Farsas de cuando export¨¢bamos lana
Ana Zamora y su equipo presentan unas satisfactorias 'Farsas y ¨¦glogas' de Lucas Fern¨¢ndez
Ana Zamora anda empe?ada en que el teatro medieval y el renacentista no sean solo pasto de fil¨®logos. A textos donde otros no ven manera de hincarles el diente, ella les coge el pulso po¨¦tico y les saca tajada. A veces da en el clavo, o en los clavos del Cristo de los Gascones, y otras se golpea el dedo, que es la manera ¨²nica de aprender. En esta ocasi¨®n, ha escogido varias piezas breves, escritas hacia el 1500, con las que Lucas Fern¨¢ndez, entonces joven cantor de la catedral de Salamanca, busc¨® la complicidad del p¨²blico aristocr¨¢tico y del villano haciendo buenas burlas a costa del mundo rural. Los protagonistas de todas ellas, pastores enamoriscados, ingenuos y t¨®rpidos, hablantes de un dialecto, el leon¨¦s oriental, que, arrinconado en el agro, a las gentes de la ciudad les sonaba pintoresco y socialmente inferior a su castellano, son el esbozo primero de los populares bobos de Lope de Rueda y de los graciosos del Siglo de Oro.
Zamora y su equipo cosen estas Farsas y ¨¦glogas de Lucas Fern¨¢ndez con bailes populares y m¨²sicas de la ¨¦poca, incluida la del Ay, triste que vengo, de Juan del Encina, archirival de Fern¨¢ndez, en lo que parece un gui?o ir¨®nico o un simb¨®lico intento de reconciliaci¨®n p¨®stuma. Su puesta en escena destila una ingenuidad pl¨¢stica y dram¨¢tica buscada, acorde con el universo de los textos: el ¨¦xito merecido que la directora ha cosechado dando tal enfoque a la mayor¨ªa de sus espect¨¢culos no impide que el cr¨ªtico preferir¨ªa que a este, tan pastoril, le quitara siquiera un ¨¢pice de ese buen gusto suyo indudable y de ese repulido culto marca de la casa para que aflorase el sustrato arcano que bulle bajo personajes tan divertidos y entre l¨ªneas de tan hermoso texto. Encantador, ligero y hondo a la vez, el trabajo de la actriz Elena Rayos.
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