¡°El 15-M ha roto con el escepticismo y la resignaci¨®n¡±
Los autores de 'Planeta indignado. Ocupando el futuro' han hablado con los lectores de EL PA?S
Hace casi un a?o, el 15 de mayo de 2011, los ciudadanos se organizaron por primera vez al margen de los cauces establecidos para protestar contra los pol¨ªticos y el poder econ¨®mico. En m¨¢s de 50 ciudades de toda Espa?a, miles de personas se echaron a las calles para expresar su malestar. Los investigadores universitarios Josep Maria Antentas y Esther Vivas analizan en el libro Planeta indignado. Ocupando el futuro (editorial Sequitur) el impacto de la crisis econ¨®mica y hacen balance del primer a?o del 15-M. En una entrevista digital con los lectores de El Pa¨ªs, han subrayado el principal ¨¦xito del movimiento: ¡°Ha logrado romper con el escepticismo y la resignaci¨®n, devolver la confianza en el ¡®nosotros¡¯ y en la capacidad colectiva¡±.
El inter¨¦s de los lectores por la previsi¨®n de futuro del 15-M ha copado la mayor¨ªa de preguntas. Antentas y Vivas tienen claro que un a?o no es suficiente para hacer una predicci¨®n firme sobre un movimiento social. ¡°Es dif¨ªcil imaginar c¨®mo ser¨¢n las luchas sociales en un a?o, pero lo m¨¢s probable es que ¨¦stas sigan aumentando con ritmos desiguales. La movilizaci¨®n social ha vuelto para quedarse¡±, se atreven a responder. A la vez tienen claro que un movimiento tan joven solo puede tener impacto en el imaginario colectivo y no puede medirse en t¨¦rminos electorales inmediatos. El hecho de que el Partido Popular ganase con mayor¨ªa en las elecciones auton¨®micas y generales de 2011 se debe a que ¡°los comportamientos electorales no cambian de un d¨ªa para otro¡±. ¡°Hay que recordar al mismo tiempo que la mayor¨ªa de los ciudadanos no los votaron, y que la desafecci¨®n ciudadana respecto a los partidos es creciente¡±.
La efervescencia del 15-M hace ahora casi un a?o ha disminuido su intensidad con el paso del tiempo. L¨®gico, seg¨²n ambos, aunque no preocupante. ¡°Uno de los retos es mantener los amplios apoyos sociales. Aunque mucha gente ha vuelto a sus casas y no participe cotidianamente en las actividades, siguen simpatizando con ¨¦l y se identifica con sus propuestas¡±, aseguran. Y a?aden que lo importante para un movimiento es ¡°que los n¨²cleos m¨¢s activos no queden aislados del grueso de la sociedad¡±. La pr¨®xima oportunidad para comprobar si el apoyo sigue latente es la movilizaci¨®n del 12 de mayo, de la que esperan sea un punto de inflexi¨®n hacia arriba y un nuevo aceler¨®n del movimiento. ¡°Desde la #primaveravalenciana asistimos a un renacimiento de las luchas sociales y es probable que las actividades previstas los pr¨®ximos d¨ªas supongan un relanzamiento¡±, a?aden.
La incredulidad de un lector acerca de que el 15-M d¨¦ frutos reales se presenta en la pantalla. Y el discurso vuelve a ser el mismo: ¡°Cambiar las cosas no es f¨¢cil ni una tarea r¨¢pida, es necesario un largo proceso de movilizaci¨®n social. Doblegar al capital financiero requiere mucho m¨¢s que acampadas y ocupaciones, algunas manifestaciones y una huelga general de un d¨ªa¡±.
La evoluci¨®n del movimiento indignado es uno de los ejes vertebradores del libro que acaban de publicar. Seg¨²n ambos, las formas de organizaci¨®n de un movimiento social tan amplio como el 15-M son complicadas, ya que no es f¨¢cil organizar democr¨¢ticamente a miles de personas, pero ¡°las asambleas de barrio han supuesto un gran avance. Antes no hab¨ªa nada, ahora hay espacios que permiten movilizar a los vecinos¡±. Las redes sociales, otro elemento importante para la comunicaci¨®n del movimiento: ¡°Significan una manera nueva de entender la protesta pol¨ªtica y social, son canales de informaci¨®n alternativos. Pero no s¨®lo han sido herramientas, sino tambi¨¦n espacios de politizaci¨®n¡±.
Un lector plantea la duda de si el movimiento ha acabado tomado por ¡°personas que buscan que el gobierno les solucione la vida¡±. Antentas y Vivas tienen claro que se trata de lo contrario: ¡°Participar en ¨¦l implica esfuerzo y dedicaci¨®n. Lo f¨¢cil es lo contrario. No hay otro camino que no sea el compromiso personal para el cambio colectivo¡±.
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