Burofaxes, obras, ruido e indemnizaciones: un a?o bajo la amenaza de desahucio por un fondo buitre en Tribulete, 7
Una Socimi compr¨® en marzo de 2024 el edificio entero con 54 familias en alquiler. Ahora, 35 vecinos resisten pese a los intentos para que abandonen sus casas
Jaime Oteyza lleva viviendo junto a su pareja desde 2012 en Tribulete, 7, edificio del barrio madrile?o de Lavapi¨¦s que compr¨® la Socimi Elix Rental Housing hace casi un a?o, en marzo de 2024, con 54 familias dentro para darle un uso ¡°residencial¡±. ¡°Vivimos con el agobio de que cada mes puede ser el ¨²ltimo, con lo que implica irse para una familia con dos hijos peque?os¡±, cuenta Oteyza. Como ellos, 35 vecinos se resisten a dejar sus casas. Tras casi un a?o viviendo bajo el riesgo de perder sus hogares, aseguran sufrir presiones por parte de Elix para que se marchen cuanto antes. As¨ª, denuncian los problemas de ruido derivados de unas obras constantes, adem¨¢s de amenazas de desahucios para, a?aden, ¡°intimidar y amedrentar¡±, adem¨¢s de ofertas de indemnizaci¨®n para terminar de convencer para marcharse a quienes m¨¢s sufran la situaci¨®n.
Alfonso vive en la segunda planta del edificio desde hace 25 a?os. Al lado de una de las habitaciones de su casa (donde se produce la entrevista) muestra, a trav¨¦s de una ventana, el tubo por donde los obreros tiran los escombros de las obras de la ¨²ltima planta al patio interior. El ruido es constante. Alfonso asegura que uno de los operarios le reconoci¨® que no suelen llevar a cabo reformas de esta envergadura con los vecinos a¨²n viviendo en el bloque. ¡°Normalmente, los escombros los tiran a la hora de la siesta¡±, concreta Oteyza, quien recuerda que los trabajos empezaron hace un mes. ¡°A nuestros dos ni?os les est¨¢ afectando el sue?o. Est¨¢n todo el d¨ªa torcidos, con cambios de humor¡¡±, explica.
@elpais ¡°Vivimos con el agobio de que cada mes puede ser el ¨²ltimo, con lo que implica irse para una familia con dos hijos peque?os¡±, confiesa Jaime Oteyza, uno de los 35 vecinos que se resisten al desahucio en un edificio del barrio madrile?o de Lavapi¨¦s comprado por una Socimi. Los vecinos revelan que han pasado un a?o soportando presiones para que se marchen con obras o avisos de lanzamiento ilegales ?? Jorge Hern¨¢ndez #vivienda #alquiler #fondosbuitre #lavapies #madrid #desahucios #familia #econom¨ªa #noticiasentiktok #CapCut
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Antonia lleva casi cuatro a?os viviendo en el edificio. Seg¨²n cuenta, ha tenido que dejar de hacer cosas cotidianas en su casa por los estropicios causados por las obras, como no poder tender la ropa o quitar las macetas. Ella tiene claro el porqu¨¦ de las obras: ¡°Est¨¢n presionando para que la gente se vaya¡±. Algo en lo que coinciden todos los vecinos. El Sindicato de Inquilinas de Madrid, asociaci¨®n que les est¨¢ ayudando desde que se vendi¨® el inmueble, ya les anticip¨® que algo as¨ª suceder¨ªa.
En este sentido, Oteyza recuerda una situaci¨®n similar ocurrida en un edificio de Chamber¨ª: ¡°En Galileo 22, los vecinos decidieron abandonar en bloque el edificio porque a nivel psicol¨®gico era insostenible¡±, declara. ¡°El ruido es permanente, si no es la radial son los escombros, si no los martillazos¡ es muy desesperante y una guerra constante¡±, lamenta Oteyza. La compa?¨ªa propietaria del edificio explica que las obras est¨¢n destinadas a ¡°actualizar y mejorar las condiciones de seguridad, sostenibilidad y calidad para los inquilinos¡±.
Las obras no han sido la ¨²nica novedad que ha acontecido por Tribulete, 7 durante este ¨²ltimo a?o. Antol¨ªn S¨¢nchez tiene 34 a?os y lleva toda la vida en el edificio. Tiene un contrato de alquiler heredado de sus abuelos que se rige por la renta antigua, una norma que abarca los contratos firmados entre 1950 y 1985 y que se encuentran congelados o con actualizaciones limitadas.
En su caso, Ellix ha ido un paso m¨¢s all¨¢ de la comunicaci¨®n inicial en marzo de que no renovar¨ªa su contrato.
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En un segundo aviso de lanzamiento emitido el 11 de noviembre, la empresa aseguraba que su contrato era de 1987, con lo que cae fuera del rango de la renta antigua, y le instaba a entregar las llaves de su casa y marcharse antes del 31 de diciembre.
¡°Desde que me mandaron el burofax (el 11 de noviembre), he reformado la casa. No les tengo ning¨²n miedo¡±, asegura S¨¢nchez, que a d¨ªa de hoy sigue en su piso. ¡°Han ido a amedrentar, ya que otra persona que no conozca la ley, habr¨ªa cedido y se habr¨ªa marchado¡±, zanja antes de a?adir que su abogada, Alejandra Jacinto, exportavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid, le ha contado que es una maniobra de coacci¨®n.

