Atila tambi¨¦n aplast¨® portugueses
Un acto recuerda a los 65 emigrantes lusos que los franquistas mataron en la guerra
El rastro portugu¨¦s en la Guerra Civil se perd¨ªa, hasta no hace mucho, en el bando rebelde. La columna militar de los Viriatos a modo de brigada internacional fascista, el apoyo log¨ªstico a los golpistas, corresponsales de prensa empotrados con los nacionaleso la extradici¨®n de los republicanos escapados conformaban la huella lusa en el 36. Pero un grupo de investigadores ¡ªgallegos¡ª han comenzado a destapar la historia del otro lado de la barricada. El balance, provisonal, cifra en 65 los portugueses asesinados por el franquismo en Galicia en el per¨ªodo que va del golpe de Estado al a?o 1940. ¡°Es un episodio totalmente desconocido¡±, afirma el historiador Dionisio Pereira. Hoy a partir de las tres, la villa de Mon??o, enfrente a Salvaterra de Mi?o, acoge un homenaje a las v¨ªctimas del fascismo al que asistir¨¢ el expresidente de la Rep¨²blica portuguesa M¨¢rio Soares. Es la primera vez que, en Portugal, se convocan actos para recordar a sus ciudadanos muertos a manos de Franco.
Pereira, autor junto a Lourenzo Fern¨¢ndez Prieto de un ensayo pionero sobre la materia todav¨ªa in¨¦dito, explica como el trabajo de campo del proyecto interuniversitario Nomes e Voces ha servido para excavar en la vida y muerte de los republicanos gallego-portugueses. ¡°La base de datos de Nomes e Voces registra, entre 1936 y 1939, m¨¢s de 4.600 asesinados y 14.000 represaliados¡±, relata, ¡°entre ellos, detectamos a 159 portugueses, 65 de ellos muertos¡±. Hay m¨¢s, eso es seguro. ¡°Los n¨²meros siempre son de m¨ªnimos¡±, dice. De los 4.600 cad¨¢veres que Atila dej¨® en Galicia, solo la tercera parte pasaron por tribunales militares. Para contrastar a los dem¨¢s, los historiadores tiran de registros civiles, aunque son conscientes de que un porcentaje de las v¨ªctimas ni siquiera est¨¢n ah¨ª. Y es en el centro de todas estas incertidumbres donde se encuentran los 65 portugueses asesinados.
Pero la historia tambi¨¦n establece conexiones, reconstruye contextos, procura causas y consecuencias de manera no mec¨¢nica. Por eso Dionisio Pereira y Fern¨¢ndez Prieto no olvidan remitirse al origen de la presencia portuguesa al norte del Mi?o. La describen as¨ª: ¡°El trabajo de los canteros portugueses adornando con fuentes barrocas villas, pazos y ciudades gallegas en el siglo XVII o la diseminaci¨®n de numerosos jornaleros por el interior de Galicia un siglo m¨¢s tarde¡±. Esta corriente migratoria, continua hasta la guerra, no resulta demasiado visible. Y eso tambi¨¦n dificulta la localizaci¨®n de las v¨ªctimas del franquismo. ¡°Los portugueses se han integrado con la poblaci¨®n local hasta incluso castellanizar sus nombres¡±, anota Pereira, ¡°por eso tampoco es f¨¢cil ver hasta qu¨¦ punto sufrieron la represi¨®n¡±.
Cuando los militares africanistas deciden poner fin a la democracia de la II Rep¨²blica, los portugueses que viven y trabajan en Galicia ya son, sin embargo, otros. Mano de obra barata para el incipiente desarrollo industrial de la comarca de Vigo, peones camineros, obreros de cantera o del ferrocarril, mineros o incluso huidos para no ir a la Primera Guerra Mundial ¡ªen la que Portugal particip¨® al lado de los ingleses. ¡°La mayor¨ªa son¡±, puntualizan por escrito Pereira y Fern¨¢ndez Prieto, ¡°emigrantes econ¨®micos originarios de un entorno rural¡±.
Y algunos de ellos, a?aden, organizados en los dos grandes sindicatos de la ¨¦poca ¡ªel anarquista CNT y el socialista UGT¡ª y en los partidos de izquierdas, hasta el punto de involucrase activamente en la Revoluci¨®n de 1934. No todos, por supuesto. El dumping laboral funcionaba y el empresariado gallego, cuentan los historiadores, ¡°prefer¨ªa contratar mano de obra m¨¢s barata y sumisa procedente de Portugal, antes que los afiliados de los sindicatos¡±. Incluso hubo secciones sindicales que adoptaron ¡°actitudes apartadas del internacionalismo proletario¡± y defendieron restricciones a la contrataci¨®n de portugueses.
Los investigadores descartan caracter¨ªsticas espec¨ªficas en la represi¨®n al proletariado luso. El otro, para la cruzada fascista, no era el que hablaba portugu¨¦s: era la conjura judeo-mas¨®nico-comunista. ¡°Los portugueses que sufren persecuci¨®n la sufren en el mismo paquete que la anti-Espa?a, el marxismo o el poder dem¨®cr¨¢tico republicano¡±, escriben. Solo Carlos M¨¦ixome, del Instituto de Estudos Mi?oranos y una de las pocas personas que han trabajado antes sobre el particular, hab¨ªa detectado ¡°indicios de xenofobia y desprecio en los registros civiles de la comarca de Vigo referidos a asesinatos¡±. Quedan en el aire varias inc¨®gnitas, con las que Dionisio Pereira y Lourenzo Fern¨¢ndez Prieto cierran su estudio: ?la violencia contra portugueses dem¨®cratas tiene que ver con el posterior apoyo a la guerrilla del norte del pa¨ªs vecino o con la agitaci¨®n social de la zona? ?Las persecuciones de retaguardia en la Guerra Civil demuestran que la frontera en Galicia es m¨¢s te¨®rica que pr¨¢ctica
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