Aprender para que los compa?eros con autismo tambi¨¦n aprendan
Alumnos de un colegio madrile?o crean herramientas para otros estudiantes con discapacidad Programan ejercicios y juegos que utilizar¨¢n los usuarios de un aula especializada
Laura se se?ala un golpe en la frente. Se ha ca¨ªdo. Pero en cuanto se enciende la pizarra digital de su clase se le olvida. Es una de los seis alumnos con trastorno del espectro autista del colegio Montserrat, un centro concertado laico en el distrito de Retiro que suma casi un millar de estudiantes de 3 a 14 a?os. Este curso han empezado un proyecto en el que las clases de 1? de ESO preparan herramientas inform¨¢ticas para sus compa?eros con necesidades especiales. ¡°Todos somos parte del centro preferente para alumnos con trastorno generalizado del desarrollo (TGD), tambi¨¦n todos los chavales¡±, proclama Silvia Gallego, docente y una de las promotoras de la iniciativa.
¡°En cuanto enciendo la pizarra, tengo la atenci¨®n de Laura¡±, comenta Silvia, su profesora
Laura y Silvia son el germen del proyecto. La maestra es la tutora de clase de 1? de infantil donde acude esta alumna, con 24 compa?eros. Cada ma?ana empiezan repasando la fecha, el tiempo y qui¨¦nes faltan. Utilizan herramientas que ha preparado Silvia para la pizarra interactiva. ¡°En cuanto la enciendo, tengo la atenci¨®n de Laura¡±, comenta. Todos los escolares siguen los ejercicios, pero est¨¢n especialmente dirigidos a la que tiene m¨¢s dificultades para comunicarse, que necesita recibir la informaci¨®n de forma visual y clara. ¡°Nuestros estudiantes con autismo tienen un buen nivel cognitivo, pero cada uno necesita atenci¨®n espec¨ªfica¡±, detalla Teresa Cuenca, tutora del aula de las Estrellas, denominaci¨®n de esta clase TGD, con un gui?o al barrio (Estrella).
A primera hora, los alumnos con autismo pasan por all¨ª. Despu¨¦s se integran en sus respectivas clases, en la que se intentan que pasen todo el tiempo posible con apoyo de Teresa y de una t¨¦cnico de integraci¨®n social, Lorena. ¡°Para trabajar con estos alumnos usamos pictogramas ¨Cdibujos que representan cosas y conceptos- y los vamos adaptando a los equipos inform¨¢ticos (pizarras y ordenadores) que utilizamos¡±, explican Silvia y Teresa. Un proceso en el que este curso se ha implicado tambi¨¦n a alumnos: ¡°Hemos dedicado las clases de tecnolog¨ªa del segundo trimestre a preparar secuencias y juegos para los alumnos del aula de las Estrellas¡±, explica Manuel Agudo, profesor de esta materia.
Calle, lluvia, abrigo
¡°Calle, lluvia, abrigo. Si salimos a la calle y llueve, nos ponemos el abrigo¡±. En las actividades preparadas por los estudiantes se siguen las indicaciones de las especialistas en alumnos con TGD, ¡°pictogramas sencillos, con letras may¨²sculas, arial y negras, y en un orden determinado, explican los estudiantes. En parejas, cada uno ha preparado una de estas secuencias y un juego. Hay de todo: laberintos, programas de sumas y multiplicaci¨®n, un front¨®n...
Alejandro, de 1? de ESO A, muestra con soltura c¨®mo dise?ar una de estas actividades en pocos minutos. La programaci¨®n ya le atrae como ocupaci¨®n profesional. ¡°Manejan conceptos muy especializados, como el desarrollo de bucles, los condicionales o las coordenadas¡±, destaca el profesor. Aprenden para que a su vez aprendan sus compa?eros con autismo, lo que les motiva: ¡°Es bonito que podamos ayudar a ni?os con problemas¡±, comenta Noelia, otra alumna de 1? A cuyo hermano peque?o comparte clase con uno de los alumnos del aula de las Estrellas. En ella espera Teresa poder revisar pronto sus herramientas para empezar luego a utilizarlas en las pizarras SMART.
El colegio Montserrat, de la Fundaci¨®n Hogar del Empleado (Fuhem), es, por petici¨®n propia, centro de atenci¨®n preferente al alumnado TGD desde este a?o. Ya hace cuatro que integraron cinco estudiantes de este tipo, que ahora est¨¢n en 4? y 5? de primaria, a trav¨¦s de un convenio con la asociaci¨®n Aleph. Ahora buscan optimizar la atenci¨®n a este colectivo a trav¨¦s de las nuevas tecnolog¨ªas. No siempre es f¨¢cil. Mart¨ªn y ?ngel, dos compa?eros de Laura en el Aula de las Estrellas de su misma edad, no quieren cuentas con la pizarra. Mart¨ªn grita potentes noes, mientras ?ngel deambula por la clase. Ajena al jaleo, Laura se esmera en el ejercicio. Y, cuando nadie se lo pide, ?ngel se anima. Teresa, su tutora en el aula especial, resume: ¡°Es complicado, hay que darles su tiempo, cuidar mucho la atenci¨®n, pero siempre, siempre merece la pena¡±.
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