Coincide con ella Ver¨®nica Rodr¨ªguez, abogada especialista en vivienda en Legalitas: ¡°Un desahucio solo lo puede determinar un juez¡±, asevera Rodr¨ªguez, quien asegura que la maniobra por parte de Elix de instar a un inquilino a abandonar su vivienda sin autorizaci¨®n judicial ¡°no tiene amparo legal¡±.
¡°Es una pr¨¢ctica habitual de estos fondos, ya que mantener de inquilinos a contratos de renta antigua no les sale rentable econ¨®micamente¡±, a?ade.
Rodr¨ªguez avisa que incurrir en estas pr¨¢cticas de forma recurrente puede ser una acci¨®n susceptible de denuncia, que se agravar¨ªa en el caso de que los inquilinos se pudieran considerar personas vulnerables, tengan o no a favor la sentencia de un juez.
Un vecindario unido contra un fondo buitre
La historia de Tribulete, 7 es parecida a la de otros bloques c¨¦ntricos de Madrid, una zona donde los fondos de inversi¨®n se han hecho con edificios de un solo propietario con todas las viviendas alquiladas. A diferencia de otros casos, sus inquilinos se enteraron con antelaci¨®n de la operaci¨®n y pudieron organizarse.
¡°Pasas de vivir ignorante de quienes son tus vecinos, a tener relaci¨®n con ellos, a conocerlos en el estado de nerviosismo que est¨¢bamos¡¡±, recuerda Antonia. ¡°Quisimos hacer unas acciones muy medi¨¢ticas para hacer ruido, ya que los fondos lo que quieren es trabajar con opacidad¡±, describe Oteyza. El objetivo de su movilizaci¨®n, contin¨²a Alfonso, es que se viera ¡°la finalidad especulativa de la compra del bloque para la construcci¨®n de viviendas de lujo o de uso tur¨ªstico¡±. Sin embargo, tras dos meses de lucha, no consiguieron frenar la compra. ¡°Una vez m¨¢s, David venci¨® a Goliath¡±, se lamenta Oteyza.
A partir de ah¨ª, los vecinos, unidos en su causa, intentaron negociar colectivamente y ofrecieron a Elix ¡°mismos contratos y mismas condiciones¡± para todos. ¡°Elix lo ¨²nico que quer¨ªa era echarnos¡±, zanja S¨¢nchez. Adem¨¢s, denuncian que la Socimi se ha dirigido de forma individual a algunos inquilinos, situaci¨®n que confirman fuentes de la compa?¨ªa. ¡°A algunos han conseguido intimidarlos con las obras y se han ido con indemnizaciones de 3.000 a 9.000 euros¡±, asegura S¨¢nchez. ¡°Miseria y migajas¡±, ahonda Alfonso. ¡°En una de las ¨²ltimas reuniones que tuvimos con ellos, nos dijeron que ¡®ten¨ªan dinero por castigo¡¯, pero nosotros necesitamos una alternativa habitacional¡±, argumenta.
Un a?o de incertidumbre tras a?os de estabilidad
Pasar un a?o con la incertidumbre de que cada d¨ªa en tu casa puede ser el ¨²ltimo, ha sido lo habitual durante el ¨²ltimo a?o en Tribulete, 7.
As¨ª lo describe S¨¢nchez: ¡°He tenido bastante ansiedad e incluso he estado medicado por este tema. Cuando me lleg¨® el burofax me puse muy mal. He pasado un mal verano, porque hab¨ªa mucha incertidumbre, no se sab¨ªa qu¨¦ iba a pasar¡±.
Antonia, que tiene contrato hasta 2026, tambi¨¦n afirma que ha sido un shock: ¡°He pasado de tener ganas de estabilidad, de estar contenta en mi barrio y mi trabajo ¡ a decir, ¡®y ahora, ?qu¨¦?¡¯, tienes 57 a?os y reinv¨¦ntate con lo que ha cambiado el mercado inmobiliario en los ¨²ltimos 11 meses, ?a d¨®nde voy?¡±.
Oteyza y su familia tienen claro que quieren seguir viviendo en Lavapi¨¦s. ¡°Mi pareja y yo trabajamos. Nuestros hijos de uno y tres a?os est¨¢n en la educaci¨®n p¨²blica en Lavapi¨¦s. A mitad de curso, cambiar de centro supone para el mayor dejar todos sus v¨ªnculos y para nosotros tambi¨¦n, porque tenemos una vida creada con amigos y los comerciantes de la calle¡±. Para su familia, irse a otra vivienda en el mismo barrio es una quimera. ¡°Encontrar una vivienda con dos habitaciones en Lavapi¨¦s ahora mismo supera los 1.500 euros. Es el doble de lo que estamos pagando y no nos lo podemos permitir¡±, explica.
Un a?o despu¨¦s del inicio del cautiverio inmobiliario, estos vecinos de Tribulete, 7 no se han movido ni un ¨¢pice de su postura inicial. Resistir¨¢n, dicen, hasta el final. O hasta que consigan que Elix les ofrezca una contrapartida acorde a lo que ellos creen que valen los hogares donde llevan toda la vida.
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