Carpetania, al alcance de la mano
Una muestra del Museo Arqueol¨®gico Regional revela los hallazgos de 11 a?os de excavaciones
En el origen fue Carpetania. El territorio del misterioso pueblo de los carpetanos se extend¨ªa difusamente por un ¨¢rea que abarcaba desde la sierra del Guadarrama hasta La Alcarria. E inclu¨ªa Madrid que, en honor a sus primeros pobladores, fuera denominada por los romanos Mantua carpetanorum. Aquel pueblo envuelto todav¨ªa por el misterio es a partir de hoy, sin embargo, un poco m¨¢s conocido. Una exposici¨®n instalada en el Museo Arqueol¨®gico Regional de Alcal¨¢ de Henares explica de manera gr¨¢fica d¨®nde, cu¨¢ndo y c¨®mo vivieron los hombres y mujeres de aquellas tribus sedentarias que hace 2.300 a?os formaron parte de las primeras comunidades habitadas estables en el centro de la pen¨ªnsula ib¨¦rica.
Rodeados por vacceos, vettones, celt¨ªberos y oretanos, uno de los principales poblados de los carpetanos, distante apenas 45 kil¨®metros de Madrid, fue encontrado casi intacto hace algo m¨¢s de una d¨¦cada. Se halla enclavado sobre un cerro de 10 hect¨¢reas de extensi¨®n, a unos 900 metros de altura sobre el nivel del mar. El paraje se conoce como El Llano de la Horca y est¨¢ situado en las inmediaciones de la villa de Santorcaz. Domina el valle del r¨ªo Anchuelo, en el v¨¦rtice nororiental de La Alcarria, no lejos de Alcal¨¢ de Henares. Es, tambi¨¦n, una densa encrucijada de caminos.
Los ¨²ltimos carpetanos. El oppidum de El Llano de la Horca
Museo Arqueol¨®gico Regional. Martes a s¨¢bado de 10.00 a 19.00. Domingos y festivos, hasta las 15.00. Lunes, cerrado. Entrada gratuita.
Agua, mieses, ganado y caza dieron a sus moradores la oportunidad de asentarse de manera estable y, sin descuidar la defensa mediante un tapial amurallado, almacenar alimentos. Vivieron en la llamada Segunda Edad del Hierro, que los arque¨®logos sit¨²an entre el los siglos tercero y primero antes de nuestra era. Pese a su sedentarismo, los carpetanos lucharon ferozmente contra los invasores romanos, pero sucumbieron ante ellos y sus poblados, llamados oppidda por Roma, que fueron destruidos entre los a?os 133, en que toman Numancia, y el a?o 70 en que los abandonaron; sus gentes quedaron asimiladas a la fuerza por las legiones que tra¨ªan consigo un imponente aparato de poder y progreso, armas, ideas y normas para ordenar el mundo a su manera. Hasta el a?o 19 no redujo Roma a los astures y los c¨¢ntabros.
Vestigios intactos
No obstante, en contra de la costumbre de Roma por desalojar a los lugare?os de sus enclaves naturales, en este caso el cerro de Santorcaz, y de instalar all¨ª sus castros y bastiones, el poblado carpetano de El Llano de la Horca permaneci¨® indemne a la invasi¨®n militar y qued¨® sepultado, intocado apenas, casi a ras de tierra. Entre la cota del suelo y un metro y medio de profundidad durmi¨® su sue?o secular en el cerro testigo alcarre?o.
La tenacidad del arqueo-paleont¨®logo Enrique Baquedano, hoy director del Museo Arqueol¨®gico de Alcal¨¢ de Henares, la del catedr¨¢tico de Prehistoria Gonzalo Ruiz-Zapatero, y la de los tambi¨¦n arque¨®logos Gabriela Martens y Miguel Contreras, comisarios de la exposici¨®n alcala¨ªna, consiguieron obtener del Gobierno regional de Madrid y del 1% Cultural del Ministerio de Fomento una financiaci¨®n que les ha permitido vertebrar un flexible equipo de investigaci¨®n y mantener durante once a?os abierta una excavaci¨®n que ha conseguido batir m¨¢s de dos hect¨¢reas de terreno, siguiendo el sistema estratificado del tipo Harris, bajo el cual han sido hallados miles de objetos y ajuares carpetanos.
Hasta 700 elementos distintos se exponen en la muestra del museo regional de Alcal¨¢, ilustrada por Arturo Asensio, con un criterio museogr¨¢fico orientado a rese?ar la organizaci¨®n de la vida dom¨¦stica carpetana, la forma mejor conocida hoy de sus actividades. Entre todos los objetos exhibidos destella con brillo propio una tinaja de m¨¢s de un metro de altura y prominente panza, sobre la que se percibe la presencia de un friso con grifos, animales mitol¨®gicos. Otra semejante ve dibujados cinco caballos en su lomo. Son de composici¨®n muy parecida a la de las cer¨¢micas halladas en Numancia. Sorprende la exquisita singularidad de una placa decorativa que, sobre una fina l¨¢mina de bronce , muestra dos buitres y un ciervo de enhiesta cornamenta, junto a c¨ªrculos a modo de espirales que representan la Luna.
Los carpetanos lograron dotarse de una tecnolog¨ªa instrumental para el desarrollo de la agricultura, el almacenamiento de los granos y la ganader¨ªa; se trata de hoces, ruedas de moler, aperos rudimentarios, punzones y hachas. Ello les permiti¨® acumular alimentos y liberar tiempo para idear las representaciones y abstracciones que propiciaron el surgimiento de un arte y de una religi¨®n propias, a¨²n en estudio.
Un enorme puzzle
Con los objetos hallados, se?aladamente de origen cer¨¢mico, los investigadores han ido completando las fichas de un enorme puzzle que mostraba hasta ahora m¨¢s lagunas que superficies y que, gracias a su trabajo y al de sus equipos durante m¨¢s de una d¨¦cada a la intemperie, bajo el sol abrasador de La Alcarria, la lluvia y los vientos, han logrado despejar muchos de los misterios que envolvieron en el silencio a los primeros pobladores de la regi¨®n madrile?a.
Desde canicas, clavos, llaves, f¨ªbulas, broches, vigas o bisagras; hasta jarras, vasos, toneletes, copas; m¨¢s tinajas, m¨¢s parrillas,cuchillos y ganchos, todo, junto a un copioso monetario procedentes de cecas del ¨¢rea del Ebro, sirve para irse aproximando poco a poco, pero inexorablemente, a una idea completa de un pueblo versado naturalmente hacia el valle del Ebro Medio, m¨¢s influido por sus vecinos de lo que se pensaba y m¨¢s receptivo que muchos de ellos al comercio y al intercambio. Solo as¨ª, a la luz de la ciencia arqueol¨®gica, podr¨¢ esclarecerse un pasado desprovisto de fuentes textuales, demasiado tiempo oculto por la bruma. Los estudios de laboratorio, con dataciones al carbono 14 y estudios minuciosos de p¨®lenes, han brindado un estudio exhaustivo que ha permitido averiguar, por ejemplo, que los carpetanos com¨ªan gachas con guisos de conejo y, tambi¨¦n, de perro, aderezados con bellotas y cereales.
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