La sonrisa del Liceo
Tiene un cr¨¦dito tan ilimitado que su gran reto es saber utilizar correctamente tama?o capital
![Silvia Pérez Cruz durante su debut en el Liceo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/O4MO3SUE5EJ2GQH26ZH2IFKLLA.jpg?auth=1415970c49e5143981c230499d2218cc2a2b68332bc2ac7fe8a9d34d3723d520&width=414)
Tiene un cr¨¦dito tan ilimitado que su gran reto es saber utilizar correctamente tama?o capital. Resulta un persona tan transparente, c¨¢lida y dulce que nadie piensa pueda desaprovecharlo, pues el p¨²blico no s¨®lo siente perder¨ªa una buena artista, sino incluso un peque?o rinc¨®n de los ensue?os, ese reservado a las personas que se desea jam¨¢s se pierdan astill¨¢ndonos as¨ª la esperanza. Todo lo que se diga de ella es poco, pero podr¨ªa resumirse en que en su debut en el recinto, ella hizo sonre¨ªr al Liceo.
S?LVIA P?REZ CRUZ
Liceo
13 Abril 2.012
Y no s¨®lo porque ella viese en las l¨¢mparas del adusto templo l¨ªrico unas sonrisas dibujadas con los puntos de luz de las l¨¢mparas, sino porque all¨ª un comentario ingenuo, ¡°yaya, no te preocupes, los conciertos son as¨ª¡±, dijo a su abuela cuando se reiteraban los problemas con un micro, son un b¨¢lsamo para ese mundo c¨ªnico en el que habitamos. Esa actitud en escena, la de una ni?a-mujer en vestido de noche haciendo part¨ªcipe al p¨²blico de sus emociones, desarma. Porque Silvia desarma. Voz y carisma. Enorme capital.
El concierto fue una apoteosis. M¨¢s de 20 m¨²sicos la ayudaron a interpretar en su integridad su disco de debut en solitario, perfil¨¢ndolo con arreglos puntillistas en clave ac¨²stica, suavemente acunado por el viento. El viaje por la m¨²sica popular con Silvia en el tajamar, estampa de mascar¨®n de proa con su tupida melena negra, encontr¨® en su acercamiento a la habanera, flamenco, fado, tropicalismo y pop de ganchillo su sentido. Pura caricia.
Pero tambi¨¦n, cosa comprensible habida cuenta su extraordinaria voz, se percibi¨® que ¨¦sta est¨¢ por encima de todo, en ocasiones incluso de las mismas canciones, p¨¢lidos charcos donde se refleja la luna. Y s¨ª, la imagen es bella, pero mejor el mar de un repertorio pleno para perderse entre reflejos de luz. Es m¨¢s, en ocasiones hasta pareci¨® que todo era voz, s¨®lo voz que impon¨ªa su luminosidad cegando todo lo dem¨¢s. Pero, en fin, todo esto forma parte del capital que S¨ªlvia ha de gestionar. Y es preferible pensar que lo har¨¢ con tino. Nos lo merecemos todos. No s¨®lo ella. Ella, quiz¨¢s sin querer, as¨ª lo ha querido.
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