventas ven¨ªan de libros extranjeros que tra¨ªamos; hoy, apenas son el 25%: operadores globales e Internet han cambiado el panorama¡±.

Toda esta filosof¨ªa la comparten sus socios de Feltrinelli, que poseer¨¢ a finales de 2016 el 43,6% de La Central. ¡°Tambi¨¦n repiensan el modelo; hacemos lo mismo, pero a peque?a escala; aprecian nuestras iniciativas para convertir un capital simb¨®lico cultural en empresa¡±. Quiz¨¢ por ello, Ram¨ªrez avanza que con los italianos ¡°habr¨¢ una segunda inversi¨®n en Espa?a y la tercera ser¨¢ ya en Latinoam¨¦rica¡±.