Cambiar la narraci¨®n
Entramos ya en esa fase del proceso de crisis en la que es factible y deseable poner en cuesti¨®n el relato que se nos hizo de ella
Entramos ya en esa fase del proceso de crisis en la que es factible y deseable poner en cuesti¨®n el relato que se nos hizo de ella y que dec¨ªa, a grandes rasgos, que unos pueblos derrochadores y endeudados en una noche de farra y alegr¨ªa estaban pagando ahora sus desmanes bien dirigidos por gentes sanas e inocentes, como la se?ora Merkel o el inefable Sarkozy. O Rajoy o Feij¨®o, ya al fondo del escenario. Galicia pertenec¨ªa tambi¨¦n a esa banda de gastadores y locos que hab¨ªan llevado a Europa a esta situaci¨®n. Feij¨®o o alguno de sus compa?eros de gobierno nos lo recuerdan con frecuencia. Por eso ahora vienen nuestros liberadores a dejarnos sin nada y en la calle, al duro fr¨ªo del ajuste y el recorte para que sepamos lo que vale un peine. O dos.
Si no fuera porque los mismos que concedieron cr¨¦ditos sin tasa a nuestra banca (Alemania) de forma irracional y hasta anticient¨ªfica, si la econom¨ªa es una ciencia, que lo es, si no fuera, digo, que esos que engordaron la burbuja inmobiliaria son ahora los que nos someten a la dieta severa de la muerte en vida, si no fuera por eso, hasta cabr¨ªa tomarse en serio la idea de que somos unos derrochadores a los que hay que meter en cintura.
Esta crisis as¨ª contada y este relato, como todos los relatos de conveniencia, ya comienza a hacer aguas. Es m¨¢s verdad que ellos, alemanes y locales del negocio, midieron mal el recorrido de sus cr¨¦ditos y, haci¨¦ndolo as¨ª, colocaron al reino en que vivimos en una situaci¨®n imposible de impagos y deudas, y que desde ah¨ª comenz¨® a caer todo y a crecer el d¨¦ficit p¨²blico y todos los d¨¦ficits: la p¨¦rdida de trabajo dejaba al estado sin cotizaciones. Y adelgazaba la caja p¨²blica. Y la privada.
Pero los mismos que son importantes o principales responsables de la situaci¨®n han perdido dinero en todo este fracaso y quieren recuperarlo ya, aunque sea a costa de nuestra propia existencia. Y esto explica su actual presi¨®n demoledora contra nuestras exhaustas econom¨ªas. El camino que nos se?alan, el de las prisas, es un p¨¦simo camino que nos lleva al desfondamiento total.
El gran analista y premio Nobel de Econom¨ªa Paul Krugman hablaba hace poco del suicidio de Europa para referirse a esa estrategia esencialmente alemana. Lo mismo que hizo el candidato Hollande y tantos otros analistas y gentes de la pol¨ªtica y la econom¨ªa, entre ellos muchos conservadores que ahora est¨¢n fuera de juego en esta ola neoconservadora que se abati¨® sobre Europa y que ya parece remitir, tambi¨¦n en Galicia, en donde esa misma ola colabor¨® a debilitar las opciones de las alternativas auton¨®micas de progreso, que ahora volver¨¢n a intentarlo y que, sin tenerlo f¨¢cil, lo tienen, al menos, posible, en el momento en que el sue?o neoc¨®n de generar un estado recentralizado no va a ser posible. Nadie cree ya que las autonom¨ªas tengan m¨¢s culpa de la que tienen, que es haber sido los laboratorios del negocio del suelo que nos trajo hasta aqu¨ª de la mano de Alemania, entro otros mentores.
Galicia, perdiendo empleo y generando emigraci¨®n, como en los buenos tiempos, ha pagado (entre otros precios ya citados, como el paro) con un extenso fe¨ªsmo urban¨ªstico que afecta a su turismo, con una fuerte descapitalizaci¨®n bancaria, con una crisis demogr¨¢fica acelerada, y con muchas otras cosas, esa utop¨ªa neoconservadora del es necesario que yo me forre sin tasa para que tu puedas vivir tranquilo, y ha pagado, tambi¨¦n, con una gran desafecci¨®n pol¨ªtica y una gran desmoralizaci¨®n colectiva. A las gentes de progreso corresponde cambiar la situaci¨®n.
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