¡®Bully¡¯, la narizona
La elefanta es tranquila, obediente y ha sido bien acogida por sus dos compa?eras del zoo de Barcelona
?C¨®mo diferenciar a Bully, la nueva elefanta del zoo de Barcelona, de sus otras dos compa?eras? Pistas para el reto morfol¨®gico: le falta el colmillo izquierdo ¡ªun defecto cong¨¦nito¡ª y es la m¨¢s narizona. No es que su trompa sea m¨¢s grande, sino que la base de donde se desprende es m¨¢s prominente. Ayer unos 30 periodistas, c¨¢maras y fot¨®grafos hicieron el papel de cobayas para medir la reacci¨®n de la paquiderma ante los grupos de visitantes. Prueba superada, seg¨²n Conrad Ense?at, veterinario y conservador de mam¨ªferos del centro. Se espera que en ¡°pr¨®ximos d¨ªas¡± los visitantes puedan acercarse, pero ya se le puede ver a la distancia.
La identificaci¨®n tambi¨¦n se puede hacer por descarte. Susi tiene un agujero en la oreja y Yoyo la tiene doblada. Estos primeros meses el juego de diferenciarla ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil, ya que las antiguas vecinas y la reci¨¦n llegada est¨¢n en sitios separados dentro de la misma instalaci¨®n. El jueves, el primer d¨ªa de convivencia, ya estrecharon trompas entre la reja que las separa en el dormitorio, seg¨²n explic¨® Ense?at, y el recibimiento ha sido cordial. Yoyo, en su papel de dominante, fue la que tom¨® la iniciativa en los primeros acercamientos. Haciendo futurolog¨ªa, el veterinario cree que Bully estar¨¢ en la base de la pir¨¢mide del matriarcado.
Los elefantes son transparentes a la hora de mostrar su desagrado: mueven las orejas furiosamente y el ruido es considerable. ¡°Ha habido menos confrontaci¨®n que cuando lleg¨® Yoyo¡±, asegur¨® el conservador, un indicio de que el proceso de integraci¨®n del grupo tal vez sea m¨¢s r¨¢pido.
Bully y sus dos cuidadores de turno, Albert y Pilar, hicieron ayer una gala de su entrenamiento. ¡°Lift¡±, dec¨ªa el chico, mientras pon¨ªa en la frente de la elefanta un bast¨®n con una bola de caucho. El animal autom¨¢ticamente subi¨® su inmensa pata ¡ªsoporta 3.500 kilos y tres metros de altura¡ª y la puso sobre la reja de protecci¨®n. En recompensa recibi¨® pedazos zanahoria, manzana y cacahuetes. Desde la distancia, unas relajadas Susi y Yoyo elevaban sus trompas, como grandes periscopios, para cotillear que pasaba en la instalaci¨®n de al lado.
?Para cu¨¢ndo el elefante macho? Habr¨¢ que esperar que se ampl¨ªe el espacio y el visto bueno del Programa Europeo de Reproducci¨®n. UxB pidi¨® ayer al Zoo un dictamen avalado por la comunidad cient¨ªfica internacional para determinar la conveniencia de traer m¨¢s paquidermos. Adem¨¢s de su amor a los animales, Jordi Portabella ya tiene suficientes elefantes (blaus) cerca.
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