Dead Capo, jazz por la tangente
En su m¨²sica caben todos los juegos menos el de las etiquetas. Presentan hoy su esperado segundo disco
Dead Capo mantiene una cadencia particular. Con 13 a?os en activo, solo ahora este cuarteto madrile?o publica su segundo ¨¢lbum, Sale (Lovemonk), que est¨¢n presentando con conciertos rompedores. Sus miembros viven existencias demasiado repletas para detenerse y hacerse la foto de familia, ¡°que eso es finalmente un disco, el retrato de un momento en la vida de un grupo¡±.
Cada uno tiene sus compromisos laborales, explican el guitarrista Javier Ad¨¢n y el contrabajista Javier D¨ªez-Ena. Hasta hace poco, contaban con un tercer Javier, el gran Javier Gallego, que dej¨® las baquetas para centrarse en Carne cruda, su famoso programa de Radio 3. Pero eso es historia, puntualizan: est¨¢n muy contentos con su nuevo baterista, Santiago Rapallo.
Dead Capo desarrolla un intenso ritmo creativo. En festivales de cine, pueden interpretar un repertorio de bandas sonoras, una querencia de la que quedan rastros en sus discos (como la versi¨®n del tema principal de la comedia Atraco a las tres, publicada en un single). Tambi¨¦n han viajado a Ad¨ªs Abeba, capital de Etiop¨ªa, potente referencia musical en los ¨²ltimos tiempos.
Aqu¨ª entramos en el juego de las etiquetas. Juego mortal cuando, caso de Dead Capo, se carece de una definici¨®n clara: ¡°En el mundo del jazz espa?ol, lo tienen claro. Consideran que no somos de los suyos. Fuera, es diferente¡±.
No es cuesti¨®n menor: la percepci¨®n determina la demanda y, en muchos casos, la naturaleza de la recepci¨®n de los oyentes. Dead Capo prefiere un jazz contaminado por otras corrientes sonoras, desde el surf instrumental a elementos africanos. Y man¨ªas particulares, como los scores de los dibujos animados: una de las cumbres de Sale es la reinvenci¨®n de la sinton¨ªa de Fat Dog Mendoza, delirante serie de breve recorrido. Tambi¨¦n hay una atracci¨®n por los ambientes del cine negro, evidenciada por su tratamiento de Blade runner.
Reconocen como iluminaci¨®n el planteamiento de los Lounge Lizards, propuesta neoyorquina nacida en 1978: ¡°Esa idea de John Lurie de autodenominarse fake jazz (jazz falsificado) puede dar lugar a malentendidos pero s¨ª que revela una voluntad de escapar de las servidumbres del circuito del jazz¡±. Aunque, ojo, ellos est¨¦n en la tradici¨®n del jazz anguloso y palpitante: la sombra de Thelonius Monk se espesa con una lectura de su Well you needn¡¯t y un tema propio humor¨ªsticamente titulado Monkatis revisited.
Sus temas son concentrados donde cabe esperar giros, acelerones, tangentes que se alejan del punto de partida. Y la actitud es insurgente. En 2004, formaron parte de aquella expedici¨®n mendicante de artistas de SGAE y AIE que visitaron a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Contaron la aventura en un reportaje implacable, Moncloa Sound System, que rebot¨® por todos los rincones de la Red, causando consternaci¨®n entre los padres de la iniciativa, Teddy Bautista y Luis Cobos.
Aquello fue un parip¨¦, recuerdan. Pero ¡°ahora andamos peor. Antes hab¨ªa ayudas para acudir a esas ferias profesionales que atraen a los programadores de locales y festivales; se trataba de impulsar la exportaci¨®n de productos culturales, no debe confundirse con subvenciones, que esas son exclusivas del teatro, el cine o la m¨²sica cl¨¢sica¡±.
Dead Capo presenta Sale en El Sol (Jardines, 3) hoy a las 22.30.
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