Los sindicatos argumentan la inseguridad de los ¡®ertzainas¡¯ para presionar a Ares
Erne aprecia ¡°riesgos de fuga¡± ante el aumento en los traslados de presos
En pleno recrudecimiento del malestar interno en la Ertzaintza, los sindicatos vuelven a esgrimir la inseguridad de los agentes como principal argumento de ataque al Departamento de Interior, que encabeza Rodolfo Ares. Rota la paz social tras los recortes del Gobierno vasco a sus funcionarios, que incumplen parte de los acuerdos laborales pactados para la polic¨ªa vasca en agosto pasado, los representantes de la plantilla han vuelto a quejarse de carencias formativas y de medios materiales.
Erne, el principal sindicato del cuerpo, asegura que el aumento ¡°exponencial¡± de los traslados de presos que se ha registrado en los dos ¨²ltimos a?os ha derivado en un mayor ¡°riesgo de fuga¡± de reclusos, as¨ª como para la seguridad de los propios ertzainas, ya que la consejer¨ªa no ha reforzado de forma proporcional la labor de custodia.
Un recluso de la c¨¢rcel de Basauri con muletas trat¨® de escapar a la carrera
Los traslados de presos resultan cada vez m¨¢s frecuentes, bien sea para ir al m¨¦dico, a los juzgados, a los puntos de encuentro familiares o a otras c¨¢rceles. Cada centro penitenciario de la comunidad aut¨®noma (Basauri, Martutene y Zaballa) realiza unos 10 de media cada d¨ªa, lo que supone m¨¢s de 10.000 anuales en el conjunto de Euskadi.
De supervisarlos apenas se encargan, y por turnos, unos 70 agentes que ni siquiera tienen dedicaci¨®n completa. Su formaci¨®n no es espec¨ªfica en la materia, lo que redunda en un servicio alejado de la especializaci¨®n requerida y en el ¡°incumplimiento¡±, seg¨²n sostiene la central mayoritaria, de las pautas fijadas en el r¨¦gimen penitenciario para los movimientos de internos.
Los agentes no conocen la condici¨®n de los internos a los que transportan
Las consecuencias comienzan a vislumbrarse. En los ¨²ltimos meses se han producido algunos amotinamientos en traslados colectivos de presos entre distintas c¨¢rceles, as¨ª como varios episodios con riesgo de fuga. Un recluso con problemas psiqui¨¢tricos, por ejemplo, logr¨® romper sus esposas y otro prendi¨® fuego al jersey que llevaba, obligando a interrumpir el traslado en plena carretera. El caso m¨¢s llamativo, sin embargo, seg¨²n los datos de la central, se produjo a comienzos de a?o, cuando un interno de Basauri sali¨® del penal con muletas y las abandon¨® antes de acceder al furg¨®n, escapando a la carrera. Unos metros m¨¢s adelante pudo ser retenido otra vez por los ertzainas.
Nuevos actos de protesta
Las carencias materiales y formativas que, seg¨²n Erne, afectan a la seguridad en el traslado de presos representan solo una peque?a parte del malestar en la Ertzaintza en los ¨²ltimos tiempos. Se pudo comprobar el pasado martes, cuando m¨¢s de 3.000 agentes se manifestaron en Bilbao contra unos recortes en la Administraci¨®n P¨²blica impulsados por los Gobiernos central y vasco que chocan, seg¨²n la mayor¨ªa sindical de la Polic¨ªa aut¨®noma, con los acuerdos laborales pactados en agosto pasado con el Departamento de Interior.
La marcha de la capital vizca¨ªna no fue m¨¢s que el punto de partida de un ¡°conflicto largo¡±, seg¨²n la mayor¨ªa sindical. Tras el par¨®n de Semana Santa, los representantes de las centrales Erne, ELA, Esan, Sipe y Euspel volver¨¢n a reunirse el pr¨®ximo d¨ªa 16 para fijar un nuevo calendario de protestas. A falta de aval definitivo, se prev¨¦n medidas como una huelga de bolis ca¨ªdos para sustituir las multas por informaci¨®n y una campa?a de controles exhaustivos en las carreteras que tendr¨ªa como objetivo la saturaci¨®n del tr¨¢fico.
En este mismo contexto de repulsa, la mayor¨ªa sindical tiene previsto mantener su rechazo a la negociaci¨®n de cualquier aspecto laboral con la consejer¨ªa de Rodolfo Ares.
Erne destaca que el problema es que la Ertzaintza carece de esposas especiales para este tipo de casos. ¡°Si alguien tiene el brazo escayolado ya no le puedes trasladar¡±, asegura un portavoz del sindicato. Sin riesgo de fuga, pero s¨ª para la salud de los agentes, se presentan tambi¨¦n los desplazamientos de los presos hasta centros sanitarios, en ocasiones para realizar pruebas de rayos X. ¡°Los ertzainas tienen que acompa?ar en todo momento a los reclusos y se someten a una elevada radiaci¨®n. Hemos pedido medidores como los que tiene el personal m¨¦dico, pero nos los han negado¡±, lamentan desde la central independiente.
En ocasiones, los agentes disponen del material apropiado o podr¨ªan disponer de ¨¦l, pero no tienen la formaci¨®n necesaria. Es el caso de algunos de los que supervisan a los presos en los puntos de encuentro familiares, que no han realizado el curso de bast¨®n extensible y van desprovistos de porra. Es una situaci¨®n ¡°peligrosa¡±, a juicio del sindicato, que adem¨¢s tiene ¡°una sencilla soluci¨®n¡±, ya que ¡°el curso dura diez horas y se da en dos d¨ªas¡±. En este contexto se enmarca la escasa capacidad de respuesta que, ante cualquier tipo de incidente, aseguran tener los propios ertzainas. Seg¨²n recriminan, los informes sobre el mal comportamiento de algunos presos durante los traslados nunca tienen consecuencias, al contrario de lo que sucede cuando los agentes se ven obligados a recurrir a la fuerza para reducir a los reclusos m¨¢s violentos.
El principal problema para los encargados de custodiar los traslados, pese a todo, es su desconocimiento absoluto de la condici¨®n de los presos, ya que la facilitaci¨®n de informaci¨®n personal sobre estos ¨²ltimos choca con la ley de Datos. Seg¨²n Erne, los agentes ¡°no saben si llevan consigo a un delincuente ocasional, habitual o a un mafioso, ni si padece problemas mentales o enfermedades contagiosas¡±. Carencias que afectan, en su opini¨®n, a la calidad del servicio.
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