Un octogenario mata en Chamart¨ªn a su esposa, que quer¨ªa separarse de ¨¦l

¡°Adi¨®s, cari?o. Hasta siempre¡±. Pilar se despide de su ¨ªntima amiga, J. S. M. C., de 74 a?os, mientras el furg¨®n f¨²nebre arranca. Pilar no puede casi ni hablar. No para de llorar. Con las pocas fuerzas que tiene, lanza un beso al veh¨ªculo que traslada el cad¨¢ver al Instituto Anat¨®mico Forense. ¡°Esto no ten¨ªa que haber ocurrido. Podr¨ªa estar todav¨ªa viva si me hubiera hecho caso y se hubiera venido a mi casa¡±, a?ade, tras calmarse. Su amiga, una vecina de toda la vida del barrio de Prosperidad (Chamart¨ªn), ha muerto degollada, supuestamente, por su marido, A. S. M. R., de 85 a?os. El presunto homicida se hizo heridas superficiales en los antebrazos en un t¨ªmido intento de suicidio.

Muchos vecinos de Prosperidad conocen perfectamente al matrimonio. Vivi¨® durante mucho tiempo en la calle de Suero de Qui?ones, justo encima de la tintorer¨ªa que regentaba en esa v¨ªa. En 1983 se trasladaron a su actual vivienda, en el 2? B del n¨²mero 11 de la calle de Luis Vives. Sus dos hijos y su hija se hab¨ªan marchado, y el matrimonio resid¨ªa ya solo.

Los problemas en la pareja ven¨ªan ya desde hace tiempo, seg¨²n recuerdan dos de sus mejores amigas, Pilar y Concha. Las tres iban a clase de pintura al ¨®leo algunas tardes y J. S. M. C. les contaba los problemas que ten¨ªa. ¡°Nos dijo que lo estaba pasando muy mal, que no pod¨ªa vivir m¨¢s tiempo en esa casa¡±, recordaba ayer Concha. ¡°Ayer mismo [por el lunes] estuve con ella en la calle de Pradillo para pedir un abogado de oficio para el divorcio¡±, explicaba entre l¨¢grimas la mujer. La polic¨ªa no ten¨ªa denuncias por violencia dentro del matrimonio.

La v¨ªctima hab¨ªa llamado el lunes incluso al 016 (tel¨¦fono de atenci¨®n a las mujeres maltratadas). ¡°Yo me voy a ir pronto, pero t¨² te vas a ir antes¡± le dec¨ªa, seg¨²n ambas amigas, el marido a su esposa. Seg¨²n su testimonio, no paraba de insultarla y pedirle dinero. Cada d¨ªa le exig¨ªa entre 100 y 200 euros y despu¨¦s desaparec¨ªa durante horas. ¡°?ltimamente ella estaba muy mal. Estaba muy p¨¢lida y ten¨ªa ojeras. Dec¨ªa que era porque no pod¨ªa ni dormir¡±, a?adi¨® Pilar.

La v¨ªctima hab¨ªa llamado el lunes al 016 (tel¨¦fono de atenci¨®n a las mujeres maltratadas)

La madrugada del crimen arranc¨® con una fuerte discusi¨®n en el domicilio del matrimonio. Hacia las 4.30, un vecino llam¨® a la polic¨ªa, alertado por los gritos. Dos agentes acudieron al inmueble de la calle de Luis Vives y, tras hablar con el vecino, llamaron al piso del matrimonio. J. S. M. C. les dijo que no pasaba nada, que se trataba de una discusi¨®n dentro de la pareja. Los polic¨ªas se marcharon al no apreciar nada extra?o. ¡°Es indignante. Si esto ocurre, es que tienen que cambiar el protocolo¡±, protestaba una vecina.

Los problemas se reprodujeron a las 8.20. El mismo vecino llam¨® a la polic¨ªa tras o¨ªr una nueva discusi¨®n. Los dos polic¨ªas que acudieron llamaron a la puerta, pero no les abri¨® nadie. Insistieron. De nuevo silencio. Avisaron a los bomberos, que entraron por una ventana y se encontraron con la mujer ca¨ªda en el suelo de la habitaci¨®n. Los facultativos de una UVI m¨®vil del Summa solo pudieron certificar su muerte. Apreciaron varios cortes profundos en el cuello. El marido estaba dentro de la ba?era con cortes superficiales en los antebrazos. Tras recibir las primeras curas, lo trasladaron al hospital de La Princesa bajo custodia policial. Est¨¢ detenido como supuesto autor de la muerte.

¡°?l es un t¨ªo muy malo. La maltrataba psicol¨®gicamente. No paraba de insultarla y de acusarla de que se iba con otros hombres. No quer¨ªa ni comer con nosotras porque dec¨ªa que ten¨ªa que ir a casa con ¨¦l¡±, explica Concha. La ¨²ltima acusaci¨®n que acostumbraba a verter sobre J. S. M. C., seg¨²n este testimonio, es que su segundo hijo no era leg¨ªtimo y que lo hab¨ªa tenido con otro hombre. Llevaban unos 50 a?os casados. Hace unos a?os, el hombre sufri¨® una trombosis que le paraliz¨® la mitad del cuerpo, incluida parte de la cara.

Muchos vecinos de la Prospe se quedaron estupefactos con la noticia. Hac¨ªa un par de meses que hab¨ªan alquilado el local de la tintorer¨ªa, convertido ahora en una peluquer¨ªa regentada por chinos. ¡°No me lo puedo creer. Son gente muy agradable, que vienen a menudo. Iban cogidos siempre de la mano¡±, recordaba uno de los responsables, Shi Haoram. ¡°A¨²n recuerdo c¨®mo estaba preparando postales de puestas de sol para su pr¨®ximo cuadro. ?Qu¨¦ pena, Dios m¨ªo!¡±, solloza delante del portal Pilar, cabizbaja.