El programa que nos debe TV-3
?Por qu¨¦ nunca se atrevi¨® con un programa de debate pol¨ªtico en domingo y en horario de m¨¢xima audiencia?
Con la sustituci¨®n de M¨®nica Terribas al frente de TV-3, se abre un interrogante sobre el futuro de la cadena p¨²blica catalana. Respecto a su nuevo director, Eugeni Sallent, no tengo autoridad ninguna para desconfiar de su prop¨®sito, que no es otro, seg¨²n sus propias palabras, que no bajar el list¨®n de calidad que dej¨® tan alto la destituida directora. Otra cosa ser¨¢ c¨®mo lo lograr¨¢. Tampoco cometer¨¦ la imprudencia de reprocharle (aunque s¨ª recordar a los lectores) su proveniencia del grupo de comunicaci¨®n God¨®, un grupo que tanto hizo, por mar, tierra y aire, por desacreditar la coalici¨®n de izquierdas que gobern¨® la Generalitat entre 2003 y 2010. El compasivo sistema econ¨®mico neoliberal, que puntualmente se ha propuesto no permitirnos vivir en paz (los d¨ªas previos se nos prepara psicol¨®gicamente para el puntual mazazo de los martes), acu?a eufemismos para disimularse a s¨ª mismo.
Fiel a esta premisa de disimular lo indisimulable, el se?or Sallent promete por lo pronto alcanzar m¨¢s con menos. Habr¨ªa que averiguar si el nuevo director se refiere a racionalizar la gesti¨®n, que, traducido a su vez al lenguaje de los dolorosos partes a que nos tiene resignado el bipartito de derechas (CiU y PP) los sombr¨ªos martes (y viernes, ya que estamos), significa menguar calidad, convertir la cadena p¨²blica en una extensi¨®n de la cadena privada del grupo del que fue director general y, de paso, aprovechar el revuelo sucesorio y los despidos todo a cien para adelgazar la plantilla. Cuando uno oye frases como ¡°optimizar recursos¡±, que es una de las que enarbol¨® el nuevo director, ya se puede ir preparando para lo peor.
Mientras esperamos acontecimientos, me gustar¨ªa comentar la gesti¨®n de la ya exdirectora. No soy un experto en medios audiovisuales, ni siquiera un comentarista especializado de televisi¨®n. Soy simplemente un tipo al que le gusta la televisi¨®n y, muy especialmente, la cadena p¨²blica catalana, aunque suelo completar mi men¨² televisivo con los siempre impagables Informe semanal, m¨¢s 59 segundos y Espa?oles en el mundo de TV-1, y las pel¨ªculas de La 2, sin contar los partidos de f¨²tbol, de las cadenas que sean, m¨¢s los seriales del Plus. Los informativos de TV-3 me parecen (veremos cu¨¢nto dura) un ejemplo de esa imprescindible pluralidad informativa que se le debe exigir a todo medio p¨²blico. Lo fueron durante su mandato, y demostr¨® igual talante M¨®nica Terribas cuando presentaba el exitoso magazine La nit al dia, aunque a veces ech¨¦ en falta una actitud m¨¢s sim¨¦trica cuando se trataba de criticar a israel¨ªes y palestinos en el conflicto de Oriente Pr¨®ximo.
Del resto de la programaci¨®n no puedo hablar porque casi no la miro, excepto cuando hago zapping para compararla con sus equivalentes en algunos canales privados: por supuesto que no hay color, nada que ver con el mal gusto, el sensacionalismo chabacano y la zafiedad m¨¢s insultante de esos canales. Con toda su estudiada truculencia, me parecen incomparablemente m¨¢s dignos (y, si quieren, m¨¢s pedag¨®gicos) culebrones como La Riera que sus competidores, por ejemplo, venezolanos. Celebr¨¦ en su momento programas como Pol¨°nia, pero un d¨ªa me pregunt¨¦ si la f¨®rmula de chotearse del todo el mundo da para m¨¢s sin que llegue a cansar.
Adem¨¢s de no entender por qu¨¦ durante su direcci¨®n, por poner solo un ejemplo, no se hizo nada por contratar los servicios de una c¨®mica de la altura de Llol Bertran, me hago una ¨²ltima pregunta sobre la gesti¨®n de M¨®nica Terribas. ?Por qu¨¦ nunca se atrevi¨® con un programa de debate pol¨ªtico o de pol¨ªticas en domingo y en horario de m¨¢xima audiencia? ?Cre¨ªa que nadie los ver¨ªa? En un pa¨ªs tan desestructurado ideol¨®gicamente como Argentina, esos programas se hacen. Y en ese d¨ªa y a esa hora. Y la gente los ve. Y se hacen en Francia. Ahora m¨¢s que nunca, Catalu?a lo necesita. Me gustar¨ªa que el se?or Sallent se atreviera. Pero mucho me temo que los aires de desmantelamiento de los servicios p¨²blicos (y del pensamiento cr¨ªtico) que corren no se lo permitan. Ojal¨¢ me equivoque.
J. Ernesto Ayala-Dip es cr¨ªtico literario
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