Caiga quien caiga
Hoy tengo reuni¨®n con Las Sustitutas. Es una compa?¨ªa de teatro. Mi compa?¨ªa de teatro. Bueno, no es que sea m¨ªa, s¨®lo formo parte de ella. Ustedes ya me entienden. Les voy a contar su historia.
Hace m¨¢s de cuatro a?os, una amiga y compa?era actriz me llam¨® para hacerme una propuesta. Quer¨ªa que me uniera a un grupo de doce actrices que estaban montando una compa?¨ªa de teatro un poco peculiar. Como la mayor¨ªa de nosotras ten¨ªamos unas carreras relativamente activas, se trataba de formar una compa?¨ªa en la que las actrices pudi¨¦ramos sustitu¨ªrnos unas a otras permanentemente, en funci¨®n de las obligaciones laborales de cada cual. Nos llamar¨ªamos as¨ª, Las Sustitutas. Acept¨¦ inmediatamente. La idea era preciosa y el resto de actrices, buen¨ªsimas.
Durante meses nos reunimos para trabajar nosotras solas, sin director, ni guionista, ni nada. Nos junt¨¢bamos en nuestras propias casas para probar cosas, en horarios imposibles, sin cobrar un euro. Muchas lleg¨¢bamos destrozadas a los ensayos, despu¨¦s de trabajar diez o doce horas en rodajes o series o lo que fuera. Pero no fall¨¢bamos: ah¨ª est¨¢bamos como un clavo y con la sonrisa en la cara. Est¨¢bamos haciendo lo que nos gustaba y cre¨ªamos en nuestro proyecto. Despu¨¦s de un a?o, reunimos a un grupo de directores y guionistas para mostrarles lo que ten¨ªamos. La idea de tener a trece mujeres en un escenario les sedujo, les pareci¨® poderosa. Se ofrecieron a escribir para nosotras y uno de ellos incluso empez¨® a dirigirnos. Todo gratis. Nadie cobraba.
Hoy tengo reuni¨®n con Las Sustitutas. Iremos todas, las seis. Es una reuni¨®n de emergencia. El grupo corre el riesgo de extinguirse y hay que tomar decisiones inmediatas. La llama se ha ido apagando, el proceso se ha dilatado demasiado y muchas compa?eras se han ido quedando en el camino. Una l¨¢stima, y de las gordas. Justo ahora. Estamos viviendo un momento irrepetible, una oportunidad ¨²nica, porque precisamente una de las pocas cosas buenas que ha conseguido la crisis es que los artistas se sientan m¨¢s libres. La escasez ha dado alas y la desesperaci¨®n ha concedido permisos. Como el cine espa?ol ya no da trabajo y las series est¨¢n congeladas, el teatro se ha convertido en el reducto en el que todos buscan el aire que les falta. Y no hablo de grandes auditorios. Las peque?as salas alternativas de teatro se est¨¢n llenando con los remanentes de talento, incluso con grandes nombres. Ahora se hace teatro en cualquier sitio: se estrenan obras en peluquer¨ªas y hasta algunas casas de la portera se han convertido en salas. Se cita al p¨²blico en los sitios m¨¢s rocambolescos. ?Y el p¨²blico acude!
Es curioso, pero la cultura siempre se las ingenia para asomar por entre las grietas. Espero que Las Sustitutas, tambi¨¦n. Caiga quien caiga.
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