Madrile?os alegres sumidos en la pobreza

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel D¨ªaz Ayuso, viaj¨® la semana pasada a Lima (Per¨²), gracias a la invitaci¨®n de su alcalde, el ultraconservador Rafael L¨®pez Aliaga. Ayuso visit¨® el Asentamiento Humano Juan Pablo II, homenaje¨® al conquistador extreme?o Pizarro, acudi¨® a la exposici¨®n del Museo Pedro de Osma, prob¨® ¨Desperemos¨D algunas de las delicias culinarias peruanas y adem¨¢s, solt¨® alguna que otra perla: ¡°No hay m¨¢s que ver este lugar donde hay poblaci¨®n que est¨¢ sumida en la pobreza y, sin embargo, es alegre¡±.

Qu¨¦ grandioso mensaje, ?verdad? La actitud es lo m¨¢s importante. Los madrile?os podr¨ªamos aprender un poco m¨¢s de las palabras de nuestra presidenta y hacer un esfuerzo por mantener una actitud positiva frente a las adversidades. Propongo que los familiares de los 7291 mayores que murieron en las residencias de Madrid hagan una conga desde Legazpi hasta Chamber¨ª vestidos con pelucas de colores y matasuegras. Que las casi 2.000 personas sin hogar organicen unas jornadas de contar chistes de manera ininterrumpida en la Puerta del Sol para todos aquellos (turistas incluidos) que est¨¦n tristes.

Que los j¨®venes de entre 19 y 29 a?os que tengan pensamientos suicidas se tumben, de viernes a domingo, en la plaza Mayor con las cabezas puestas en las barrigas de sus compa?eros e inicien as¨ª un taller de risoterapia. Que todos aquellos que no puedan pagar el alquiler de una vivienda digna en Madrid se construyan casas-¨¢rbol en los ¨¢rboles que Almeida todav¨ªa no haya talado, ?y que bailen los pobres! ?Que celebren los miserables!

Yo ya he empezado a poner en pr¨¢ctica todo esto. A los vecinos amenazados de desahucio, les digo ¡°hey, se os ha ca¨ªdo la sonrisa¡± y se parten la caja; a mi padre, que tiene c¨¢ncer de colon con met¨¢stasis en el h¨ªgado y que lleva varios meses con mucho dolor, pero sin cita m¨¦dica hasta febrero, le hago el truco de la moneda en la oreja y el t¨ªo da volteretas por el suelo; y a la se?ora que pide en la puerta del supermercado de mi barrio le escondo a veces el sombrero donde recoge las monedas porque a ella y a todo el mundo que pasa por ah¨ª le divierte mucho. Hacen chascarrillos y se pasan el d¨ªa que si ¡°jaja¡±, ¡°jiji¡±, ¡°jojo¡±, que si ¡°me mondo lirondo¡±, que si ¡°qu¨¦ risa Mar¨ªa Luisa¡±. Bueno, se forma a veces tal jolgorio, ?que aquello parece Per¨²!

Al final, lo que pasa, es que una no debe enfadarse con lo inevitable: que te cague un p¨¢jaro, que pises un charco, que la familia de Ayuso se lucre a trav¨¦s de sus negocios sanitarios o que el juez Hurtado tome ciertas decisiones que favorezcan siempre al Partido Popular (recordemos que, entre otras cosas, fue el ¨²nico que se opuso a que M.Rajoy fuese a declarar como testigo en el proceso sobre el caso G¨¹rtel e hizo todo lo posible para intentar salvar al PP de la condena).

Pensando en la felicidad de nuestra querida presidenta, entiendo que pueda ser dif¨ªcil llevar una vida alegre mientras ella y los suyos intentan ganar cada vez m¨¢s dinero a costa de la salud p¨²blica. Problemas de ricos. Por eso, cada vez que hace un chiste, cada vez que dice ¡°me gusta la fruta¡± o ¡°no hay pan para tanto chorizo¡±, admiro sus ganas y su esfuerzo en intentar borrar la enorme carga de conciencia que debe de tener. Ayuso, en realidad, tiene que estar triste: ¡°Sumida en el poder y la riqueza y, sin embargo, tan desdichada¡±.