?Cumplea?os feliz?
Sin ataduras culturales restrictivas, el 15-M ha hablado de cosas hasta hace poco tuteladas, como la violencia
El 15-M ha supuesto una revoluci¨®n cultural. Y no, precisamente, del tipo escritor-atado-a-una-oliveti-rodeado-de-chinos-tir¨¢ndole-boniatos. La cultura hegem¨®nica en los ¨²ltimos 35 a?os, sin desaparecer, se ha visto desbordada. Los mecanismos culturales que marcaban los l¨ªmites de lo posible y otorgaban a cualquier producto cultural la responsabilidad de colaborar en la estabilidad de la democracia espa?ola, no han estado al quite. Por lo que la democracia espa?ola se ha tenido que explicar a s¨ª misma, sola, a pelo y sin ayudas.
Resultados: a) un jefe de Estado ha pedido disculpas por el detalle m¨¢s anecd¨®tico de su comportamiento en el ¨²ltimo a?o, en el que la Casa Real, desprovista de mecanismos culturales de autocensura, ha sido tratada con tramos amplios de normalidad informativa. b) Se ha sabido m¨¢s sobre el funcionamiento de las instituciones ¡ªex: la Diputaci¨®n¡ª, y sobre la cultura de lo p¨²blico que las impregna. Los Gobiernos que han iniciado el cambio estructural del Estado c) no han podido utilizar, en el trance, conceptos como democracia ¡ªuna palabra cuyo campo sem¨¢ntico hasta ahora era gestionado por los Gobiernos¡ª. d) Los Gobiernos no han dado muestras de iniciativas independientes del sistema financiero, confirmando la crisis de representatividad que propuso el 15-M.
Sin ataduras culturales restrictivas, el 15-M ¡ªacampadas, asambleas, desayunos, cenas de matrimonios¡ª ha hablado de cosas hasta hace poco tuteladas por fuertes marcos culturales, por ejemplo, de la violencia. Un movimiento hegem¨®nicamente no violento ha verbalizado diversas violencias: econ¨®micas, sociales, bancarias ¡ªcomo la estafa o el desahucio¡ª financieras, policiales, judiciales, informativas, gubernamentales. Y, en lo que es un lujo intelectual, ha verbalizado un doble proceso violento. A saber: la degradaci¨®n ¡ª?desaparici¨®n?¡ª del Estado de bienestar, la forma de la democracia en Europa. Es decir, la desaparici¨®n tambi¨¦n de la democracia. Dos conceptos insostenibles por la evaporaci¨®n efectiva del IRPF, que antes garantizaba el bienestar, la democracia y el reparto de la riqueza, y que ahora es una broma anual solo para asalariados. Y todo ello sin colaboraci¨®n de partidos.
A saber: las izquierdas en general no han tomado nota de la gravedad de las denuncias del 15-M. La socialdemocracia no ha tomado nota ¡ªen absoluto¡ª del programa del 15-M, un movimiento aparentemente libertario ¡ªhorizontal, sin l¨ªderes¡ª, pero cuyo programa primigenio es socialdem¨®crata. Los partidos independentistas han jugado por el Estado propio como soluci¨®n, sin explicar por qu¨¦ Grecia, Italia o Espa?a ¡ªotros Estados propios¡ª, no han sido su propia soluci¨®n. Los dos partidos gubernamentales, a su vez, han perdido el prestigio cultural inherente en el cargo, y parece ser que, tras la obra realizada, no abandonar¨¢n el poder al estilo de Guardiola. Incluso ¡ªel 15-M trabaja para ello¡ª, es posible que su actuaci¨®n contra el bienestar y la democracia pueda llegar a ser juzgada en su d¨ªa, en lo que es una presi¨®n nueva para los gobernantes.
En este a?o en el que el 15-M ha formulado su indignaci¨®n inicial a trav¨¦s de un punto de vista, de un an¨¢lisis organizado de la ¨¦poca, el Estado tambi¨¦n se ha formulado. En Barcelona, el punto en el que se empez¨® a recortar el bienestar/la democracia, se ha ensayado la restricci¨®n de derechos ¡ªa¨²n hay una sindicalista encarcelada por cargos que hace un a?o habr¨ªa provocado risa fuera de Euskadi¡ª, cierta e inquietante violencia policial desordenada y la ampliaci¨®n del campo sem¨¢ntico delictivo, que se propone ampliar hasta el concepto mismo de resistencia pac¨ªfica. En un a?o, el Estado ha llegado, en fin, a su pen¨²ltima casilla: la de restringir derechos y pegar.
S¨ª, el del 15-M posiblemente es un cumplea?os feliz. M¨¢s que el pr¨®ximo, cuando los (dos) Gobiernos ya hayan decidido definitivamente escuchar o seguir con sus recortes sociales y pol¨ªticos. Algo que implicar¨¢ ¡ªya lo implica¡ª, socorro, represi¨®n.
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