Las ?dos? orillas del sindicalismo vasco
La divisi¨®n de las centrales persiste en Euskadi pese a la crudeza de la crisis
La dureza de la crisis y sus secuelas de recortes sociales y reformas legales de ampl¨ªsimo alcance, llevan en este 1? de mayo a todos los sindicatos a coincidir en el diagn¨®stico de hallarse ante la mayor agresi¨®n vivida nunca a su propio papel y ante un retroceso de d¨¦cadas en t¨¦rminos de derechos generales.
No parecen, en cambio, espuelas suficientes para estimular a las centrales vascas a salvar con agilidad y determinaci¨®n la brecha que las separa, primero en dos bloques, el soberanista de ELA y LAB por un lado, y el confederal de CC OO y UGT por otro, y despu¨¦s entre cada una de ellas. En particular, la mayor¨ªa y unidad configurada por los dos sindicatos nacionalistas en la d¨¦cada pasada da s¨ªntomas claros de resquebrajamiento. Pero nadie es capaz de hacer una apuesta clara respecto a si esas dos orillas del sindicalismo vasco se aproximar¨¢n, en el contexto del azote de la crisis y el avance de la normalizaci¨®n pol¨ªtica; si se separar¨¢n m¨¢s en una eventual deriva pol¨ªtica soberanista a la escocesa o si se descompondr¨¢n en un tri¨¢ngulo ELA, CC OO-UGT y LAB.
El sindicato abertzale ha dado signos de desmarque, por ejemplo con su participaci¨®n en el intento con CC OO y UGT de un acuerdo interprofesional entre las c¨²pulas sindicales y la patronal en el ¨¢mbito de la comunidad aut¨®noma. ELA ni se arrim¨®. La inc¨®gnita es cu¨¢nto pes¨® en el fracaso final el v¨¦rtigo que puedo producir en LAB esa ausencia, m¨¢xime cuando se ve acusada de actuar condicionado por su relaci¨®n con Bildu, ahora en posiciones de gobierno.
La fractura tiene ¡°cariz estructural¡± estiman varias fuentes consultadas
Ni siquiera alguien tan cualificado como el presidente del Consejo de Relaciones Laborales (CRL) Tom¨¢s Arrieta, aventura un vaticinio sobre la direcci¨®n que tomar¨¢n las cosas. ¡°Es un juicio dif¨ªcil de hacer. Yo, desde luego, no tengo una respuesta clara para dar¡±, indic¨® a preguntas de EL PA?S sobre la evoluci¨®n previsible de las relaciones entre las centrales, aunque no prev¨¦ un gran acercamiento en el corto plazo.
ELA ha sido una adelantada en la apuesta por la empresa como ¨¢mbito de negociaci¨®n, ahora primada en la reforma laboral del PP. Esa apuesta ¡°torpedea los convenios colectivos sectoriales" o territoriales "m¨¢s incluso que la propia patronal", opina el ex secretario general de CC OO, Santiago Bengoa. LAB discrepa de ella y esto puede dar cuerpo a la difuminaci¨®n de las dos orillas y una aproximaci¨®n m¨¢s factible entre CCOO-UGT y LAB. De la dimensi¨®n del abismo, y de la determinaci¨®n con la que lo excav¨® ELA, da idea, recuerda, el hecho de que anunciara la ruptura en un congreso de CC OO en 1996 y aprovechando su entonces l¨ªder Jos¨¦ Elorrieta, Las palabras que suelen ser de cortes¨ªa y hermandad, se volvieron advertencia: la unidad ser¨ªa en clave de pa¨ªs o no ser¨ªa, dijo. Y esa sigue siendo la posici¨®n, incluso en un momento en el que reforzar la opci¨®n sindical, la negociaci¨®n colectiva y la unidad de acci¨®n, parecer¨ªan mucho m¨¢s perentorias que en los tiempos de bonanza de la d¨¦cada que precedi¨® a la crisis, y que, fue, a la vez, la del desaf¨ªo soberanista. Bengoa no duda en calificar a ELA de "elemento lastimoso¡± del mundo sindical.
La historia registra casos tanto de uni¨®n como de divisi¨®n en otras crisis
Los precedentes hist¨®ricos dan para una cosa y para su contraria. ¡°En la enorme crisis de 1931 y 1932 hubo una gran divisi¨®n sindical, mientras en los primeros meses de 1936, sin variaciones grandes en la situaci¨®n, UGT, CNT , ELA y los sindicatos cat¨®licos se unieron¡±. Hacia la unidad los empuj¨® tambi¨¦n la crisis econ¨®mica que acompa?¨® a la transici¨®n.
La fractura parece tener un cariz ¡°estructural¡±, un t¨¦rmino que usan varias de las personas consultadas, pese a que el agravamiento de las circunstancias deja cada vez m¨¢s en evidencia lo irracional "del antagonismo frontal y las diferenciaciones, claramente improductivas y contraproducentes". Se trata de un diagn¨®stico del hist¨®rico de UGT Carlos Trevilla, en un art¨ªculo de hace ya cinco a?os. ¡°La intensidad de los recortes sociales y laborales, y del propio papel de los sindicatos¡±, en lo que llama ¡°un proceso desconstituyente¡± hace menos entendible a¨²n la falta de una respuesta coincidente¡±, dice a fecha de hoy. ¡°?Qu¨¦ junt¨® a Nicol¨¢s Redondo y Marcelino Camacho?. Carlos Solchaga¡±, compara.
La huelga del 29-M y los ERE s¨ª han propiciado coincidencias
Por ahora no hay apenas visos de aproximaci¨®n. La coincidencia en la fecha de la huelga general del 29 de marzo ha sido uno, y dio ocasi¨®n a apuntar otra diferencia entre ELA y LAB: esta central la celebr¨®, mientras la primera se dol¨ªa por ella. El otro lo proporcionan las situaciones de emergencia real: la inmensa mayor¨ªa de los ERE han contado con la actuaci¨®n conjunta de pr¨¢cticamente todos los sindicatos con representaci¨®n en las empresas concernidas.
Entre dimes y diretes, y a ras de suelo, 103 de los 125 convenios provinciales est¨¢n sin firmar, lamenta Maribel Ballesteros, secretaria de Acci¨®n Sindical de UGT. Quien ahora ahonde la divisi¨®n y deje que el reloj de la reforma convierta en papel mojado los derechos que protegen tendr¨¢ ¡°una grave responsabilidad¡±. Un observador cualificado de los movimientos sindicales, que pidi¨® el anonimato, encuentra significativo, e intrigante, que ELA no est¨¦ ni siquiera ¡°comprando¡±, en sus propias palabras, el discurso de LAB de que Espa?a es un lastre y Euskadi estar¨ªa mejor fuera. ¡°Nadie sabe en qu¨¦ est¨¢ pensando ELA, es dif¨ªcil ver ad¨®nde va o vislumbrar una apuesta estrat¨¦gica que se pueda analizar, lo ¨²nico que se percibe es una oposici¨®n frontal a la normalizaci¨®n¡±.
[Representantes de los sindicatos ELA y LAB, por su parte, declinaron el requerimiento de aportar su reflexi¨®n sobre este tema, que se les ofreci¨® desde este peri¨®dico.]
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