El confederalismo como pretexto
Si los convergentes se hiciesen abstemios, Duran Lleida propondr¨ªa a Uni¨® Democr¨¤tica darse a la bebida
Hubo un tiempo que va resultando lejano ¡ªaunque por entonces Josep Antoni Duran Lleida ya era presidente del comit¨¦ de gobierno de Uni¨® Democr¨¤tica de Catalunya¡ª en que los congresos del hist¨®rico partido democristiano inclu¨ªan, casi como si se tratase de un elemento lit¨²rgico, una buena porci¨®n de minutos dedicados a despotricar y a quejarse de Converg¨¨ncia Democr¨¢tica. Tengo ante m¨ª, por ejemplo, el texto del informe de gesti¨®n que Duran Lleida present¨® al 18? congreso de UDC, celebrado en junio de 1992, 20 a?os atr¨¢s. De ese documento, no menos de una decena de apretados folios recogen y subrayan los ¡°graves inconvenientes¡± que la entonces coalici¨®n con CDC ten¨ªa para ¡°la necesaria proyecci¨®n de Uni¨®¡±, y los incontables agravios locales que el socio mayoritario de CiU le hab¨ªa infligido al minoritario con ocasi¨®n de las elecciones municipales de 1991, y las en¨¦rgicas protestas del equipo de Duran, y la severa advertencia de que no iban a permitir que algo as¨ª ¡°ocurriese nunca m¨¢s¡±.
Seguramente sin esta actitud pugnaz, sin este prurito de escenificar e incluso ritualizar las diferencias entre UDC y CDC, el pez grande hubiera acabado comi¨¦ndose al chico. Es muy probable que, de haber seguido al tim¨®n de Uni¨® aquellos benem¨¦ritos militantes, aquellos pol¨ªticos amateurs que lo empu?aron tras la espantada de Anton Ca?ellas en 1978, la sigla democristiana se hubiese visto fagocitada por Converg¨¨ncia o diluida en el magma pujolista. Pero apareci¨® Duran Lleida, un profesional de la pol¨ªtica que ha sabido administrar con mano maestra la estrategia de la tensi¨®n entre los dos socios y ganar para s¨ª y los suyos importantes cuotas tanto de poder como de visibilidad. He aqu¨ª la doble raz¨®n de que el de Alcampell gane los congresos de Uni¨® con el 80% de apoyo, mientras que entre las bases de Converg¨¨ncia goza de tan pocas simpat¨ªas.
Pero las t¨¢cticas y las circunstancias evolucionan, y el tiempo de agitar contra Converg¨¨ncia agravios electorales ya ha pasado; de hecho, Duran asegur¨® en Sitges que el trato de Artur Mas a Uni¨® era el mejor en toda la historia de la pareja pol¨ªtica CDC-UDC. Sin embargo, persisten la necesidad estrat¨¦gica de marcar perfil propio, la voluntad de distinguirse siempre de los convergentes. Es aqu¨ª donde, a mi juicio, cabe situar el debate entre independentismo y confederalismo.
Si lo que se celebr¨® el pasado fin de semana en la Blanca Subur hubiera sido un simposio de polit¨®logos y constitucionalistas, una intensa discusi¨®n acad¨¦mica en torno a los conceptos te¨®ricos de independencia y confederaci¨®n habr¨ªa sido pertinente. Pero fue el congreso de un partido pol¨ªtico, y no precisamente de uno instalado en el utopismo testimonial. Desde el terreno de la pol¨ªtica real de ahora mismo, ?resulta m¨¢s pragm¨¢tica, m¨¢s alcanzable, menos rupturista una Espa?a confederal que una Catalu?a independiente? No hay confederaci¨®n posible si las partes a confederar no han ejercido primero su derecho a la autodeterminaci¨®n y han alcanzado el estatus de Estados soberanos. El se?or Duran Lleida, que acumula casi 20 a?os de diputado en Madrid y conoce bien la pol¨ªtica espa?ola, ?cree que esos prerrequisitos son m¨¢s f¨¢ciles de admitir por parte del sistema pol¨ªtico estatal, m¨¢s digeribles que la aceptaci¨®n de una eventual secesi¨®n catalana? Hemos comprobado dos veces (en 1931 y ahora) que no hay allende los Monegros ni un federalista de verdad, ?y vamos a ponernos a buscar confederalistas?
A d¨ªa de hoy, y a cuatro a?os vista, contraponer en el debate pol¨ªtico catal¨¢n la confederaci¨®n y la independencia es tanto como ¡ªya me disculpar¨¢n la expresi¨®n cuartelera¡ª cog¨¦rsela con papel de fumar. Dado que J. A. Duran no es ni un petimetre ni un fil¨®sofo bizantino, solo cabe entender ese s¨²bito fervor confederalista como un artefacto t¨¢ctico para refrendar su propia hegemon¨ªa dentro de UDC (ya que Vila d¡¯Abadal tom¨® la bandera independentista¡) y, sobre todo, para diferenciarse una vez m¨¢s de Converg¨¨ncia. Si los convergentes se hiciesen abstemios, Duran propondr¨ªa a Uni¨® darse a la bebida.
[PIEPAG]<CF1054>Joan B. Culla i Clar¨¤</CF> es historiador. [/PIEPAG]<TB>
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