El banco y la grapadora
¡°Mil cosas que hay que comprender antes de morir¡±. As¨ª se titula este poema que les traigo de Jorge Riechmann (en su reciente y l¨²cido poemario El com¨²n de los mortales), aunque s¨®lo mencione las siete primeras: ¡°La primera / es c¨®mo los bancos crean el dinero / a partir del cr¨¦dito (ya saben, el viejo truco del coeficiente de caja). / La segunda es c¨®mo funciona la emisi¨®n de bonos del Tesoro / y lo que se puede hacer con ella. / La tercera es c¨®mo ganar sumas astron¨®micas de dinero / especulando contra las monedas d¨¦biles / (o las fuertes, es la destreza inversa). / La cuarta /son los mercados de futuros. / El quinto enigma / es el funcionamiento de la balanza de pagos. / La sexta gran cuesti¨®n en cuya comprensi¨®n nos va la vida / son los famosos derivados financieros. / La s¨¦ptima / es otra vez la primera: / c¨®mo los bancos crean dinero de curso legal / y se apropian de la riqueza de todos / (gracias al juego de manos del coeficiente de caja)¡±. Algunos de ustedes se sorprender¨¢n por que una enumeraci¨®n tan escasamente l¨ªrica sea considerada un poema; no me negar¨¢n, sin embargo, que consigue interrogarnos, de modo breve y fulminante, por algunos de los mayores misterios de la humanidad, misterios que solemos considerar s¨®lo accesibles a los sumos sacerdotes de la econom¨ªa. De las restantes novecientas noventa y tres cosas que hay que comprender antes de morir nada se nos dice, y es de suponer que la mayor¨ªa de ellas ande lejos de la turbia ingenier¨ªa financiera. El poema subraya, en cualquier caso, que dichas cuestiones no pueden ser obviadas por ning¨²n intento serio de entender la trama del mundo.
No s¨¦ ustedes, pero yo no voy a tener m¨¢s remedio que aplazar mi muerte durante d¨¦cadas y centurias para terminar de (o empezar a) comprender muchas de esas cosas. Ahora mismo, por ejemplo, le estoy dando vueltas al concepto de ¡°mantenimiento¡±. Ya saben, esa entelequia mediante la cual las entidades bancarias nos sustraen semestralmente unos buenos euros de nuestras cuentas. Cobrar ¨²nicamente por las actividades (abrir, cancelar, transferir, etc¨¦tera) en las que alguien hace un m¨ªnimo esfuerzo les parece demasiado poco, as¨ª que han de cobrar tambi¨¦n por el mantenimiento mecanizado.
Leo que en el ¨²ltimo a?o estas comisiones han aumentado un 22% de media, y que igualmente se han encarecido las comisiones por el resto de operaciones. Son datos del Banco de Espa?a, que, al parecer, puede informar de estas cosas, pero no hacer nada al respecto. Recuerdo una incisiva carta al director de hace unos meses, en la que un lector propon¨ªa el siguiente paralelismo: imag¨ªnese que usted est¨¢ pidiendo un cr¨¦dito en una entidad bancaria y aprovecha un descuido del empleado para llevarse una grapadora; imag¨ªnese que le pillan, qu¨¦ verg¨¹enza, qu¨¦ cutrez. ?C¨®mo es que ellos, sin embargo, aunque se descubran sus miserias, andan siempre con la cabeza bien alta?
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