Una victoria hueca
En el Arco de la Victoria, una sala de exposiciones que nunca se us¨® y un ascensor que se estrope¨® el primer d¨ªa Escenario de botellones, nadie quiere ocuparse de mantener el monumento del R¨¦gimen
En una de las patas del Arco de la Victoria se puede leer la firma sin gracia de un grafitero llamado Gus. El mismo tipo ha plantado su soso tag en el culo de uno de los caballos que coronan el monumento franquista. No trep¨® los 40 metros de altura, simplemente entr¨® por una puerta y subi¨® siete pisos de escaleras.
Aunque muchos madrile?os desconocen que el arco es hueco, colarse dentro de esta obra se ha convertido en una haza?a para curiosos, de esas de las que luego se cuelgan las fotos en Internet. Tanto que hace un mes se soldaron las puertas para evitar actos vand¨¢licos y desgracias.
No se puede entrar, pero en el Consorcio Urban¨ªstico de la Ciudad Universitaria (propietario del monumento) se conservan enormes acuarelas del proyecto original en las que se pueden ver la escalera y los murales aleg¨®ricos que nunca se colocaron en la sala de exposiciones (que, durante un tiempo, aloj¨® una maqueta de la Ciudad Universitaria, pero que casi siempre estuvo sin uso). Tambi¨¦n aparece dibujado el ascensor que, seg¨²n cuentan, se estrope¨® el primer d¨ªa ya que perdi¨® su verticalidad debido a un problema de cimentaci¨®n. ¡°El espacio interior nunca tuvo sentido; el arco est¨¢ aislado, la sala es muy peque?a y ni siquiera tiene vistas¡±, opina Javier Aldecoa, arquitecto del Consorcio de Transportes, la instituci¨®n que socav¨® en 2004 el intercambiador de Moncloa bajo el arco, habilit¨® la plaza y arregl¨® las goteras del interior (que, a juzgar por las fotos de quienes se han colado recientemente, han vuelto).
El Arco del Triunfo se proyect¨® en los cuarenta para conmemorar la victoria en la Guerra Civil, pero tard¨® una d¨¦cada en acabarse y nunca se inaugur¨® oficialmente. Su autor, Modesto L¨®pez Otero, fue director de la Escuela de Arquitectura de Madrid, de 1923 a 1955 y como tal, desarroll¨® con diplomacia el proyecto del campus de la Ciudad Universitaria bajo el mandato de Alfonso XIII, de la Rep¨²blica y de Franco, lo que se tradujo en un viaje est¨¦tico desde el movimiento moderno y la vanguardia hasta el historicismo neocl¨¢sico del R¨¦gimen. ¡°A¨²n as¨ª, y aunque el campus fue destrozado por ser frente en la Guerra y transformado m¨¢s tarde por el crecimiento de la ciudad y sus carreteras, el esp¨ªritu urban¨ªstico del proyecto de L¨®pez Otero era tan potente que ha prevalecido¡±, dice Antonio Rubio, arquitecto de la UNED y experto en la historia de la Ciudad Universitaria.
En los planos del arco ¡ªfirmados ¡°en honor de Su Excelencia el Generalisimo Franco y los ejercitos nacionales¡±¡ª se puede ver dibujada una estatua ecuestre del dictador que nunca se coloc¨® en la explanada de la plaza (fue la que acab¨® frente al Ministerio de Vivienda). ¡°El proyecto era a¨²n m¨¢s grandilocuente de lo que se construy¨®¡±, explica Rubio. ¡°El arco formaba parte de un eje triunfal que arrancaba en el monumento circular a los Ca¨ªdos [nunca terminado y hoy sede del distrito de Moncloa] y acababa a kil¨®metros, en la cruz del Valle de los Ca¨ªdos... Todo muy discreto¡±.
El Arco en s¨ª es, seg¨²n el experto, ¡°un buen ejercicio de clasicismo, elaborado con rigor y propiedad¡±. ¡°Vamos, que no es un pegote¡±, explica Rubio, ¡°aunque el entorno est¨¢ desvirtuado¡±. En su opini¨®n habr¨ªa que conservarlo, pero document¨¢ndolo y explic¨¢ndolo mejor, ¡°como se hace con los monumentos fascistas en Italia¡±. Tal como est¨¢ ahora, es un quiero y no puedo. Un hito de la exaltaci¨®n al R¨¦gimen atrapado entre los carriles de una autopista, la Ley de Memoria Hist¨®rica y su catalogaci¨®n como Monumento hist¨®rico Art¨ªstico (nivel 1).
Arco de la Victoria
- Autores. Modesto L¨®pez Otero y Pascual Bravo.
- Obra. 1953 - 1956.
- Ubicaci¨®n. Moncloa.
- Estilo. Neocl¨¢sico.
- Funci¨®n. Monumento conmemorativo con una sala de exposiciones que nunca se lleg¨® a usar.
La pol¨ªtica, sin embargo, no es lo ¨²nico ni lo m¨¢s espinoso de esta obra. Adem¨¢s de pol¨¦mico e incorrecto pol¨ªticamente, el arco es un trasto. Est¨¢ lleno de grafitis y restos de botell¨®n y el pavimento que lo rodea (arreglado hace pocos a?os) aparece roto y arrancado en muchos lugares. La Ciudad Universitaria, el Consorcio de Transportes y el Ayuntamiento se pasan la pelota a la hora de se?alar qui¨¦n deber¨ªa hacerse cargo del mantenimiento y de vigilar que no se haga botell¨®n ni se patine en la plaza. La duda es si merece la pena gastar dinero ¡ªsobre todo dinero universitario, sobre todo, en ¨¦poca de recortes educativos¡ª en atusar un ejercicio hueco de vanagloria.
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